Siempre será fascinante descubrir otras perspectivas de aquello que llamamos realidad, especialmente si un autor hace uso de su capacidad inventiva para transportarnos a dimensiones increíbles. Samantha Díaz, nuestra invitada de hoy, tiene esta virtud. Nos permite viajar a través de propuestas graficas que surgen de diversas fuentes, compensándolas con sus preferencias artísticas personales. Es una de las nuevas figuras en la escena de la historieta mexicana, que por el profesionalismo que imprime a cada nueva producción, se le augura un mayor reconocimiento. Tal fue el caso, cuando quedó seleccionada para la beca de jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) de México en 2019. El fruto de ese reconocimiento fue su última obra, Cuando las brujas lloran, publicada por Periferia Press en 2022.
Acá, una amena entrevista en donde nos expone intimidades de sus motivaciones creadoras.
Al observar detenidamente sus trabajos, se advierte un cuidado por mantener una simetría en las escenas y la secuencia continua de las viñetas. ¿Cuáles vertientes artísticas le han servido de fuente de inspiración para que sus historietas proyecten esa gestualidad tan característica?
Debo culpar en parte, o agradecer en todo caso, a mis estudios en la carrera de animación. Tiendo a pensar las escenas como secuencias animadas y elijo los keyframes o fotogramas clave que cuenten de la manera más clara y limpia, el momento planteado. Lo mismo con el estilo de línea que utilizo. Un pequeño sueño que tengo es la adaptación de alguna obra mía a largometraje o corto animado. Es una de las razones por las que me fui inclinando hacia algo parecido a una mezcla de línea clara, cartoon y toques de la estilización anime por aquí y allá. No parece, pero soy bastante práctica al momento de pensar en estas cosas.

Ay, pero también pienso que soy muy graciosa, todo un contraste. Me lo han hecho notar en repetidas ocasiones, tanto mis conocidos como lectores. Llena de tatuajes, pelo chino y rebelde, acompañada de unos 1.73 mts de altura (o más, si se cuenta mi uso constante de botas con plataforma) agregado a todo esto, la voz más fuerte y ruidosa. ¿Dolor de cabeza o comedia andante? La línea entre estos dos es muy delgada.
Pero si se compara mi persona con la obra que produzco, hay quienes se sorprenden o no terminan de comprender la conexión entre estos dos, esperando algo completamente distinto. Hay que saber distinguir entre nuestra persona y lo que queremos proyectar en la obra, estas dos no están desligadas una de otra más no significa que deban ser idénticas.
En cuanto a las vertientes, que tengo muchas pero diré unas cuantas, son Junji Ito, Paco Roca, Remedios Varo, Satoshi Kon, Emily Carroll y Rene Magritte, quienes admiro y siempre vuelvo cuando me siento perdida o busco enamorarme del arte de nuevo. Trazos limpios, a veces sencillos a veces complejos pero siempre precisos para contar lo que desean, tanto su estilo como historias me han dejado boquiabierta en más de una ocasión y los he analizado a fondo en búsqueda de mi propia voz como autora.
A propósito de esas otras influencias, parece que el collage y los fanzines también han estado presentes entre sus inclinaciones; al respecto, sería pertinente que se detuviera un poco en su trabajo titulado Azul en el que se percibe cierta atmosfera intimista. ¿Cuál fue la motivación real detrás de esta publicación?
¡Me encanta el collage! Adoro las posibilidades de experimentación y manipulación de imagen que este medio ofrece. Tomas algo y lo transformas a tal punto que solo queda el eco de lo que representaba. Lamentablemente, soy pésima en este medio, mi torpeza no tiene límites y el pegamento termina en todas partes ¡Por suerte existe el collage digital! Con esto no hago menos a uno o a otro, no lo tomen a mal, solo soy yo apestando en recortar.
Edición de imagen fue de mis clases favoritas en la carrera y no solo aprendí fotomanipulación. Aprendí también a pensar en todo el rango de posibilidades que las imágenes pueden ofrecer. Últimamente me ha interesado bastante hacer mis propias texturas y poco a poco he comenzado a juntar mi propio catálogo, a base de sobrantes de pintura, manchas de tinta, pruebas de acuarela, etc. Todo se escanea y lo guardó en una carpeta. Ni idea si las terminaré usando todas, pero ha sido entretenido irlas coleccionando.

