Jim Flora: jazz, color y emoción

Louis Armstrong flota en posición horizontal. Luce traje amarillo. Con la mano derecha se dispone a empuñar su trompeta y con la izquierda alza su diminuto sombrero en gesto reverencial. Desde el dedo meñique de esa mano hasta el tacón del zapato cuelga una cuerda con tres banderines en los que se lee Hot Five Vol 2. Alrededor flotan los demás instrumentos de su quinteto. Los rasgos de Satchmo, naturalmente exagerados, atrapan la mirada y reflejan la fuerza arrolladora de su voz y su personalidad. La ilustración, más que una caricatura, es obra del hombre que sacudió el diseño de las cubiertas de discos de jazz en los años 40 y 50: Jim Flora.

Atreverse. Eso fue lo que hizo Flora a principios de los 40 cuando Columbia Records lo contrató para ilustrar las portadas de los discos de 78 revoluciones. La sobriedad de los álbumes, que hasta los años 30 escasamente llevaban el título del trabajo y el nombre del solista o la agrupación, dio paso a propuestas de absoluta libertad creativa donde el color, la exageración de las formas y la transgresión de lo figurativo estaban en consonancia con la evolución sonora y estilística del jazz. Así Flora, entusiasta del género, contribuyó a crear una iconografía que dialogaba con el ritmo y la improvisación, convirtiendo cada disco en una pieza de doble valor artístico. No por nada el ilustrador e historietista Patrick McDonnell dijo que Jim Flora hacía Bebop para los ojos, aludiendo al estilo jazzístico que marcó la década de los 40 y que representaba el ideal de la innovación.

 

Algunas portadas de discos hechas por Jim Flora

El talento de Flora quedó plasmado en trabajos tanto para Columbia Records como para la RCA Victor, dos de los sellos más poderosos de la época dorada del jazz. Gene Krupa, Benny Goodman, Charlie Ventura, Kid Ory y otros tantos tuvieron el privilegio de ser retratados en un formato que revitalizaba su imagen y le imprimía un nuevo carácter a las fundas de los discos de jazz.

La versatilidad de su técnica, en la que lo cromático y lo abstracto se conjugan sin prevención, deja entrever una fuerte pulsión narrativa y un gran sentido del movimiento, presentes en algunos de sus trabajos que se acercan al cómic silente. Lo anterior sugiere que el alcance de su influencia podría rastrearse hasta el despunte de la novela gráfica norteamericana, lo que se validaría con la inclusión de las antologías de su trabajo en el catálogo de Fantagraphics Books, editorial de culto para el cómic alternativo norteamericano. Desde el mundo de la narrativa gráfica su trabajo ha sido ponderado por Chris Ware quien considera que los dibujos y diseños de Flora siguen siendo interesantes y vívidos, independientemente de las tendencias y las referencias culturales que en ellos se puedan encontrar.

Un cómic silente de Emil Friis en homenaje a Jim Flora

Emparentado con el surrealismo de Joan Miró, el estilo de Flora le abrió camino a la ilustración entendida no como un elemento meramente decorativo, sino como una pieza de gran calado artístico que fácilmente podría incluirse en el catálogo de un museo. Así pues, junto al trabajo de su colega Neil Fujita, otro de los íconos del diseño de portadas para libros y discos, el de Flora es un universo creativo complejo y ambicioso que trascendió lo editorial.

Illustration, «Showcase for Shoppers of the Future,» LIFE magazine, December 28, 1959

Las portadas e ilustraciones musicales de Flora han sido recogidas en los volúmenes The Mischievous Art of Jim Flora (Fantagraphics Books, 2004), y The High Fidelity Art of Jim Flora (Fantagraphics Books, 2013). Por fuera de lo musical, su obra incluye pinturas, acuarelas, bocetos y xilografías, así como caricaturas e ilustraciones para revistas y diarios, compilados en The Curiously Sinister Art of Jim Flora (2007), y The Sweetly Diabolic Art of Jim Flora (2009), ambos también editados por Fantagraphics Books y con la curaduría del periodista e historiador Irwin Chusid y la especialista en restauración digital Barbara Economon.

Su incursión en el mundo de la literatura infantil, otra faceta destacada en la que firmaba como James Flora, data de 1955 cuando la editora Margaret McElderry le hablo de que necesitaba un libro “tipo latinoamericano”. Aunque no muy convencido, aceptó el encargo y a partir de la historia de una familia que conoció durante su estancia en México a principios de esa década, en la que todos los integrantes trabajan en la fabricación de juegos pirotécnicos, propuso The Fabulous Firework Family. El libro fue aceptado de inmediato y sería el primero de los 17 que publicaría hasta 1982, entre los que se han traducido al español Un canguro por navidad (Lata de sal, 2012), y Cuentos de fantasmas del abuelo (Blackie Books, 2020).

Su legado en el diseño y la ilustración se sigue redescubriendo, y cada vez que alguien se tope con alguna de sus obras de seguro habrá una descarga de emoción, eso que alguna vez manifestó era lo que quería provocar con su trabajo.

 

 

Juan Felipe Gómez
Juan Felipe Gómez
Periodista, gestor cultural y promotor de lectura y escritura creativa. Estudió Comunicación Social-Periodismo en la Universidad del Quindío. Ganador, en la categoría de estudiantes universitarios, del Segundo Concurso Nacional de Cuento RCN-Ministerio de Educación en homenaje a Tomás Carrasquilla 2008. Primer lugar en el Primer Concurso Departamental de Cuento Humberto Jaramillo Ángel 2009. Cuarto lugar, con mención especial del jurado, en el Primer Premio Nacional de Cuento La Cueva 2011. Miembro fundador y asesor de programación literaria del Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales. Se ha desempeñado como coordinador de la Red Departamental de Bibliotecas Públicas del Quindío.

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