miércoles, noviembre 6, 2024

«El hacer cómic es un intentar ver al otro»: Miguel Vallejo

Miguel Ángel Vallejo (Soacha, Cundinamarca, 1993) es un Comunicador Gráfico, ilustrador y dibujante de historietas con un estilo vibrante, donde gravita la denuncia social, los temas políticos, representaciones a su territorio (rural y urbano) y, a símbolos religiosos. En el 2014, Miguel Vallejo o Gusanillo de tierra como también se le conoce, junto con Fredy Ramos, creó El colectivo de historietas Carajo, un proyecto universitario de narraciones gráficas, que continuarían después de graduarse, en el cual exponen temas históricos y culturales del municipio de Soacha a través del dibujo y la historieta.

Gusanillo ha publicado sus historietas en el diario El Espectador, el Globoscopio, Rocco, en la Antología de Historietas del colectivo 4mesas y muchas otras más. En 2018 ganó un accésit en el II Premio de Novela Gráfica de Ciudades Iberoamericanas con la historieta Basuras que será publicada en 2021 por Cohete cómics. Además en 2019 participó en el 45 Salón Nacional de Artistas en el proyecto Arquitecturas Narrativas, un espacio en el que participaron dibujantes de historietas como: Paola Gaviria (Power Paola), Ronald Wimberly, Aidan Koch, Luis Tobon (Luto) entre otros. En su intervención Gusanillo improvisó, con líneas sobre el papel, rompiendo la página en distintas figuras geométricas.

Hablamos con él sobre su trabajo, influencias y referencias, algunos proyectos futuros y cercanos y sus opiniones sobre la historieta colombiana.

Portada y detalle interior de Revista Carajo No 6, Miguel Vallejo (Gusanillo).

Su trabajo gráfico es muy amplio, y no se ha visto limitado por la publicación formal de un libro con una editorial en específico. Una de las partes que lo integran, las cuales son muchas, es el trabajo que ha realizado en El colectivo de historietas Carajo del cual usted es cofundador ¿Cómo nació este colectivo? ¿Cuál es su función creativa?

El colectivo Carajo nace en 2014 en la Universidad Minuto de Dios, andaba estudiando Comunicación Gráfica, y junto con Fredy Ramos, un compañero de la carrera, queríamos tener un espacio para contar nuestras historias, así fue creciendo y la gente venía y se iba; luego con el paso por la nacional se robusteció con el trabajo de colegas como Sebastián Escudero, entre otros. La función principal del colectivo era la producción de antologías, ahora ha mutado de nuevo y se perfila como una futura editorial independiente bajo el nombre de Historietas Carajo.

Un viñeta sobre la MINGA, 2020. Miguel Ángel Vallejo (Gusanillo)

Contrario a lo que sucede con los escritores de literatura, muchos de los historietitas de la capital viven fuera de ciertas zonas privilegiadas, lo que les permite ver y relatar otras situaciones en sus historietas. En su caso, usted es políticamente activo, algo que puede leerse en sus denuncias, pero también en las formas de representación de Soacha, el territorio que habita ¿De qué maneras vincula su lugar con las narraciones gráficas?

El pensarse la historieta como un espacio de expresión personal no puede ser ajeno a lo que pasa a nuestro alrededor, por lo que creo que era inevitable hablar de Soacha y de temas como el movimiento estudiantil y el Paro Nacional. La manera en la que uno crea historias está basada en lo que uno conoce; yo crecí en Soacha, por lo que su gente, las calles, la fauna local, son la base con la cual puedo imaginar mundos nuevos, que de cierta forma son un sueño sobre el territorio, como me imagino que es, como creo que podría llegar a ser. 

Una viñeta sobre los infinitos abusos de la Policía en Colombia. Miguel Vallejo (Gusanillo).

Sin embargo, usted también ubica sus historietas en zonas rurales, fincas, lugares imaginados ¿A qué se debe esto?

