La transparencia visible del éxodo colombiano

Las noticias que surgen de Colombia desde 2016  han puesto los reflectores sobre este país por la expectativa de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC; condición que se podría extender hacia otros grupos violentos y poner fin a un conflicto que ha desangrado y dividido a la sociedad colombiana. Por supuesto, es un escenario confuso que requiere la voluntad de diversos sectores para consolidar el anhelado sueño de lograr un país más moderno, acorde a las necesidades que demandan los tiempos actuales.

Una página de «Transparentes».

Uno de los elementos novedosos emergentes que le están poniendo rostro a la realidad de la guerra en Colombia, es el comic. Para el caso en particular a señalar, como es Transparentes: Historias del exilio colombiano (Astiberri Ediciones, 2020), Javier de Isusi se puso a la tarea de involucrarse a través de sus lápices, en las entrañas del drama colombiano, logrando una pieza gráfica que exterioriza el dolor de aquellos seres anónimos que no tienen voz, convirtiéndose en un documento testimonial asequible a lectores de cualquier edad que cuenta con el aval de la Comisión de la Verdad; entidad independiente del gobierno que pretende esclarecer los daños a los más vulnerables por parte del Estado y los actores armados.

Al explorar el producto final, sorprende encontrar un crisol de situaciones tejidas por seres de diversa procedencia. Por ello, lo que les imprime humanidad, es la manera como cada uno asume el exilio; algunos con la resignación del que debe empezar de nuevo para recuperar su dignidad, otros con la energía optimista del humilde que siente no tener nada que perder, pero todos compartiendo la fortaleza de la resiliencia que abre las puertas al sacrificio por la supervivencia. Una de las barreras que desfigura la intención inicial de esta obra (y otras de la misma naturaleza), es la creencia de que son cartillas llenas de moralejas para despertar compasión morbosa. Al enfocar en detalle a Transparentes, deberíamos tener cuidado de tomar juicios apresurados.

Portada de «Transparentes».

Despeja estas consideraciones, el hecho de que se parte de testimonios auténticos condensados en archivos que el personal de la Comisión de la Verdad ha recopilado juiciosamente. El resultado: una radiografía apasionante de la realidad invisible a los ojos de esa otra Colombia que ha vivido de espaldas a su propia tragedia. Cuando en las primeras viñetas se asoman unos individuos que exponen lo que representa para ellos ser colombiano, nos enganchan al hacernos caer en cuenta que más allá del territorio, la nacionalidad se manifiesta en la convicción. Para Camilo, Ángela, Maura, Iris o Luciano, reponerse de una vida destrozada en otro país, a pesar de las diferencias de contextos, es una necesidad que paradójicamente requieren para regresar a sus orígenes y entender por qué Colombia les pertenece sin habitarla.

Escenarios dibujados por Isusi.

Con este fondo de ejercicio social, Transparentes se divide en un viaje de ocho estaciones a través de ocho vidas conectadas por el hilo conductor de la partida; todos están forzosamente fuera de su país natal. Los sentimientos hacia él, de acuerdo a la manera de asumir el dolor, varían de uno a otro personaje. Para Lucho, Colombia quizá está personificada en su hijo Luciano, el cual le transmite esperanza y que, a modo de símil, espera se cure del autismo, así como Colombia de su violencia. Camilo en cambio, por su juventud, apenas toma conciencia de sus raíces, situación que comparte con su novia Iris y que su madre por vergüenza, ha eludido el tema. Ángela por su parte, trata de agradecer al destino la segunda oportunidad que le ha brindado ayudando a compatriotas a restaurar su vida, entre ellos su tocaya de la etnia awá, que huye de los vejámenes en contra de su comunidad. O la descomplicada Maura, quien busca un mejor porvenir a su manera. Bernardo no se queda atrás, ya que, aunque goza de privilegios por su calidad de político, sufrió persecución y ahora desde la distancia, siente que su misión es aportar a la reconciliación desde el activismo. Incluso Orlando, el tranquilo cronista encargado de recoger los testimonios plasmados, tan ligado a la figura de su fallecida abuela, se conmueve con cada relato como si fuera propio.

Siguiendo dicha tendencia, las historias se desenvuelven por si solas; incluso para un extranjero que desconozca la crisis colombiana, puede formarse una opinión de ella porque no existen sesgos políticos en la narración. Las experiencias de vida son suficientes para ilustrar las razones por las cuales, algunos prefieren emigrar. Con la reconocida destreza de Javier de Isusi en la técnica de la acuarela, selecciona un conjunto bicromático en cada capítulo para otorgarle una tonalidad a los entornos en los que se mueven los protagonistas, dejando en evidencia la intensidad de sus preocupaciones. Viñetas en diversos formatos, permiten una lectura ágil que aleja cualquier intención de secuencias acartonadas de la trama. Además, los diálogos coloquiales, la gestualidad en las expresiones y las pausas sugestivas, facilitan la complicidad con el lector.

Una de las páginas de «Transparentes».

Esta historieta no merece pasar inadvertida, no solo por el profesionalismo estético que la compone, sino por reflejar el propósito común en un momento decisivo de reparar las injusticias cometidas hacia grupos que no han tenido nada que ver en la guerra. La colaboración del vasco Javier de Isusi fue un acierto, pues el artista, fiel a su inclinación por abordar el desarraigo en Latinoamérica, estudió la idiosincrasia colombiana y se apropió de varios de sus elementos para construir la personalidad particular de los involucrados y producir un efecto empatía; algo más propio de la literatura o el cine. El aspecto más llamativo en cuanto al fondo de la historia, es que la estrategia de compilar escenarios variopintos, permite develar que dentro de los exiliados se mantienen estatus y aunque parezca duro, no todos tienen el mismo valor ante las autoridades. Esto inevitablemente asociado a los choques culturales, se convertirá en fuente de posibles nuevas dificultades en el nuevo territorio del que son huéspedes, cayendo en un círculo vicioso.

Así que Transparentes, debería estar en el radar de las instituciones académicas, principalmente de las escolares, para que en las nuevas generaciones se fomente una mentalidad crítica asociada a la imagen y no tomar estas producciones como si fueran textos de obligada lectura, sino como lo que son: ejercicios de reconstrucción social que pretenden contribuir a una paz real. Seguramente a medida que Colombia transite la senda de la reconciliación, vendrán obras más arriesgadas en cuanto a su intención de denuncia, pero la que se presenta acá, ojalá siembre un precedente.

En el siguiente enlace se puede leer y descargar Transparentes

Raúl Trujillo
Raúl Trujillo
Ilustrador freelance y bibliotecólogo en formación. Ha realizado colaboraciones para el periódico Dela Urbe, de la facultad de comunicación de la Universidad de Antioquia y Revista Pérgamo de la Escuela de Bibliotecologia de la Universidad de Antioquia. Además ha sido seleccionado para exposiciones y muestras de caricatura e ilustración en Colombia en ciudades como Medellin, Rionegro, Pereira y Armenia. En el extranjero en Buenos Aires (Argentina) y Sinaloa (Mexico).

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