Ahora, con Azul podría decirse lo mismo. Más que una situación, esta obra representa para mí una colección de momentos, memorias impregnadas por la nostalgia, de lo que casi parece a veces otra vida, una que tenía ya hace mucho en mi ciudad natal Ensenada. Ya van nueve años desde que me mudé y citando a otro de mis fanzines, Nudos (ahí perdonen la descarada auto referencia) «[…] Y creces, al igual que el cabello. Al igual que todo en este mundo». Uno cambia y a veces, al voltear atrás, esa pequeña nostalgia de quien fui se impregna en mí, recordando mis soledades, tristezas, aquellas bellas vistas por las ventanas de mi antiguo hogar y aquel azul taciturno, envolviéndome al desaparecer el sol.
Una cosa que me gustaría destacar de este fanzine es que, si bien trata temas como la melancolía o la mente como un hogar interno, también es sobre la soledad, pero no de aquella que lamentamos y huimos. Hablo de una soledad personal, amena y el gusto por pasar tiempo con uno mismo disfrutando, con un poco de egoísmo, estos pequeños momentos que decides no compartir con nadie.
Es inevitable relacionar sus propuestas con una tendencia hacia lo onírico, en donde todo parece transcurrir en escenarios surrealistas. ¿Cómo conecta lo aparentemente inverosímil con sus personajes para lograr transmitir emociones al lector?
¿Cómo no hacerlo? Esa es la verdadera pregunta.
De niña era muy diferente a como soy ahora, sumamente introvertida, huraña y un tanto arisca. Yo detestaba la compañía y vivía sumergida en mi propio mundo entre libros y dibujos. Tampoco hablaba mucho. Podía pasar días sin hacerlo. No porque no quisiese, sino porque con los mínimos gestos me daba a entender. Así que, al no querer recurrir a la comunicación verbal, las imágenes se volvieron todo para mí. Sobra decir que cuando esa niña conoció la corriente del surrealismo, ya nadie la pudo detener.

¡Todo lo que puede decir una sola imagen! Obras con objetos sin aparente sentido sobrepuestas una sobre otra ¡Una pipa que no es una pipa! A mis ojos, esta corriente siempre ha parecido como un enorme rompecabezas sin fin; En cada una de sus piezas busco casi con lupa, un significado oculto. Paso horas absorta tratando de construirlo, analizarlo, aprendiendo de éste, aunque en el fondo sé que nunca podré comprenderlo por completo…Y en eso recae la magia de los sueños ¿No? Lo onírico nos fascina, nos intriga, la supuesta falta de lógica que se presenta en ello. Es imposible tener una sola interpretación sobre el significado detrás, pues todo es relativo ante los ojos de Morfeo y si se desea, hasta la más amarga pesadilla puede dejarnos algo en que pensar.
Quizá Cuando las brujas lloran sea su trabajo más ambicioso. No solo por la estructura grafico-narrativa, sino por contar con el apoyo institucional del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes de su país natal México. ¿Cómo fue el proceso de investigación y creativo para que esta obra pudiese materializarse?
Siempre trato de salir de mi zona de confort e intentar algo nuevo con cada obra que realizo, Brujas no es la excepción. Mi anterior novela, Pasillos en la lluvia, sucede en el presente, en un contexto urbano. Al momento de querer contar esta nueva historia, pensé ¿Por qué no hacer lo opuesto? Fantasía, escenarios en el exterior y que transcurra en el pasado.
Para aplicar a la convocatoria del FONCA, parte de los requisitos solicitados es mandar un calendario de actividades y desglosar que se trabajara por mes. Mi primer mes fue solamente investigación. Libros, artículos académicos, podcasts, cómic, en fin, lo que encontrase del tema lo devoraba. ¿Sabían que las brujas en México están desde la época prehispánica? Siempre se me había hecho curioso la diferencia de la bruja europea a la mexicana, pues si bien comparten la misma raíz que se basa en la lógica machista de «Una mujer con poder que no necesita un hombre ¡Rayos, debe ser un ente maligno!», la bruja de este lado del charco se describe casi como un críptico en lugar de ser una persona con magia. Aunque el nombre está olvidado, su historia continúa en el inconsciente colectivo: Nuestras propias brujas, las Mometzcopinqui, que literalmente significa «la que se arranca las piernas».

