Yapi, el salvajismo que derrumba estereotipos

Yapi sacudió la escena gráfica con la publicación de Pareces una salvaje. Un temblor que tuvo su réplica en Argentina. Aún inmersa en ese movimiento, Jules Tosello le pregunta a la obra y a su artista todo lo que tienen para contar en sesenta y ocho páginas.

Pareces una salvaje, la novela gráfica de la historietista colombiana Yanneth Pineda G., conocida como Yapi, fue publicada originariamente en 2023, por Las Brujas Ediciones, luego de que la artista ganara la Convocatoria de Estímulos 2021: Unidos por la Cultura.

La novela gráfica llegó ese año también a Argentina, de la mano de Estudio Mafia. Ambas ediciones, de sesenta y ocho páginas, fueron realizadas mediante la técnica de la risografía a dos tintas y cuentan con tapa blanda.

Además de profundizar en su lectura y de reseñar la novela gráfica, tuvimos la oportunidad de conversar con la artista, quien nos otorgó información extra en cuanto al mensaje y significado de la obra, así como su propuesta visual y estética y la técnica de impresión.

¿De qué se trata Pareces una salvaje?

La historia comienza cuando una chica llega a su casa en la noche. Se cambia como para relajarse e irse a acostar. Recibe un mensaje de texto en su celular.

No se sabe quién le ha mandado el mensaje, pero tampoco parece ser aquí lo que importa. Lo que si se da a atender a es que se lo envió alguien con quien la chica estuvo ese mismo día y que por alguna razón desconocida, no le gustó o cerró su comportamiento, razón por la cual le escribió: «Pareces una salvaje».

En un principio, parece que la chica le está por responder (¿Acaso lo hace?). Bueno, en realidad eso es irrelevante, porque al relato tampoco parece importarle. Aunque el relato que la artista construye a partir de allí tiene como punto de partida ese mensaje, no volverá a tener presencia explícita en las viñetas.

Ese mensaje, que parece buscar ser ofensivo para la chica, adquirirá un nuevo sentido a lo largo de cada dibujo y de cada viñeta, para adquirir otro significado y ese «pareces una salvaje», no será más que el disparador de esta historia.

La chica se va a la cama y, en seguida, cae profundamente dormida. De una viñeta a la otra, Yapi nos sumerge en el mundo de los sueños de la protagonista, quien se encuentra en un descampado, desnuda, y con la mirada hacia una arboleda.

Sorpresivamente empieza a llover, pero al mismo tiempo el fuego se hace presente. Todo el escenario se inunda y ella se ve atrapada por unas llamas color rosa viejo que la fulminan. Esto no será más que el comienzo.

De nuestra protagonista no queda nada, solo huesos. Un grupo de mujeres (¿acaso un aquelarre de brujas? ¿o espíritus? ¿fantasmas? ¿ninfas?) se acerca a sus restos y arman una ronda, de la cual la soñadora renacerá para vivir una gran aventura a través de todo lo que tiene para ofrecerle la naturaleza. En ese viaje onírico y absolutamente personal, nuestra protagonista deberá cambiar, fusionarse con la naturaleza y aceptar su destino.

Los sucesos que experimenta en sueños la protagonista pronto se revelarán, nada más y nada menos, que como una respuesta introspectiva y original a aquel mensaje, que, en cierta forma, va a inspirar cada suceso que deba experimentar mientras continúe dormida.

Entre algunas de las cuestiones que Yapi planteará en ese relato onírico, sin dudas, va a poner en tensión los conceptos de civilización y barbarie. Viñeta a viñeta, la artista profundizará en el significado de ser un ser civilizade o no serlo, en una humanidad que no hace más que encasillar muchas veces a las mujeres en un lugar de animalidad y salvajismo.

Al respecto, Yapi nos contó: «esa frase tenía que ver con a esas palabras que se repiten mucho, que nos repiten mucho a las mujeres, como cosas que hacemos o cosas que nos dicen que no son normales porque nos expresamos de cierta forma, estamos locas o como la apariencia que tenemos porque no estamos así todas super-producidas». Al respecto, la autora indicó que, al momento de hacer la novela gráfica, había recopilado «algunas frases, incluso como algunas comparaciones que se hacen entre mujeres y animales».

Según Yapi, en Colombia «se utilizan demasiadas expresiones para referirse a mujeres por la forma en que se visten, o porque sí tienen una vida sexual activa, o por muchas razones» y agrega, «esa frase es una de las que me sonaba mucho y que además quería conectar con el tema del sueño, con esa chica, con esa transformación».