El primer impulso, cuando más pequeño, que me llevó a hacer historietas fue la sensación de libertad que supone el cómic, el poder tener, a la mano, todos los personajes, vestuario, sonidos, diálogos, y en este caso locaciones que pudiera desear para contar una historia. La idea de poder viajar a lugares remotos, desconocidos, o aun inexistentes, es una de las partes más emocionantes del trabajo historietístico. Teniendo en cuenta también que la locación, el lugar donde ocurre la historia, que funge a su vez como un personaje, es de suma importancia y brinda nuevas posibilidades y nuevos matices a lo que se quiere narrar. Es una buena idea probar lugares nuevos, desde la visita hasta la imaginación para encontrar nuevas historias y para hallar también nuevas maneras de narrar las mismas.

Viñeta autobiográfica, Miguel Vallejo (Gusanillo).

Siguiendo esa idea, usted ganó en 2018 un accésit en el II Premio de Novela Gráfica de Ciudades Iberoamericanas con la historieta Basura ¿Nos podría contar algunos detalles sobre este trabajo? ¿Cuándo saldrá publicado?

Si, fue una sorpresa enorme y una gran alegría. Basura ocurre en el centro de Bogotá. Lugares como San Victorino siempre me han llamado la atención a la vez que me han causado miedo, porque están muy vivos, siempre en movimiento, son pequeños ecosistemas tormentosos en donde pasan muchas cosas y en donde vive gente muy interesante. Por lo que la premisa de la historia es hacer un recorrido por el lugar, desde un personaje habitante de calle, muy desde la ficción.

Fue un trabajo hecho pensando en el ritmo del lugar, siempre rápido y violento, por lo que se dibujó en tinta directamente, velozmente, nerviosamente; el libro está casi listo, y saldrá pronto con Cohete Cómics.

Portada No 4, de la edición silente Revista Carajo. Miguel Vallejo (Gusanillo).

Pasemos a su estilo, en sus historietas pueden verse en muchas dimensiones; de Tardi a Moebius, Sfar, incluso el Trondheim de la Mazmorra, no sé si acierto con esto. En esa vía ¿Cuáles son sus referencias en historietas y las gráficas por supuesto?

Jajaja, les ha atinado a todos, en efecto, estos autores franceses han sido súper importantes para mí (y bueno, para todo el mundo) junto a ellos podríamos poner a muchos otros, a Gipi, a Jaime Hernández, a Chris Ware, en fin. Considero que todo con lo que uno se cruza se vuelve un referente, las calles de mi barrio, la gente que he podido conocer, los sueños que poco recuerdo al despertarme, todo forma parte del imaginario del que uno toma para crear.

Creo que un buen referente siempre es el que le abre a uno nuevos horizontes, el que le muestra a uno que, con la imagen, con la palabra, se pueden hacer cosas que uno nunca hubiera imaginado. Pensar en el temblor de José Muñoz; en la alegría polícroma de Lorena Alvarez; en la humana picaresca de Watterson; en la fruición pictórica de Baudoin; en la académica calidez de Pablo Guerra; en el misterioso movimiento de Jason; en la entrañable línea de Eleanor Davis, el descubrimiento alegre de Lynda Barry. No hay espacio para todas las cosas hermosas que hay, debería hacer un libro sobre eso, para poder hablar de las películas de Kurosawa y de Wong Kar Wai, la palabra de Chesterton y de Tomás Carrasquilla, la música de Parker y Pearl Jam, las manos de mi madre, la espalda de mi padre, las sienes de mi hermana y la risa de Martín.

Viñeta autobiográfica, Miguel Vallejo (Gusanillo.

Una de sus últimas publicaciones es Sueños Pictóricos, una antología de historietas con líneas que se mueven entre la fantasía, la alucinación y la realidad inmediata, pasadas todas por tono fresco y divertido ¿Se siente más cómodo contando pequeñas historias?

