«De una manera u otra, el guionista debe sentirse creador y responsable de la obra en el momento de trabajar los diálogos y/o la escenografía y la coreografía …»
Andreu Martín, «El guión de cómic»
«Todos llevamos un guionista dentro»
Antonio Altarriba, «El guión de cómic II»
Toda historieta tiene un guion, aunque no siempre lo parezca. Sea escrito o dibujado. Los hay desde los más minuciosos, como los de Alan Moore para Watchmen o V de Vendetta, hasta los más escuetos, como los de Stan Lee para Los Cuatro Fantásticos o Spider-Man. Pasando por los guiones gráficos o storyboards que muchos dibujantes suelen usar. Hay tantas formas de escribir-dibujar un guion como formas hay de organizar una baraja de cartas (hay más formas de organizar una baraja de cartas que el número de segundos que han transcurrido desde el Big Bang). Infortunadamente, la labor del guionista suele pasar desapercibida por el público lector.
Por suerte, David Muñoz (guionista de cómic, cine y televisión) desenmascara con pelos y señales este oficio en Escribir con viñetas, pensar en bocadillos (2020, Es Pop Ediciones). A pesar de que la carátula del libro lo ofrece como un manual de guion de cómic, la obra no se reduce a un instructivo sobre la materia. Como tampoco se dirige exclusivamente a guionistas de cómic. El autor introduce entrevistas, citas, datos, confesiones y su testimonio para barnizar lo que pudo haber sido un tedioso tratado. Muñoz sabe de lo que escribe y su lenguaje narrativo dota de ligereza la pesadez propia del manual.
El libro se compone de diez capítulos que cubren todas las aristas del oficio sin ser fatigosos. La manera de pasar entre uno y otro se da «de aspecto a aspecto», como la clasificación de las diferentes transiciones entre viñetas que estableció Scott McCloud. Es decir, Muñoz se detiene lo necesario en cada apartado para saborear los elementos, formatos y ritmos del cómic, así como los distintos tipos de guiones y métodos de trabajo. Y, en los últimos capítulos, ofrece una ñapa sobre las intrincadas relaciones del guionista con el dibujante y el editor. De esta manera, el autor no solo explica, sino que también aconseja.
Algunas de las frases que se leen en el libro son «Ahora bien, cada dibujante es un mundo. Muchos no dicen ni mu sobre el guion por mucho que les preguntes, otros sí que mejoran la historia con sus contribuciones, y algunos… bueno, algunos sería mejor que se quedaran callados», «Los aspirantes a guionista que tienen más problemas para comenzar a escribir pertenecen a uno de estos grupos: Al de quienes planifican demasiado lo que van a hacer [o] Al de quienes no planifican nada en absoluto», «La unidad de medida del guionista de cómic no es la escena sino la página», «Lo ideal es desarrollar varios proyectos a la vez y con distintos dibujantes. Es mejor no jugársela a que un solo dibujante cumpla lo que ha prometido» y «El reparto más habitual de adelanto –si lo hay– suele ser 70% para el dibujante y 30% para el guionista».
Al inicio de la obra, Muñoz dedica un sincero agradecimiento al historietista peruano Juan Acevedo por ser una de las influencias en el momento de elegir su oficio. Parece ser que el manual Para hacer historietas, de Acevedo, trastornó la mente de Muñoz en 1981. No ha de ser extraño que los futuros guionistas de cómic referencien Escribir con viñetas, pensar en bocadillos como uno de los motivos para escoger su profesión. Después de leer este libro, solo un paso nos separa para empezar a escribir guiones.
Coda 1. Tras la lectura del libro de Muñoz, siga con El guión de cómic (2016) y El guión de cómic II (2020) de Diminuta Editorial. La triada perfecta para conocer los recovecos del oficio del guionista de cómic.
Coda 2. Recomiendo leer «Óscar Pantoja: la palabra que dibuja» de Juan Alberto Conde. Una de las pocas entrevistas colombianas que husmean sobre esta profesión.
Coda 3. Ad portas de que se inicien las ferias/festivales/fiestas del libro más importantes del país, no vendría nada mal una franja de guionistas de cómic. Federico Soto, Juan Alberto Conde, Lina Flórez, Mario Mendoza, Mateo Ramírez, Óscar Pantoja, Pablo Guerra y Paula Pino son algunos exponentes nacionales del oficio; unos más curtidos que otros. La nómina sale machista, pero es lo que hay. (Entiéndase que la lista hace referencia a quienes solo guionizan. Si se tratara de «autores completos», aquellos que asumen guion y dibujo, la cuota femenina sería más robusta). Hablando de esto, me pregunto: ¿Por qué casi no hay mujeres colombianas que escriban guiones de cómic? ¿Las mujeres se encuentran subestimadas en el sector o, realmente, no hay mujeres interesadas en escribir guiones de cómic? ¿Cómo impulsar mujeres guionistas?
Posdata pública. El símil sobre la baraja de cartas y su explicación nerd fueron idea de mi amigo del alma Jorge Madrid.