Probablemente, lo que más se destaca en Pareces una salvaje, es la versatilidad de la autora para transmitir todos estos mensajes y emociones, tan solo a partir de una aventura totalmente visual, en la que no habrá onomatopeya ni diálogo alguno. Viñeta a viñeta, Yapi va a resignificar ese salvajismo con que a veces se identifica a las mujeres y del que se acusa a la protagonista para construir un mensaje rebelde con un claro tinte feminista. De hecho, para Yapi la novela gráfica fue «una forma de canalizar o poder ver de alguna forma cómo todas esas cosas que están ocurriendo en mi cerebro una forma de procesar toda esa información sobre diferentes autores, autoras, sobre qué es el feminismo, sobre cómo se ha ido construyendo».

Según pudimos conversar con Yapi, todas cuestiones que le inquietan en función de su propia vida y de su necesidad de compartir con otras mujeres (cercanas y no tan cercanas) sus descubrimientos y su perspectiva del mundo.

De hecho, la autora lo deja muy claro en el prólogo, cuando dedica su obra a «todas sus mujeres». Yapi apela a que dejemos salir esa «enorme bestia» (salvaje) para percibir el universo y todos los elementos de la naturaleza que nos rodean a la vez que nos propone que nos permitamos tener miedo, incertidumbres, ira, llantos, amor, alegría, fuerza y coraje. Porque, para ella, las mujeres somos así: libres.

A través de todo ese relato feminista, que también apela más directa o indirectamente a la sororidad y al empoderamiento, Yapi recuerda la importancia de volver a la naturaleza y escuchar lo que tiene para decirnos como mujeres. Morir, renacer de las cenizas, metamorfosearse, volcarse y entregarse a la naturaleza femenina, ejercer ese poder, brotar de las semillas y finalmente abrazar ese salvajismo primogénito para resignificarlo.

Todo en Pareces una salvaje resulta en un símbolo con un potente significado. A lo largo de la historieta, aparecerán infinitas representaciones gráficas que hablarán de la superación, de la urgencia por un mundo civilizado más orgánico y en armonía con la naturaleza, y de la búsqueda por la propia identidad para abrazar las propias decisiones y reivindicar lo que somos y cómo actuamos. Volver a la naturaleza para aceptarnos, porque somos como somos y ser salvajes muchas veces es más genuino que fingir demencia y escondernos. Todo esto, a través de dibujos que hablan por sí mismos, sin palabras ni diálogos con un final totalmente abierto y libre de interpretación.

En efecto, la artista habló de estas cuestiones en primera persona: «Quería que fuera una historia cargada con muchos símbolos y no quería utilizar diálogos ni texto». La autora comentó que para ella «era muy coherente no poner texto, con ese tema de regresar a lo primitivo». Algo así como ese tiempo ágrafo, en el que no había escritura ni diálogo y en el que todo podía leerse a partir de la imagen. Según la autora, Pareces una salvaje se trató de dejar «pequeñas pistas segundas historias» para que quien lo lea pueda interpretar su trabajo «a través de su propia experiencia». Tal como contó Yapi: «Me gusta mucho cuando la gente me escribe y me dice, “quisiste decir eso o quisiste decir lo otro”, porque en realidad terminan contándome otra historia quizás muy diferente a la que tenía pensada, pero que resultan siendo bellas, conectadas en parte con la trama».

Para la autora «la libre interpretación» se construye en gran parte por el hecho que el relato visual transcurre en el mundo de lo onírico. «Quería que fuera un sueño, lugares que se prestan para que ocurran muchas cosas. A veces no tienen sentido, son sacados de lugares muy locos. Me gustaba mucho jugar con esa idea de que la transformación ocurriera durante el sueño», señaló.

Pareces una salvaje resulta una obra muy cuidada, delicada e ingenua que, si bien inspira con su estética elegante, al mismo tiempo logra retratar ese salvajismo que la protagonista necesita, sale a buscar, a defender y quizás también reforzar en su viaje onírico. Ciertamente, una obra que lleva a hacerse muchas preguntas. Entre ellas, por el significado de ser mujer en la sociedad actual, de pertenecer al entorno de primitive o civilizade, de lo natural, de volver a la esencia, de vivir en un mundo patriarcal en el que no siempre está bien visto rebelarse para volverse una mujer fuerte y salvaje….

Pareces una salvaje: técnica de impresión y propuesta visual.