No especialmente, me gusta contar historias cortas, pero la profundidad que se puede lograr con una historia de largo aliento me llama más la atención. Ambas extensiones (y las intermedias también) tienen sus posibilidades, y es rico poder explotar ambas, porque con una historia corta se puede simplemente crear una sensación, un sabor que se deja libre, sin necesidad de decir más. Mas con las historias largas se pueden explorar los personajes, ver cómo están vivos y crecen y se alocan y tratan de matarse entre ellos para luego intentar perdonarse y vivir juntos (o no); igual también es parte del proceso, de ver qué aspectos del cómic quiere uno explorar en el momento y que retos desea enfrentar.

Son muy contundentes sus personajes, por la factura, pero además porque van de lo antropomórfico a los seres mágicos; marimondas, ogros, de los animales a los humanos ¿Qué elementos son importantes para el diseño de sus personajes? ¿De dónde sustrae ideas para crearlos?

De la gente, yo no salgo mucho, de hecho interactuó con pocas personas. Pero cuando tengo la oportunidad de estar cerca de alguien intento fijarme en cómo actúa, como dice las cosas, y en las cosas que no dice. El ser humano es lo más interesante, tanto brutal como virtuoso, y es precisamente en esa profundidad que se encuentran los personajes. Podríamos afirmar incluso que creamos personajes en honor del ser humano, en función de celebrar que existimos, que estamos vivos. El hacer cómics es una celebración de la vida.

En cuanto a los elementos importantes, para mí lo principal es que se sienta vivo, que no le diga yo lo que tiene que hacer, sino que lo haga ella misma, el mismo; es un ejercicio extraño, porque estamos hablando de personas imaginarias, pero creo que se basa en la percepción del otro, en el tener en mente a alguien, y si uno lo conoce puede suponer como va a actuar, y con base en esa suposición el personaje también puede sorprenderlo a uno. Uno de los elementos más interesantes de este ejercicio es que para poder tener un grupo de personajes interesantes y que generen una historia, todos deben ser diferentes. Es decir, que incluso en la autobiografía, se deben tener muchos personajes distintos a uno. El hacer cómic es un intentar ver al otro, es un ejercicio de empatía.

Portada «Emok y el lobo», Miguel Vallejo (Gusanillo).

Tiene usted historietas a una sola tinta, y otras con acuarelas. Ambos son territorios que domina muy bien, sin excesos de detalles pero con un carácter muy vital, muy expresivo ¿Qué incide en la utilización del color o no?

Si bien se tienen que tener en cuenta las limitaciones de reproducción, la elección del color o la tinta van, para mí, desde la concepción de la historia. El blanco y negro tiene mucha fuerza, incluso más que el color en algunos casos, por lo que depende de cómo vea la historia en mi cabeza. En algunos momentos he hecho historias pensadas a blanco y negro, y luego pensado en aplicarles color para que se vean más atractivas, pero me ha sido imposible, porque ya la había imaginado a blanco y negro. En cuanto al color, tiene muchas posibilidades, hasta ahora lo estoy explorando y la manera en la que se potencia una historia pensada y narrada desde el color, es increíble, supone una percepción distinta, el color como elemento narrativo (no como decoración) es una parte más de las muchas herramientas de la historieta, que bien usada puede ser tan potente como el blanco y negro.

Ilustración, Miguel Vallejo (Gusanillo).

Hay otro aspecto llamativo en su trabajo como historietista y es lo textual, las palabras, lo que dicen o se leen es la conversaciones, que está desprovisto de una asepsia o de una regulación, algo que le da mucha vida a sus narraciones gráficas, mucho carácter ¿Cuáles son las fuentes para trabajar este lado de sus historietas?

En ese aspecto es un ejercicio similar al de la creación de los personajes, es el intentar narrar desde distintas voces. Intento que los personajes se sientan cómodos, que utilicen sus propias palabras, por eso, al escribir la historia al principio se sienten raros, porque no los conozco, pero mediante avanzan las páginas los voy viendo y se van haciendo más familiares, voy entendiendo como hablan, y ya de ahí en adelante se van solos ¡y no hay quien los calle!

