En pocos años, Sole Otero supo transformarse en una de las historietistas más influyentes de América Latina. Con una estética familiar y sensible y una paleta policromática, ha explorado ya el costumbrismo, la ciencia ficción, el relato infantil y el autobiográfico. Pocas semanas atrás, anunció en redes la finalización de Walicho, el libro con el que se sumerge en el género de terror.
Nuestro editor, Demian Urdin, conversó con la artista argentina a pocos días de darle cierre a su nueva obra ¿Qué cosas podemos esperar de la nueva obra? ¿Cómo funciona su proceso creativo? ¿Qué queda cuando termina ese proceso?
¿Qué vamos a poder leer en Walicho?
Walicho es una historieta de cuentos. Nueve historias cortas que se entrelazan por medio de personajes que aparecen como trasfondo de cada una de ellas y que son el detonante de los problemas que van sucediendo. Nueve mujeres que llegaron al Río de la Plata durante la época de la colonia y que siguen vivas en la actualidad. Ellas hacen algo, algo que no se aclara en el libro y que les permite mantenerse vivas durante todos esos años. Algo que está relacionado con retener hombres al lado de ellas. Es a través de esas nueve historias donde dejo entrever qué hacen estas mujeres y qué pasa alrededor de ellas.
Pero, también, son nueve historias sobre grupos. Personajes con sus propias historias por contar. Es todo al mismo tiempo. Es jugar a contar nueve historias, donde cada una tiene su razón de ser y, al mismo tiempo, estar contando algo más grande de fondo. Es un proyecto ambicioso, es tratar de hacer algo un poquitito más jugado, saliéndome de mi zona de confort en cuanto a la estructura de la historia.
Sin spoilear ¿Qué temas trabajás en este libro y cómo lo pensaste desde lo plástico?
Los temas del libro son muchos. Meterse o no meterse en los problemas de los demás, el dominio de la curiosidad -un tema muy recurrente en el género de terror-, el quedarse atorado en el pasado, el saber respetar la privacidad, o no, del otro. Cada una de las nueve historias tiene un tema diferente.
Desde lo plástico, está pensado desde lo práctico. En un principio, intenté hacerlo con una técnica tradicional. Llegué a hacer ciento cuarenta páginas de esa forma, pintando con acrílico y arriba poniendo un papel de calcar para entintar. Quedaba bastante lindo, pero en algún momento del proceso, volví al soporte de Naftalina (Salamandra Graphic, 2020), que terminó siendo el más práctico. Sobre todo cuando me di cuenta que el libro iba a ser tan largo. Un libro largo es mucho más cómodo de hacer en digital que en papel, al menos para mí. El papel es muy difícil de trasladar, y escanear y limpiar se vuelve un proceso infinito. Preferí hacerlo en el Ipad.
La paleta de color es distinta, mucho más cerca de los colores que yo me imagino para una historia de terror. Hay unas cuantas historias que son day horror, con terror durante el día, donde uso colores brillantes, pero están lejos de la paleta de Naftalina. Cambié también el pincel con el que estaba trabajando, así que tiene distinto el trazo. Pero a grandes rasgos no se aleja tanto de mi libro anterior.
Hiciste casi 400 páginas, muy poco tiempo después de las más de 300 que hiciste en Naftalina ¿Cómo lográs ese nivel de producción en tan poco tiempo y con tan alta calidad?
Hice trescientas sesenta páginas, de las cuales al menos ciento cuarenta las dibujé dos veces. En realidad, muchas más. Porque casi siempre dibujo las páginas dos veces. Además, en el medio, dibujé Noni y el complot de las flores (Hotel de las Ideas/Bang, 2022) y otras cosas para otros trabajos. Con lo cual, desde que terminé Naftalina hace tres años hice muchísimas cosas. Todo el tiempo que tengo libre y que no necesito estar trabajando, lo uso para hacer cómics.
Lo que quizás haga que trabaje rápido es que dibujo rápido. No pienso mucho ni estoy dos horas haciendo bocetos. Tampoco hago storyboards. Apenas un bocetito muy rápido y el guion en el mismo día en que voy a hacer la página. Es todo muy muy directo.
Generalmente, cuando pienso en la página, me viene muy rápido una idea a la cabeza. Cómo tengo que hacer el tiempo de texto y después dónde acomodar los dibujos se resuelve mientras voy haciendo el boceto. No tomo muchas más decisiones que esas. A lo sumo, alguna página se cruza con alguna idea más creativa para la composición y la termino cambiando. Por eso, termino dibujando dos veces muchas de las páginas. Pero, por lo general, los cambios de página que hago tienen que ver con que no me gusta el trazo con el que dibujé. Tomo muy rápido las decisiones, no vuelvo mucho a mirar para atrás. No sé si tiene tan alta calidad mi dibujo. Mi forma de dibujar no me parece demasiado «¡Wow!».
Tus libros son muy esperados en Argentina, pero también en España, Francia y Colombia ¿Por qué crees que tus narrativas convocan a tanta gente por fuera de tu país?
No lo sé. Entiendo por qué Naftalina funcionó bien en algunos lugares. Entiendo que este tipo de historias de familias intergeneracionales siempre logran mucha identificación, incluso habiendo muchísimas obras de ese tipo ya publicadas. No soy muy consciente de que haya mucha gente esperando, ni tampoco sé si este libro funcionará o no funcionará. En realidad, trato de no pensar en eso. No tengo muchas expectativas cuando hago los libros. Mi expectativa es que me quede bien hecho, nada más.
¿Cómo es tu vida una vez que terminás un libro como Walicho?
Me cuesta un poco responder esta pregunta. Justo es algo que estoy tratando de planear «¿Qué va a ser de mi vida ahora que terminé el libro?» En un principio, tengo otros trabajos pendientes, tanto de ilustración infantil como de historieta infantil. Estoy terminando de cerrar un contrato para hacer una serie para chicos y otras cosas que no tienen tanto que ver con mis proyectos personales, sino con sobrevivir económicamente.
Me voy a tomar unas vacaciones y, entre todo eso, me voy a tomar unos seis meses de pausa para mis propios proyectos, para ver si puedo moverme del eje donde estoy ahora y cambiar un poco de aire. Hacer un libro es un proceso muy largo, estoy hace mucho tiempo viviendo en el mismo lugar, con la misma gente y soy una persona que necesita cambiar. Siento que necesito en este momento de mi vida cambiar, porque hay cosas que no me han funcionado bien.
A nivel planificación, la idea es empezar a hacer un libro nuevo el año que viene y en el mientras tanto, hacer cosas que permitan descansar y también hacer plata. Lo más importante es que quiero usar este tiempo para hacer un cambio importante en mi vida y ver cómo sentirme bien con algunas cosas con las que no me siento bien. Cerrar un libro es terminar una relación muy larga con algo. Estuve muy atada mucho tiempo a esto y ahora termina. Es una sensación de post-parto.