Pareces una Salvaje es un libro realizado mediante la técnica de la risografía, algo que hace tanto Las Brujas Ediciones, en Colombia, como Estudio Mafia, en Argentina.

Para quien no conozca el método, se trata de una impresión que tiene aspecto de serigrafía, pero que se realiza mediante un proceso totalmente mecánico y económico que le otorga a la obra un aspecto bastante original que recuerda a las fotocopias o bien un trabajo hecho a mano. Es un sistema que emplea tintas de colores planos pero que se pueden superponer, tal como puede notarse en el trabajo de Yapi.

Al respecto, la novela gráfica supone una selección de tonos grises que se superponen al punto que llegan a generar el contraste total del blanco y negro, a la vez que se les suman los rosas pálidos. Según nos comentó Yapi, si bien hay lectores que piensan que el color rosa tiene que ver con las mujeres, en el taller de risografía en Colombia «había una carta de colores y entre esas estaba ese rosa», que resultó acertado. Aunque la artista valora la idea, no pareció importarle mucho que en la tercera edición esos detalles rosas vinieran en rojo.

Esos elementos rosas fueron, sin dudas, decisiones estéticas que aporta a la identificación del aspecto clave en cada viñeta. Esto es, aquel detalle que llama la atención y moviliza a quien se adentre en la historieta. Esos detalles rosas, completamente intencionales, en algún punto constituyen el hilo conductor de la historia y subsanan la falta de diálogos, los cuales no se extrañan en absoluto.

Dentro de todo este universo construido mediante la risografía, se destaca el trabajo gesticular tierno e ingenuo de les personajes de la obra, principalmente de la protagonista joven, cuya mirada está muy bien lograda y es muy expresiva. De hecho, si hay algo que llama la atención en la gestualidad y de los ojos de les personajes, es su cercanía con el manga. Según nos comentó Yapi, le gusta el manga y el blanco y negro de la risografía en combinación con el rosa le permitieron acercarse a ese género, junto con esa sensación del «carbonillo» en la impresión en el papel opaco. Al respecto, la artista destacó cómo hubo gente que le dijo creer ver los originales porque podían ver «la textura del lápiz».

El fondo también hace lo suyo en Pareces una salvaje, puesto que es muy relevante en toda la propuesta estética. Yapi despliega paisajes muy complejos que permiten distinguir muy fácilmente cuando se cambia de un escenario a otro; por ejemplo, del bosque al fondo de lo que parece un río. Los detalles en rosa también suman al entorno y, según la artista, le permitieron «poner el foco en ciertas cosas que se necesitaban destacar de las escenas, de los fondos», lo cual resultó en «una apuesta también muy interesante para el libro».

¿Quién es Yapi?

Para quienes no conocen a Yanneth Pineda, la artista nació en Itagüí, Colombia, en 1986. Es diseñadora gráfica del Instituto Universitario Pascual Bravo de Medellín. Actualmente trabaja como ilustradora, autora de cómics y tatuadora independiente.

Publica fanzines desde 2017 y su afición por la narración gráfica la llevó a obtener una residencia artística en la ciudad de Angulema, Francia, desde 2019. Fue en 2021 cuando, gracias a ser la ganadora de la Convocatoria de Estímulos 2021 Unidos por la Cultura de la Gobernación de Antioquia en el año 2021, pudo publicar su primera novela gráfica: Pareces una Salvaje.

Jules Tosello
Jules Tosello
Viajera, feminista y fan de la cultura pop, la historieta y el cine. Es Profesora en Historia, Doctora en Educación y periodista. Desde hace bastante tiempo se dedica a la divulgación y al periodismo de historietas, fundamentalmente nacional. Tiene una columna sobre comics y cultura pop en Margaritas a los Chanchos, un programa radial cultural con 11 años al aire, y es conductora desde 2024 en La Agenda de Lois Lane, donde habla de noticias sobre cine, comics y entrevistas; ambos programas en Radio Capital 88.5 de la ciudad de Neuquén, Patagonia Argentina. Escribe en Comiqueando Online y en Nota al Pie, con artículos sobre comics y cobertura de festivales y eventos. Además de participar de varios canales de YouTube como panelista, en el canal de Comiqueando tiene un programa llamado Historieta al Ataque donde entrevista a historietistas argentinxs y gente del ambiente comiquero. Incursiona también en la crítica de cine y escribe todas las semanas en Cine Teatro Argentino Hoy desde 2020.

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