Así he ido descubriendo las historietas

¿Leer historietas, divulgarlas, y enseñarlas? ¿Cómo es la promoción de historietas en bibliotecas? ¿Qué idea se tiene en la academia sobre las historietas? ¿Qué lugar e importancia tiene en las librerías? Estas y otras preguntas me rondan la cabeza desde el momento en que entré a Blast. Unas preguntas que antes eran un poco más borrosas, ya que antes no entendía mucho sobre las historietas, pero poco a poco, mientras leía algunas como La madriguera (Femimutancia), Todo bajo el sol (Ana Penyas), La gravedad y otras sustancias (Daniel Liévano), Desamor platónico (Cabizbaja), entre muchas otras, empecé a entender un poco su lenguaje y todo lo que hay a su alrededor.

Además de las lecturas empecé a asistir a las conversaciones de cómic economía e historia del Banco de la República, de Medellín. Y a escuchar La onda corta, en específico la sección Secuencia dibujada, donde el fin principal – de ambos espacios – es hablar de comics desde muchas esferas diferentes. Las lecturas y estos espacios me abrieron puertas, aunque las preguntas seguían ahí.

Para intentar resolver algunas de las dudas hablé con estudiantes, profesores, libreros, promotoras de lectura y un dibujante de historietas. En una búsqueda de miradas y opiniones desde diversos ángulos sobre las historietas.

La primera parada la hice en la tienda de discos Surco Records, ahí conversé con Álvaro Vélez (Truchafrita), historiador y dibujante de historietas, editor de la Gacetilla Robot, autor de Follaje (Tragaluz, 2019) y La iglesia de los cuernos (Tragaluz, 2022) su último libro. Truchafrita, ante mis preguntas sobre el panorama actual de la historieta en Colombia, me comenta acerca de su entusiasmo y su visión como dibujante «El panorama de la historieta en Colombia actualmente es “esperanzador”, más gente joven dibuja, hay más gente interesada en hacer historieta, ahora hay más facilidad, los medios y las redes sociales influyen mucho, el artista puede mostrar lo que hace en ellas».

Hablar con Truchafrita desde el lado de la creación hizo más fácil entender los porqués de la historieta en Colombia, y sus necesidades futuras: como ampliar la conversación en más espacios académicos. «Las universidades todavía no ven a las historietas como medio para comunicar cosas, una forma de que la historieta entre a la academia es con cursos, no solo para dibujantes, sino, que también con apreciación de historieta, en literatura, en comunicación o en departamentos de arte. Para esto hay que darle tiempo a que Colombia se abra más, pues desde la literatura por ejemplo se puede ofrecer el desarrollo de guiones para historieta, con esto ya seria ganar terreno entre los estudiantes. Es importante recordar que, falta presión desde quienes hacemos, divulgan, leen, editan, y sobre todo desde las instituciones, para que la historieta pueda avanzar». Dice Truchafrita, siguiendo con el tono entusiasta, el cual señala un camino con mucho todavía por hacer. 

Luego de hablar con Truchafrita pasé a la Universidad, ahí, entre solicitud y pesquisa hablé con Daniel Bravo, profesor de Creación, Medios y Edición. Daniel en medio de algunas preguntas, da su opinión sobre la diferencia de la historieta en relación a lo que es un guion literario para un producto audiovisual. Además, comenta sobre la importancia de su lectura «No hay razón para no leerlas, más allá del gusto, puede estar a la par de lo que podés encontrar en otro formato (literario), la búsqueda lingüística particular, el desarrollo de personajes y elementos… experimentar, desligarla de ser un tema únicamente adolescente». Daniel agregaba además, que él sí divulga elementos gráficos de la historieta en clase y comparte algunos referentes narrativos. Finalmente la conversación deriva en la ideas y los conceptos que se tienen en algunos sectores más conservadores de la academia sobre la historieta «Seguramente es un asunto generacional, y quizá por esto, la academia pelea con lo mal llamado literatura o arte popular, porque creen, que algo que se salga del molde es fácil, bajo y muy suave, como para considerarse elegible de crítica».

Sin embargo ¿Por qué no se enseña del mismo modo la historieta que la literatura? A raíz de mi duda frente a la academia, seguí en la universidad y hablé con uno de los profesores del área de investigación: Juan Esteban Villegas. En este caso me sorprendió, pero a la vez me dejó con algunas ideas resonando. Primero, por un lado, estaba su respuesta positiva al hablar de enseñanza de las historietas en el pregrado, una afirmación que se contrapone cuando afirma que hay poca crítica en relación a las historietas y esto incide en esa ausencia. Villegas menciona casos lejanos de crítica, habla del trabajo que realizó Umberto Eco en Apocalípticos e Integrados, y menciona a Snoopy – Charlie Brown y Mafalda, un trabajo, el de Eco donde se argumenta desde la crítica política a través de estas las tiras de estos personajes.

