Las rutas de viaje de Corto Maltés. Tercera parte: ¿Acaso Corto Maltés es un personaje romántico?

Corto Maltés ha viajado por amplios océanos, enfrentado numerosas amenazas y hasta ha saltado a la gran pantalla. Carolina González Alvarado nos invitó a esta travesía para llegar a nuevo puerto, uno en el que cuestionamos el mito romántico que rodea al personaje de Hugo Pratt.

Como hemos podido desarrollar en la primera parte de este ensayo, uno de los personajes más importantes y emblemáticos de la historia de la narrativa gráfica occidental es Corto Maltés. Un personaje cuya sola presencia sea quizás suficiente para saber de quién estamos hablando. Descrito por algunos de sus compañeros de historias como «demasiado honrado para ser un pirata», «[…] subversivo» (Pratt, 113), «[…] un hombre libre que sabe muchas cosas… pero que tiene algo en contra: no quiere responsabilidades…» (Pratt, 133), alguien que «[…] no parece tan malo como quiere aparentar» (Pratt 99), «[…] de esos que sueñan con los ojos abiertos, […] peligrosos pues no saben si están dentro o fuera del sueño» (Oberón, en el filme Las célticas) o bien, como «[…] un gitano o un marinero, pero [que] lleva una gorra de oficial» (Barón Von Ungern, en el filme La corte de los arcanos).

Nacido en Malta, hijo de una gitana de Sevilla, conocida como «La niña de Gibraltar» (que habría sido modelo del pintor Jean-Auguste-Dominique Ingres), y un marino británico oriundo de Cornualles. De allí que nuestro personaje se autodenomine «británico cuando le es conveniente”, Corto Maltés es alguien de quien sería fácil enamorarse, ya sea por su espíritu temerario, el descaro que muestra frente a la mayoría de las figuras de poder o bien por el inquietante atractivo de su mirada y su andar.

Entre los críticos e investigadores de narrativa gráfica, se le ha descrito como un personaje «romántico». Incluso, Hugo Pratt utilizaba este adjetivo cuando hablaba de su creación. Si bien Corto Maltés posee reminiscencias a personajes románticos como Lord Byron (es viajero, bohemio, culto, tenaz y seductor), sería inadecuado afirmar que se trata de un personaje exclusivamente romántico; pues como otras grandes figuras de la literatura universal, tiene la capacidad de transformarse a lo largo de sus historias, hasta convertirse en una figura simbólica que representa más de lo que en apariencia muestra.

La justicia, el espacio y el tiempo

Un indicio de ello es el particular modo en que el personaje entiende la justicia. Ajeno a cualquier inclinación política o religiosa, Corto Maltés posee una moral flexible pero firmes principios que le permiten articular su propia ética. Una variación de Michael Kölhas, cuyos valores no se adecuan a los ideales de fraternidad y libertad decimonónica, sino que responden a los tiempos de transición ideológica, social y cultural que caracterizó la primera mitad del siglo XX; época en la que están ambientadas la mayoría de sus aventuras. En este sentido, Corto Maltés es un personaje que nos hace cuestionarnos sobre lo correcto y lo justo pues, frecuentemente, en sus aventuras, estas instancias suelen encontrarse en lados contrarios.

La relación entre el personaje y la literatura romántica podría encontrarse en los espacios donde se sitúan sus historias. Por ejemplo, en La balada del mar salado los espacios de la acción son similares a los escenarios descritos por las novelas románticas europeas: lugares inhóspitos, desconocidos y lejanos como aquellos que podemos encontrar en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad.

Detalle de una de las páginas del mayor personaje jamás creado por Hugo Pratt.

Por otro lado, se ha mencionado que las historias protagonizadas por Corto Maltés forman parte del canon de las novelas de aventuras, como Robinson Crusoe de Daniel Defoe. En la cual, se narra una amplia variedad de acontecimientos, pero sin abandonar su carácter moralista y didáctico. Sin embargo, en las historias de Pratt, pese a encontrarnos con un protagonista envuelto en narraciones ágiles y dinámicas, los temas que encontramos en sus historias no se reducen a ofrecer un entretenido relato de sucesos o una feliz huida al mundo de la ficción. En cambio, funcionan como un vehículo que nos transporta a nuestra propia búsqueda de la realidad, a encontrar en el ruido de los acontecimientos ese silencio reflexivo en el que constantemente se hunde nuestro personaje.

A pesar de las aparentes similitudes con la estética del género, existe algo inasequible, algo que se escapa de la descripción de una novela romántica de aventuras en las historias narradas por Hugo Pratt. Sus espacios, así como los acontecimientos narrados y los personajes que les dan forma poseen un «carácter incierto». Todos ellos admiten diversas interpretaciones y dan pie a la vacilación. Al no mostrarse claramente, los elementos que construyen las historias de Corto permiten la creación de un pacto con el lector, quien admite que los sucesos pueden ocurrir en espacios geográficamente identificables como China o en islas tan misteriosas que no aparecen en ningún mapa.

