Entre lo que nos contaron, lo que vivimos y lo que nunca existió: Yilé de Muzzillo

Durante 2022, Matías Muzzillo estuvo en boca de todes. Con pedazos de memorias reales e imaginadas, conformó una historieta destinada al «tenés que leer esto». ¿Quién es este autor y por qué su obra, Yilé, es tan única? En el límite exacto entre lo que recordamos en carne propia y lo que nos han contado nuestros xadres y les xadres de nuestros xadres, habita una de las historietas argentinas del año.

Para Susana Chertudi, figura emblemática de la Antropología argentina, un cuento debe poseer varios atributos para poder ser llamado «cuento folklórico». Según esta investigadora, este tipo específico de cuento, el folklórico, «es una narración guardada en la memoria del narrador, que cobra vida cuando este la cuenta a un auditorio». Con su obra, Muzzillo se transforma en el dueño de una historia atesorada en su memoria creativa. Nosotres, sus lectores, somos ese auditorio silencioso que lo escucha/lee. Yilé, así, solo encuentra existencia cuando su autor, conocedor del relato, lo cuenta a ese grupo imaginado compuesto por quienes hojeamos su libro.

El artista recupera una doble tradición argentina para formar con la combinación de ambas una sola gran obra. Por un lado, se nutre del género policial negro. Un tipo de narración que en el «destape» de los años ochenta fue canón. Por el otro, toma una serie de figuras de la tradición oral nacional argentina y los convierte en personajes de su distopía dibujada. Yilé, editada por Historieteca, recupera elementos de una argentinidad que estuvo siempre allí, a mano, para formar finalmente una historia que nadie antes había contado.

*

En Yilé, su autor combina el policial negro y la tradición oral argentina.

La «oralidad» es uno de los rasgos que para Chertudi distinguen al cuento folklórico. Esto hace que ninguna versión sea igual a las que existieron antes, ni a las que existirán después. Sin embargo, es la escritura el lugar en el que todas esas versiones conviven, atravesando espacios y épocas, como cúmulo de recuerdos individuales que forman un único compuesto colectivo, reconocible y entendible para todes. En Yilé, su autor acumula diferentes memorias, reúne épocas, más acá o más allá de la realidad palpable. Entre los restos del trauma social que dejó el proyecto neoliberal durante los noventa, con su desenlace a principios de los dos mil, y los relatos rurales que explicaban lo inexplicable, en ese límite, habita esta historieta.

En 2020, Matías Muzzillo y Yilé se coronaron como ganadores del premio regional del Fondo Nacional de las Artes. Una obra que supo encontrar en el imaginario cotidiano y mitológico argentino una fuente de inspiración para la aventura. Con lobizones, machis, calcus, pomberos y la luz mala, Muzzillo creó una suerte de Liga Extraordinaria. Con una única salvedad: no hay lugar para héroes ni heroínas de turno. Los extraordinarios, que en estas páginas son llamados «raros» o «anormales», deben vivir en las sombras, víctimas de la persecución institucional. Y acá empieza lo realmente bueno de la histori(et)a.

La nueva historieta de Muzzillo e Historieteca se posicionó como una delas mejores obras del 2022.

*

Si el cuento folklórico parte de narrar un hecho ficticio, siendo sus «versiones» cada una de las nuevas narraciones que nacen al contarlo, posee también «variantes». Estas «variantes», son una serie de elementos que se repiten en una gran cantidad de «versiones». El autor de Yilé incorpora estas «variantes». En su relato encontramos formas ya conocidas de contar la existencia de leyendas y una reconstrucción reconocible para todes de la dolorosa memoria de la crisis del 2001. Así, lo particular de este trabajo es que no solo recupera elementos de la tradición oral ficticia, sino también del mundo real. Ese mundo en el que la represión institucional asesinó a 39 personas e hirió a más de 500 personas.

Para quienes escribimos sobre cómics, encontrar una historia fresca y atrapante siempre es una alegría. Es realmente valorable -y, diría, valiente- animarse a buscar más allá, hasta encontrar algo que no fue contado antes o, al menos, contarlo desde otro punto de vista. Lo original de Muzzillo es tomar estas «variantes» de dos universos antagónicos, el imaginario y el real, y volcarlos juntos en un único recipiente. Este es el ejercicio que propone el autor: tomar lo que siempre estuvo allí y dotarlo de una perspectiva nunca antes vista. En el caso de Yilé, se trata de combinar ese acervo de criaturas mitológicas populares e insertarlas en el entramado histórico de los últimos cincuenta años en Argentina. Y nosotres, su auditorio atrapado en su historia, reconocemos rápidamente cada una de las referencias.