Las historias que se cuentan de ellas en los pueblos las representan salvajes, crudas, con propiedades cambiaformas (cabe aquí añadir que en lo personal considero que las leyendas de los pueblos contienen tanto folk horror que no hemos aprovechado, una pena). Y no solo eso, tenemos el concepto de bruja y curandera, dos caras de una misma moneda. La bruja es malvada y usa sus poderes para sí misma, mientras que la curandera los usa para ayudar a los demás ¿Tiene sentido no? Pues todo cambia cuando te das cuenta que los brujos pueden ser buenos o malos ¿Qué clase de broma es esta? ¿Por qué las brujas no pueden solo ser? Juntando estos resultados de mi investigación y la narrativa con trasfondo personal sobre mi familia y mi herencia, fue que Cuando las brujas lloran cobró forma.
Y de extra, les dejo una pequeña trivia: Prácticamente todos los personajes son mujeres y solo hay dos hombres en todo el cómic, ahí me dicen si los encuentran.
En Estanque de penas, se ha aventurado a explorar el color amalgamando el blanco-negro con el rojo y el verde; en contraste con sus demás trabajos en los que predominan las monocromías. ¿Cuál estilo es su preferido a la hora de expresarse?
Si les soy honesta, la única razón por la que no exploro tanto el color en mi obra es simple: imprimir a color sale caro. Amo el formato impreso y siempre trato que mi obra esté desde un inicio acomodada para su fácil impresión, pero al momento de llegar al color siempre se vuelve complicado. Claro, amo el blanco y negro por las limitantes que este presenta y lo practico que es al momento de imprimir, casi no tienes que cambiar valores de color ni hacer mil pruebas de color.

¡Pero sí sé teoría del color! Dios, los cuatro años que estuve en la carrera formé parte del representativo de pintura ¡Expusimos obra en museos y galerías! No soy un Da Vinci, pero me sé defender. A veces me frustro con esto pues aunque no sea cierto, pienso que la gente podría considerarme floja por esta decisión. Amo experimentar, con mis comics de formato corto aprovecho al máximo jugar con el color. Justo con Estanque de penas quise probar el uso de rojo y verde. El reto con ellos es que por ser colores complementarios pueden llegar a ser difíciles de combinar. Ojalá pudiera hacer esto con todo mi trabajo, pero con una obra de mayor tiraje, el presupuesto simplemente no me permite darme ese lujo conocido como color. Es algo triste, pero la realidad es que uno también debe pensar en su cartera al momento de crear.
A riesgo de caer en malinterpretaciones, también se percibe una intencionalidad implícita en sus obras de evocar ciertos elementos de la mitología celta y la ancestral mexicana en particular. ¿Cómo es el proceso a la hora de articular una historia personal con estos entornos?
No sé en qué punto de mi vida se hicieron evidentes para el ojo público mis peculiares gustos. Sin influencia externa, siempre ha estado en mi naturaleza inclinarme por esta corriente, sea consciente o no de ello. La curiosidad es un atributo que ha permanecido conmigo desde niña y lo que siempre le acompaña como una pequeña bandada flotante, son las preguntas ¿Qué es esto? ¿Para qué sirve? ¿Quién era? ¿Significa algo?
Mi familia solía viajar mucho en carretera de vacaciones y gracias a esto conozco gran parte de México. Pero no éramos los típicos turistas. Caminábamos por las calles a nuestro propio ritmo, disfrutando del lugar, buscando sus tesoros escondidos. Y entre ellos, los museos. Cada vez que mi hermana y yo veíamos uno a la distancia nuestros ojos brillaban de emoción y corríamos hacia ellos, entrando con tal alegría que siempre sorprendía a los encargados del lugar. Aquí es donde mi pequeña amiga curiosidad salía a relucir. Llegaba a marear a los pobres guías con mil y un preguntas sobre las obras, la historia del lugar e inclusive, si me daba el tiempo, las leyendas locales. La tradición oral en México perdura y estas leyendas son la prueba de esto, quedándose en mi corazón hasta el día de hoy.