Los personajes y su estética

Los personajes históricos y ficticios están hábilmente imbricados en las historias de Hugo Pratt. A menudo, es fácil confundir un personaje real con uno ficticio y viceversa, tal como ocurre en los cuentos de Jorge Luis Borges. La incertidumbre y la ambigüedad que los rodea nos permite oscilar como lectores en un entorno donde lo real y lo ilusorio comparten el mismo horizonte de posibilidad. Un ejemplo de ello es el personaje Rasputín, con quien Corto Maltés mantiene una particular complicidad, la cual podríamos describir como una amistad en constante amenaza de muerte. Por el nombre y su aspecto físico, podríamos pensar que se trata de Grigori Rasputín, el hombre que influyó enormemente a la dinastía Romanov en los últimos años de la monarquía rusa y cuya vida ha inspirado una amplia variedad de imaginarios a su alrededor. Sin embargo, en una entrevista realizada a Hugo Pratt en 1989 por Dominique Petitfaux, el autor afirmó que no se trataba del personaje ruso; no obstante, incluso para los lectores actuales, la confusión es parte de ese contrato oscilante.

Ilustración de Rasputín, uno de los personajes icónicos de las aventuras creadas por Pratt.

Tomando en cuenta lo anterior, no es de extrañarse que el autor tomara las facciones de sus conocidos y amigos para la descripción física de sus personajes, siempre y cuando sus rasgos fueran congruentes con su personalidad y carácter. Este ejercicio puede entenderse como una síntesis entre la realidad y el dibujo. Una muestra de ello es Venexiana Stevenson, un personaje que aparece en repetidas ocasiones en las historias de Corto Maltés (podemos encontrarla en el álbum La casa dorada de Samarkanda y en Las célticas) y cuya caracterización física proviene de Mariola Pasqualini, la esposa de Guido Fuga, el dibujante de los trenes en la obra Corto Maltés en Siberia.

Como se observa en estos ejemplos, los personajes de Hugo Pratt están rodeados en un halo de misterio. Aunque los acabemos de conocer, intuimos que tienen una larga historia a cuestas, ya sea como personajes históricos o ficcionales. Poseen una biografía tan intensa que no es de extrañarse que su existencia genere confusiones entre verosimilitud y verdad. Acorde a este principio de ambigüedad que el autor mantiene en su obra, Corto Maltés se coloca en una zona liminar, en un umbral donde su descripción como «un pirata simpático» (Pratt 166), tal como lo define Christian Slütter en La balada del mar salado, se contradice con el sentido práctico y la severidad con que actúa, dos rasgos de carácter opuestos al personaje romántico tradicional.

Más allá de los rasgos románticos que podemos, o no, encontrar en las viñetas de estas largas travesías, en ellas destaca también la particular relación que existe entre la imagen y el guion. Las narraciones de Corto Maltés reúnen varias características de la estética barroca: el juego de espejos, las burlas y los juegos de palabras de la literatura picaresca, así como la puesta en abismo y la técnica narrativa de caja china, aplicada tanto a la estructura como al argumento; cualidades que estarán también presentes en gran parte de la producción gráfica y literaria de nuestro siglo.

Como hemos mencionado, los relatos del marinero frecuentemente están elaborados «[…] sobre una serie de delicados equilibrios entre elementos normalmente incompatibles que terminan por fusionarse» (Petitfaux, 14), creando así no sólo un principio de ambigüedad sino su propia poética.

Portada de la edición en castellano de «A la sombra de Corto», de Dominique Petitfaux.

A través del estudio de su estética, es interesante observar que Corto Maltés posee ciertas similitudes con su creador. Hugo Pratt fue un viajero capaz de trasladarse de un universo cultural a otro con la misma facilidad con que su creación artística podía trasladarse desde una isla recóndita como La Escondida a las laberínticas calles italianas de La fábula de Venecia. No obstante, las semejanzas que existen entre el autor y su personaje, Corto Maltés es un ejemplo de cómo la creación se desprende de su creador para adquirir independencia y un sentido propio.

Obras consultadas

McKee, Robert. «El guion». Story. Trad. Jessica L. Lockhart. Alba: Barcelona, 2006.
Petitfaux, Dominique. «A la sombra de Corto: Conversaciones sobre su obra». Trad. Gabriel García Santos. Confluencias: Almería, 2013.

Carolina González Alvarado
Carolina González Alvarado
Es profesora e investigadora en narrativa gráfica. Licenciada en Literatura Latinoamericana, con maestría en Letras modernas en la Universidad Iberoamericana, graduada con Mención Honorífica. Ganadora del Premio FICSAC (Patronato económico y de desarrollo) por su destacada labor como becada de investigación de alta calidad en la Universidad Iberoamaricana, Ciudad de México, en 2014 y 2015. Realizó estudios de doctorado en la UIA, en la University of Glasgow, Escocia, y en la Universidad de Almería, España. Cuenta además con el diploma en “Pedagogía del Cómic” otorgado por la Escuela Superior de la Imagen, en Angoulême, Francia. Es colaboradora de la revista sobre cómics, de circulación internacional, Comicosity, y escribe la columna El Conejo Blanco en la revista Marvin, sobre narrativa gráfica latinoamericana. Ganadora del concurso de crítica cinematográfica de My French Film Festival, onceava edición (2021).

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