*

La protagonista es una machi, una chamán mapuche encargada de sacar el mal del cuerpo por medio de cantos y rezos. Yilé habita la noche, esa misma oscuridad a la que son arrojades les «anormales», con sus colmillos, pelajes y maldiciones. Se encarga de frenar amenazas y resolver casos policiales en los que estes seres se ven envueltos. En esta realidad alternativa propuesta por la obra, la crisis económica y social del año 2001 no trajo solo una devaluación del peso argentino, un descontento generalizado y una pérdida de legitimidad del sistema democrático. En esta Argentina ficticia, el estado de sitio que dictó el gobierno de Fernando de la Rúa nunca se levantó, los gobiernos populares nunca llegaron y el estado represivo continuó. Las apariciones de «anormales», al igual que los movimientos sociales y populares que protagonizaron las puebladas durante el estallido de 2001, se presentan como el origen de todos los males y la causa del desorden instituido. Ante tal amenaza, para el Estado solo resta reprimir.

La machi Yilé y el Lobizón son figuras perseguidas en el universo represivo creado por Muzzillo.

*

Yilé se construye como una versión sudamericana de Días del Futuro Pasado, la historia distópica de la Patrulla X que Chris Claremont escribió y John Byrne dibujó en 1981. Pero mientras en esa famosa obra el futuro es una desolador campo de concentración y exterminio, en la historia de la que aquí hablamos todo es incluso más terrorífico. Los enormes y robóticos Centinelas a los que deben enfrentarse los mutantes son reemplazados por Muzzillo por grand es medios de comunicación, con sus discursos de odio, y por las fuerzas policiales, corruptas y violentas. Si Claremont tuvo que imaginar collares inhibidores de poder para detener a nuestros hombres-X, en Yilé bastó con decretos gubernamentales y enormes titulares para legitimar la persecución sobre tode aquel que escape a la norma.

La obra combina la tradición de Fairy tales, donde los seres comparten un mismo mundo con les humanes, con rasgos de la realidad histórica. En esta mixtura de elementos, entre lo que Chertudi llama «cuentos maravillosos o de magia» y el pasado reciente de la Argentina, Yilé se suma a experimentos gráficos como los de Enrique Breccia en El sueñero y Nikka en Las Tumbadoras. Yilé no solo recupera la mitología popular y ciertos rasgos del cuento folklórico, con sus criaturas, espíritus y apariciones. Además, se construye a partir de un género que en nuestra historieta hizo escuela, el policial negro. Los elementos están ahí, con su enigma a resolver y sus personajes carismáticos, a los que se suma una sociedad violenta y sin lugar para la esperanza en un porvenir mejor. Y sobre todo esto, la tradición oral Argentina, esa otra historia que no figura en los libros escolares.

Demian Urdin
Demian Urdin
Estudiante de Antropología Social por la Universidad de Buenos Aires, especializado en el estudio de la Historieta Argentina como construcción patrimonial. Ganador de la Beca de Investigación Boris Spivacow II de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la República Argentina en el año 2018, donde analizó los procesos históricos de desarrollo del fanzine de historietas y su incorporación al Archivo de la Historieta y el Humor Gráfico Argentinos de esta misma institución. Ha realizado diferentes investigaciones en clave museológica acerca del trabajo del Museo del Humor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aire. Es, además, columnista para diferentes medios gráficos y radiofónicos argentinos donde indaga en el mundo de la historieta, los cómics, las series, el cine y los videojuegos. Fue co-creador y co-conductor del ciclo de entrevistas “Guion y Dibujo: Diálogos de Historieta”. Actualmente, dirige el proyecto de difusión de la historieta latinoamericana "Grafo: Culturas Dibujadas".
Artículo anterior
Artículo siguiente

1 COMENTARIO

Dejar un comentario

Por favor escribe tu comentario
Por favor ingrese su nombre aquí

Leer artículos similares...