Rodolfo Santullo maneja una habilidad envidiada por muchos: no para de escribir. A lo largo de los últimos años, ha sido autor de un porcentaje importante del total de historias publicadas y ha arrasado con los premios nacionales de historieta otorgados a guionistas ¿Cuál es la clave para entender la maquinaria? ¿Con qué elementos se arma este «Universo Santulllo»?
Es jueves por la noche en Buenos Aires y la agenda porteña de noviembre de 2023 ofrece varias propuestas relacionadas con la historieta. En el ya mítico y patrimonial Espacio Moebius, los autores Rodolfo Santullo y Dante Ginevra presentan en sociedad Tacuara, una obra infaltable, reeditada por Historieteca. Una vez terminada la charla, se cumple con la visita obligada a la pizzería Pin-pun.
Por consejo de quien escribe, Rodolfo prueba la fugazzetta rellena, la especialidad de la casa. Queda sin aliento. Promete venganza.
En mayo de 2024, Jaime Roos cierra en Montevideo su larga gira Mediosiglo y lo hace con el recital Cierre de Temporada, en el Auditorio Nacional Adela Reta, conocido popularmente como «el SODRE». Para muchos, Jaime se está yendo para siempre de los escenarios. En esos días, aprovechando la visita a la capital uruguaya de quien les habla, Santullo concreta su revancha.
En el bar, pizzería y chivitería Sporting, a metros del Parque Rodó, Rodolfo pide dos chivitos al plato con papas fritas. Sin dudas, estamos a mano. Casi sin poder respirar, allí comienza, de alguna manera, esta charla. Luego, seguirán mensajes de Messenger, audios de WhatsApp y algunos abrazos en persona.
En esta conversación para Revista Blast, se intentará descifrar el secreto de la maquinaria, la clave para entender a uno de los mejores y más prolíficos guionistas de la historieta rioplatense contemporánea.
Rolo, a una u otra orilla del Río de la Plata, se habla mucho de lo prolífico que sos como guionista. Habiendo hecho tanto ¿Cuál es el hilo conductor que atraviesa el «Universo Santullo»? ¿De qué cosas te gusta hablar?
Para ser sincero, lo he venido pensando en los últimos tiempos. Como abundo en tanto tema, en tanto lenguaje, al trabajar desde el guion cinematográfico, desde el televisivo y desde el de historietas, pienso si hay un hilo conductor. Me parece que hay constantes. Una es mi gusto por lo policial. Eso tiñe todas las constantes que puedan surgir de este análisis. En todas ellas hay una mirada policial. Yo suelo estructurar los relatos, sean del género que sean, tengan o no género, de hecho, desde un esquema presentado como un policial, que juega como el policial.
Hay, además, algunas variables que se reiteran. Por ejemplo, el trabajo histórico. Hay un montón de libros míos, novelas e historietas, donde está muy presente, donde hay un punto de vista histórico para el cual yo investigo. Y esa parte investigativa está relacionada con mi trabajo periodístico. Es una herramienta de mi otro oficio que puedo poner en funcionamiento para que aparezca la variable.

Sumaría, para completar una triada de hilos conductores, mi gusto por los géneros. Hay un montón de trabajos, que en muchos casos nacen de un pedido editorial por un género muy marcado, como el terror o la aventura, que se encauzan por mi amor y mi conocimientos sobre ellos.
Podemos decir, si se quiere, que hay tres hilos conductores: lo policial, lo histórico/investigativo y los géneros. Un «universo Santullo», si es que existe uno tan definido.
Con todo esto, armo eso que me gusta contar: una historia. La que sea, pero que yo voy estructurando y dándole forma en mi cabeza. Una forma que, muchas veces, se ve alternada con la mirada de un dibujante. Termina siendo «nuestra historia» y eso es algo muy rico. Más allá de si nace de mí o del artista, se transforma en algo colaborativo, en algo diferente. Sobre todo, en algo mucho mejor de lo que hubiéramos hecho por separado.
Has trabajado con incontables artistas, pero con algunos, como Jok, los Vergara/Bergara, Dante Ginevra o Guillermo Hansz, se nota una sinergia con una potencia particular ¿En qué se diferencian estas experiencias?
La sinergia o potencia particular que se da con ellos viene de dos vertientes. La primera, muy obvia: los años que hemos pasado trabajando juntos. En algunos casos, más de veinte. Son muchos años de conocernos, de ser amigos. Todo eso te da una relación que beneficia la colaboración. Esa sinergia deviene de la amistad, de la confianza y del conocimiento mutuo. Además, cuanto más tiempo he trabajado con ellos, más los he conocido y he encontrado qué es lo que les gusta hacer, qué es lo que más disfrutan, qué historias les gusta contar. Eso hace que yo pueda escribir algo que para ellos sea dedicado, pensado para que los dibuje Jok, para que lo dibuje Marcos (Vergara) o para que lo dibuje Dante (Ginevra).