Sin embargo Villegas comenta, más allá de sus impresiones distantes, una alternativa para las historietas «Creo que hemos pecado como programa de Estudios Literarios al no presentar un programa de estudio alrededor de las historietas. Un sí rotundo al estudiar, hablar, divulgar y sobre todo a la crítica de historietas en clase, pues, es un gran punto de enganche ante la introducción al mundo de la lectura – imagen, al llamar la atención. Necesitamos abrirnos. Sí el miedo de los académicos es la no crítica sobre historieta, pues es necesario empezar a hacerlo». Un comentario de Villegas que expresa la voluntad de apertura, teniendo en cuenta la ausencia que tanto he relatado.

En un viaje intermedio que hice a Bogotá, mientras escribía este texto, pasé por La librería La Valija de Fuego, ahí hablé con Marco Sosa, librero y editor. La valija es una librería con una oferta relevante en artes gráficas, historietas, libro ilustrado, entre otros temas, y formatos. Cuenta con gran variedad en sus estantes, no solo tienen historietas internacionales, sino que cuentan con una sección de comic underground, donde básicamente las publicaciones independientes son hechas con sudor, sangre y uñas. «A los lectores les interesa ir en busca de novela gráfica y libro ilustrado. Ya no se ve al cómic como un patito feo» me dice Marco. Además de la visión en la librería sobre las historietas, le pregunto sobre qué opinión tiene acerca de que  en las carreras de literatura se dieran clases sobre historietas. Su respuesta es «Sí, pero no solo en el pregrado de literatura, las humanidades en general necesitan también aprender de ellas y que al incluirse en carreras como arquitectura también sería algo muy bueno, esto porque las historietas son una gran herramienta para entender al universo creador de los libros».

De regreso a Medellín, y siguiendo la ruta de librerías, hablo con Melissa Martínez, librera en Antimateria, ella de entrada me presenta la vocación de la librería y la importancia que siempre han tenido las historietas en su catálogo «Desde el inicio de la librería, algo que estaba claro, era tener una buena sección de comics». Libros Antimateria se destaca por su gran variedad de comics, dividida en tres secciones: colombiano, autopublicados, también grandes editoriales. Latinoamericana y Universal. En Antimateria además, tienen una apreciación especial por los libros de imágenes, cine, narrativa en imágenes, y artes. Estos  son temas de interés y de distinción sobre otras librerías. Libros Antimateria es referente clave en la ciudad si de encontrar historietas se trata. «Otras librerías nos recomiendan, los foráneos vienen específicamente a visitarla, y los locales… bueno, aunque son pocos los lectores de comic en la ciudad» subraya Melissa al final. La charla no se extiende mucho, y cerramos sobre los temas recurrentes de las historietas en la ciudad, a lo que Melissa añade «No es completamente homogéneo hablar de los temas, pero que el narrar la historia política, o la autoficción es lo más visto, pues la gente quiere narrarse».

En el final del recorrido las preguntas no se resuelven de todo, al contrario se abren otras, mientras veo de lejos, un panorama aún por descubrir.

Cierro entonces con otra visión, con las opiniones de María Fernanda Giraldo y Nataly Osorio, ambas promotoras de lectura en el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín. A ellas les hago una pregunta directa ¿En la promoción de lectura que tanto se ve la preferencia por las historietas? «La gente viene por cosas generales, pero, cuando vienen en familia buscan que los niños se acerquen a ellas, porque se sale de la lectura tradicional y son narraciones que llaman la atención por tener imágenes». Comenta María Fernanda. Luego de una conversación extendida, pregunto por la historieta local y nacional, qué tanto se lee y se divulga desde las bibliotecas, a lo que Nataly responde «Si y no, porque la lectura de historietas en la ciudad se reduce a un nicho casi específico, es necesario darle un empujón, porque hay ferias, editoriales y espacios que lo permiten».

No sé si estoy un poco mas resuelta con las dudas, o si tengo más dudas sobre el tema. Igual, de eso se trata, de ir aprendiendo en el camino. Durante este recorrido pude ver y entender muchas de las otras caras que tiene la historieta en Colombia. Seguiré indagando al respecto o si me encuentro con un genio le pediría una solución a estas dudas. Por ahora solo me queda leer más historietas y ver qué pasa.

Nota: pueden leer esto si les interesa aprender y acercarse al ámbito de la historieta en el entorno académico

Lucía García Mosquera
Lucía García Mosquera
Está terminando un pregrado en Estudios Literarios, y a su vez tiene un proyecto personal donde le toma pics a la gente que existe: The people i see in the day. Su bias es yoongi y cree que existir al mismo tiempo que Tay Tay es una bendición. Ahh! Y, por último, es gran fan de escribir poesía impetuosamente adolescente.

1 COMENTARIO

  1. Gracias Lucía por compartirnos tu talento, por ser un ser humano tan extraordinario y siempre dar tu luz con lo que te apasiona

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