Ilustración, Miguel Vallejo (Gusanillo).

Otra de sus historietas más conocidas es Emok y el lobo, la historia de un extraño sacerdote barrial, pero no es la única historieta de este tipo ¿Por qué le interesa narrar figuras santas, ceremonias, sacerdotes y demás?

La iglesia católica ha sido para mí una gran fuente de inspiración. Como diría Chesterton, con las historias de la iglesia tendríamos para narrar toda la vida y no se nos acabarían nunca. Y esto es porque la fe es un espacio en donde el ser humano no se queda quieto, no se queda como está, sino que cambia, es capaz de proezas increíbles, de sacrificios impensables si se esfuerza, y si se descuida es tanto así capaz de las atrocidades más espantosas. Es un espacio donde el valor, la virtud y la lucha hallan un nuevo significado, en donde la vida humana, a la luz de la eternidad encuentra un nuevo sentido, y en donde actividades tan pequeñas como abrir una puerta (pensando en San Alonso Rodríguez) o hacer cómics se vuelven de repente importantes al ser hechas por hijos de Dios.

Portada de «Sueños Pictóricos», Miguel Vallejo (Gusanillo).

Dos últimas preguntas ¿Cómo fue su participación en el 45 Salón Nacional de Artistas?

Fue muy interesante, empezando por el hecho de que se abriera un espacio para el cómic específicamente, en el Salón Nacional de Artistas. La curaduría de Alejandro Martín fue muy amplia en cuanto a que reunió historietistas de distintas partes del mundo, con un espacio especial para Colombia, por supuesto. Para mí supuso, aparte de las exposiciones y charlas un par de encuentros increíbles con artistas tremendos como lo son Aidan Koch y Ronald Wimberly. Este dialogo entre lo que se considera el «arte grande » y la historieta, es preciso que dialoguemos desde los distintos espacios de creación de imágenes, que nos leamos entre todos y que salgamos de los nichos en los que a veces caemos. Arte para todos.

Una página de «Emok», Miguel Vallejo (Gusanillo).

Tal vez sea corta esta entrevista, porque hay mucho de qué hablar sobre su trabajo, sin embargo ¿Cómo ve el ecosistema de la historieta en Colombia? Ahora hay más publicaciones y un movimiento más amplio ¿Qué cosas nos podrían ayudar? ¿Qué sería importante que se construyera en los próximos años?

Cada vez que pienso en la historieta en Colombia me lleno de emoción y me duele la espalda. Lo primero porque sí, en efecto, hay muchas más publicaciones, becas (Soacha por primera vez abrió una beca de creación de comic este año) residencias, editoriales, espacios de exposición y autoras maravillosas y maravillosos. Lo segundo es porque hay mucho trabajo por delante, hay que ampliar el espectro editorial en el país y para eso se necesitan más lectores, el proceso de generar un público, que sepa y le gusten los cómics es un proceso largo y que requiere mucho trabajo, pero que se va haciendo poco a poco, que nos acostumbremos a adquirir las nuevas publicaciones tenido también en cuenta la situación económica del país. Esto por un lado porque, tal vez aún más importante es todo lo que puede aportar el cómic al desarrollo social y cultural del país, desde el documental y la ficción, el ser partícipe de procesos sociales, de memoria histórica, de perdón y reparación. En fin, hay mucho que hacer así que la invitación es a dibujar hasta cansarse, y después seguir dibujando.

Muchas gracias a sumercé, Mario y a Revista Blast por el espacio y por todo el buen trabajo que han estado haciendo, ¡viva el cómic Colombiano juepuerca!

Mario Cárdenas
Mario Cárdenas
Estudió literatura en la Universidad del Quindío. Ha escrito en diferentes medios sobre cómic y literatura. En sus ratos libres se dedica a tomarle fotos a "Caldera" su Bull terrier.

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