En el caso de Jok, por ejemplo, yo sé que el terror y la fantasía heroica son géneros que él disfruta muchísimo. En el caso de Marcos, es muy variado, pero no hemos destacado por el costumbrismo. Con Guillermo Hansz, por ser un dibujante de línea clara europea, como André Franquin o Albert Uderzo, suele salir lo humorístico. Todos ellos se fían en que yo voy a escribir algo medianamente decente y yo sé que ellos siempre van a hacer un trabajo superlativo.
Es una verdad de Perogrullo: mientras más nos conocemos, mejor es el resultado.
Cada vez que cruzas el río, de este lado siempre te espera gente muy feliz de verte. Además de los artistas y editores amigos, se ven muchos seguidores de tu obra ¿Cómo se fue construyendo esa relación con el público lector argentino?
La continuidad es la base para entender mi relación con el público. El otro día sacaba la cuenta: desde el 2000 para acá, no ha habido un año (sacando la pandemia, porque no se podía ir a ningún lado), en que yo no cruzara a Argentina una, dos o tres veces. Esa presencia permitió armar «una cara común» dentro de los festivales y de las presentaciones. Y no solo entre colegas, amigos o editores, sino también entre los lectores. Es un «volverse a ver», una y otra vez.
Me gusta mucho hablar con los lectores y con los difusores. Me gusta saber qué piensan. Es una de las partes más ricas que tiene el trabajo, porque terminás teniendo una devolución de lo que vos hacés que no tiene por qué ser positiva.
La relación se ha ido fundamentando con la presencia y me nutre, me llena de energía. Por eso, mientras yo tenga la posibilidad de cruzar, lo haré siempre.
Tu faceta guionista convive con tu versión escritor. Acaba de salir Caza y Pesca por Tusquets ¿Qué relación existe entre esas dos formas de narrar? ¿Existen mañas de una que se quieran acercar a la otra?
En mi faceta de escritor, me han comentado que tengo un resultado muy «visual». Eso deviene de no hacer distinción a la hora de imaginar. En mi cabeza, para la creación, el punto de partida siempre es la historieta, aunque luego termine siendo un guion de cine o una novela.

Eso se transforma también en mi estilo, si es que existe tal. Si mi forma de narrar es visual, es por un camino de más de veinticinco años haciendo guiones de historieta. Muchas veces, cuando yo estructuro una escena, la veo dibujada. De ese dibujo sale lo que describo.
Habiendo hecho tanto, sos un tipo con hambre. Has guionado para maestros como Lalia, has publicado en grandes casas editoriales y en varios países del mundo, has formado a gran parte del presente y futuro de la historieta uruguaya ¿Qué sueños o metas quedan? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Qué te gustaría hacer que no hayas hecho?
Esta es tema muy complicado, porque no sé si me hago estas preguntas seguido. No sé si me las he hecho alguna vez. No me paro y digo «bueno ¿Con qué sigo?». Muchas veces, estoy en la rosca de todos los años tener que trabajar para pagar las cuentas, para mantenerme activo. Entonces, no sé si me propongo las cosas que me pasan. Quizás, las voy descubriendo a medida que van saliendo.
Descubrí que tenía ganas de hacer un libro como Francisco y Angustias, que rescata parte de la memoria familiar, cuando ya lo teníamos en marcha. Recién ahí baja la idea de «ah, esto era lo próximo».

Si tuviera que jugar y hacer futurología, me gustaría hacer un libro realmente extenso. No he pasado, cuando hablamos de historieta, de las ciento cincuenta o ciento sesenta páginas. Y tampoco he pasado de una novela de trescientas. Quisiera ver cómo me sale algo largo y elaborado, saber si me funciona.
Me gustaría también escribir una comedia romántica. Existe la chance de hacerla, dentro de poco, en cine, con una colega.
Me gustaría trabajar con algunos de los dibujantes con los que todavía no lo he hecho.
Pero todo esto se pierde en el día a día, porque uno sigue tratando de mantenerse activo, laburando y los proyectos van surgiendo y uno los va aceptando. Vas tirando para adelante el carro.