También fue así que, a base de preguntas, uno que otro libro y mucho tiempo libre, me acerqué a distintas mitologías, siendo de mis favoritas la celta, griega y nórdica. Son historias maravillosas llenas de dioses, magia, aventura, batallas y monstruos. Pero son muchísimo más que eso y si uno se anima con un apropiado análisis a levantar la tela de fantasía que permea sus relatos, se descubren detrás de estas, historias sumamente humanas de gente tratando de contar situaciones de la vida y naturaleza: Quiénes eran, sus valores, sus miedos, su persona. Entenderlo me abrió los ojos como narradora y decidí, con esa idea en mente, utilizar estos elementos a mi favor para lo que realmente quisiera contar, todo puede tener un significado oculto si miras con atención.
En vista de que, especialmente en las últimas dos décadas, ha habido un auge importante de la novela gráfica, ¿Cómo evalúa el crecimiento de la historieta mexicana en cuanto a contenido narrativo y visual respecto a otros países influyentes en el medio?
En el corto periodo de tiempo desde que comencé a formar parte de este mundo, he notado que su evolución, sus historias, espacios y autores no han hecho más que crecer.
Un ejemplo de esto es la Feria Internacional del Libro en Guadalajara con su «pasillo del cómic». La comparativa entre su edición 2019 y su edición 2022 es notoria. Tuve la oportunidad de participar en ambas y el contraste fue evidente, si no es que impresionante. Tan solo el interés y percepción que los lectores tienen ahora hacia nosotros lo dice todo.
Usualmente, uno como expositor va notando con el tiempo y la experiencia, los días y horarios «flojos», donde el flujo de gente es bajo o hay pocas ventas. Comentándolo con unos colegas, llegamos a la conclusión de que en esta edición no hubo ni un solo día así ¡Todo el tiempo estuvo llenísimo! Y no solo eso, muchísimos llegaban buscando de nuestros autores en específico, familias enteras checando ávidamente entre anaqueles o adultos mayores disfrutando de nuestra obra sin ninguna clase de prejuicio.
Fue una increíble escena, de admirar. Motiva a querer seguir en este rubro, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Soy una persona realista y los sueños son como un buen café: te dan la energía para seguir adelante, pero uno no puede andar solo con eso en el estómago todo el día. La realidad del cómic en México es esta: vive gracias al independiente, los eventos, las convocatorias y las tercas ganas de nosotros los artistas por querer vivir de lo que amamos.

Somos una chispa rebelde que se rehúsa a rendirse y al ver un panorama de precariedad laboral, salarios que son un chiste y malos tratos dice, «bueno, pues si me voy a morir de hambre, que al menos que sea con lo que amo». No hay industria del comic acá (o lo que sea que signifique la palabra «industria», no soy muy fan de la palabra, pero es lo que hay). Se rasca de donde se puede para vivir de esto y son contados con los dedos de la mano quienes pueden tener este medio como única fuente de ingresos.
Pese a esto, el autor mexicano ha sabido ver en este aparente desierto, un terreno fértil dispuesto a hacer crecer estas nuevas voces, cualquiera que desee aventurarse en el medio puede encontrar un lugar en él. La ventaja de no tener lineamientos ni regulaciones, es que permite propuestas muy versátiles y libres, uno puede crear sin temor a no encajar. Terror, romance, comedia, acción, slice of life, aquí tenemos de todo.
¿Cuáles líneas temáticas está considerando abordar para futuros proyectos?
Me apasionan los temas inclinados hacia la introspección y es un punto que continuaré explorando a futuro, tal es el caso de los trastornos mentales. La siguiente obra en la que estoy trabajando para la maestría de narrativa gráfica que actualmente curso, se titula Susurros entre tormentas y habla sobre la ansiedad, frustraciones sobre idealizaciones de uno y el miedo al fracaso, muy acorde a mi generación si me preguntan jajá. Una cosa que sí me encantaría trabajar a futuro y espero tener la oportunidad es el terror. Pero solamente como ilustradora. Ya sea trabajar con el escrito de alguien más y realizar una adaptación, o crear una obra en colaboración, pues siempre he trabajado sola y me gustaría explorar ese otro lado.

También hay otra historia que espero poder desarrollar a futuro sobre la amistad, el abandono y el perdón ¿El tiempo borra estos lazos que formamos? Las ideas rebozan en mi cabeza ¡Hasta la comedia de horror entra entre mis opciones! Y es que, con cada cómic que hago trato en mayor o menor medida y como buen artista, plasmar sucesos personales buscando generar una catarsis con ello ¿Funcionará? No lo sé, ahí veremos en un par de años a donde me lleva el viento con mis historias, espero sea divertido el recorrido al menos.