Además de conductor de radio, comediante y músico, una de las facetas artísticas de Gustavo Sala es ser dibujante de cómic. Definir su estilo dentro de la historieta nos llevaría sin duda a encontrar grandes coincidencias con Robert Crumb (1943), no solo en el uso de la línea y los trazos plagados de detalles con los que dibuja a sus personajes, sino también en las temáticas de sexo y crítica política.
Solo hace falta detenerse frente a la portada de Buenos Aires en Pelotas (2021) para vislumbrar todo el coctel de comic underground del que, sin duda, bebe el autor. En ella vemos al rey del tango sobre el Obelisco con una expresión simplemente ‘porteña’, que entenderemos a cabalidad cuando avancemos unas páginas o vivamos en esta ciudad. Con humor y destreza Gustavo Sala logra retratar un panorama único y acertado de Buenos Aires.
Desde los años 90, Gustavo Sala comenzó su carrera como dibujante en la revista Comiqueando. Desde entonces ha colaborado en revistas como Genios, Fierro, Rolling Stone, Orsai, Mongolia, Barcelona, entre otras. También ha publicado más de 15 títulos entre los que se encuentran: Bife Angosto (5 volúmenes), El baño violeta (2010), Ordinario (2012), Lo que no importa está acá (2013), Enfermito (2013) Tumor Gráfico (2016), ¡Viva la caca! (2017), Desgracias totales (2019) y Casi uruguayo (2019).
En una conversación para Blast, Gustavo Sala nos habló sobre su proceso creativo, su percepción sobre el lenguaje, la evolución de la historieta y, por supuesto, sobre su último libro, que estará disponible en formato digital para Colombia, y que vale la pena tenerlo como una guía alternativa antes o después de visitar Buenos Aires.
¿Existen límites para hacer humor en la historieta?
Afortunadamente el único límite para hacer humor en historieta es la imaginación del autor. Por supuesto, esta pregunta tiene múltiples respuestas según qué humoristas respondan. Habrá para quienes hayan 200 límites, para quienes hayan 70 y para quienes hayan cero. Hay humoristas que solo trabajan un humor blanco, puro y hermoso y otros que manejan un humor negro, impuro y horrible. En el medio hay muchísimos matices. Lo difícil, siempre, ya sea con humor blanco, negro o gris, es ser gracioso.

¿Cuál es técnica que usas para dibujar tus historietas? ¿Cómo es tu proceso creativo?
Trabajo de manera analógica, sobre papel, con tinta, plumín y estilógrafos. Para hacer una página de historieta o una tira empiezo -creo que como la mayoría- pensando la idea: qué quiero contar, de qué me quiero reír. Si en mi casa no estoy inspirado me voy a un bar a cambiar de aires, de atmósfera y de lugar, a apuntar ideas en un cuaderno. Y cuando tengo la idea, hago un boceto muy rápido en el cuaderno y luego ya la página que voy a publicar, haciendo un dibujo muy así nomás a lápiz, para entintarlo luego lo más decentemente posible. Perdón por no ser muy original, debe ser el método de la gran mayoría de autores o autoras de cómic.

¿Cómo has visto la transformación de la historieta argentina en cuanto a géneros, estilos de dibujo, técnicas?
Hoy por suerte, y ya desde hace varios años, la historieta es mucho más libre y desprejuiciada que antes y encontramos de todo. Desde la aventura más clásica, pasando por los géneros como la fantasía y la ciencia ficción, llegando a las historias más experimentales y absurdas posibles; quizás con una corriente creciente de historieta autobiográfica donde los autores y autoras exponen desde sus cuestiones más domésticas hasta sus experiencias más oscuras y personales; también con una variedad cada vez mayor de estéticas y estilos de dibujos, donde felizmente todo vale y parece haberse roto esa mirada conservadora de lo que era «dibujar bien».
¿De dónde surge la idea de hacer Buenos Aires en Pelotas? ¿Qué cambios más evidentes ha sufrido el porteño desde entonces?
Buenos aires en pelotas surge de una inquietud de Random House que me convoca para hacer un libro sobre Buenos Aires, por supuesto, desde el humor. Lo primero que quise fue alejarme del típico libro buena onda que muestra las maravillas de la gran ciudad para tentar al turista y venderle shows de tango for export. Y se me ocurrió tomar la gran obra del genio Calé, Buenos aires en camiseta, como punto de referencia y actualizar, de alguna manera, con una mirada más negra y cruel, la manera de ser del porteño y la vida en las calles de la ciudad. No sé muy bien en qué cosas habrá cambiado el porteño en las últimas décadas, pero sí se ve un cambio en la ciudad, con cada vez mas pobreza, gente revolviendo los contenedores y niños y niñas muy pequeños vendiendo pañuelos de papel en los bares. También son cada vez menos los bares porteños abiertos las 24 horas, una de las mejores cosas que tiene/tenía la ciudad.

¿Existe alguna sensación de desazón al pensar en cuánto puede tomarle a alguien pasar una página en comparación con el tiempo en que tardas dibujándola?
Nunca me puse a pensar en el tiempo que tarda un lector al leer una página en relación al tiempo en que tardo en dibujarla, pero supongo que si tarda poco quiere decir que la página funciona porque la lectura fluye y avanza, y es posible que si se tarda mucho en leer una página puede querer decir que el dibujo no se entiende, o que está sobrecargada al pedo, así que espero que mis páginas se lean rápido, por más de que tarde un montón de horas en dibujarlas.
¿Cómo es tu relación con Buenos Aires? ¿Te sientes como porteño? En tus 9 años viviendo en la ciudad, ¿qué te hace querer quedarte aquí?
Me encantan muchas cosas de Buenos Aires: la diversidad de barrios, la atmósfera cultural, la escena de música y cómic independiente, los lugares increíbles y desconocidos que ofrece, etc. Y por supuesto, me parecen horribles muchas cosas de Buenos Aires como viajar para el culo en hora pico en subte o colectivo, pero en el balance son más las cosas que me gustan que las que no. Sin embargo, no me siento porteño, estoy viviendo en Buenos Aires desde 2012, pero el mar y la sal de Mar del plata todavía corren por mis venas. Me sigo quedando acá por los amigos, por los lugares que todavía no conozco, por los cafés, por los recitales, por los eventos, por las librerías y porque es una ciudad divina.

En Buenos Aires en Pelotas hay una evidente crítica cultural y social desde el humor…
En este libro traté de ofrecer un material divertido, zarpado, grotesco, de hacer reír, en definitiva, pero también ofrecer una mirada sobre las cosas más injustas de la ciudad: la gente caída del sistema, tirada durmiendo en la calle, la basura, la violencia de los alquileres, etc. Así que, de alguna manera, podríamos decir que se trata de «humor político» también.
¿Cuánto tiempo te llevó dibujar todo Buenos Aires en Pelotas? ¿Cómo fue el trabajo de investigación para los datos que brindas en el libro?
El material del libro lo habré hecho en un año y medio, más o menos, y más que «investigar» traté de caminar Buenos Aires con una mirada más afinada, prestando atención a cosas que normalmente uno pasa de largo: observar a la gente, escuchar conversaciones, fijarse en las actitudes y comportamientos de la gente en la calle. Y después, consultar libros sobre Buenos Aires como Y Rep hizo los barrios de Miguel Rep, Buenos Aires bizarro de Daniel Riera, Mambo urbano de Luis Scafati y, por supuesto, Buenos aires en camiseta de Calé.