La humorista gráfica argentina Tiana llegó a las bateas con Inquilinos. Un libro repleto de chistes y referencias generacionales para reírse de la aventura odiosa de salir a buscar casa en Buenos Aires. Una obra temática en tiempos del remate suelto, un libro catártico que arranca carcajadas mientras se piensa a qué familiar se le pide la garantía propietaria.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una de cada diez casas se encuentra vacía. Es lo que se llama «vivienda ociosa», casas sin habitantes esperando por volver a ser ocupadas. Algunas por refacciones, otras por el fallecimiento de sus dueñes, pero la mayoría por la especulación de sus propietaries. En Argentina en general, pero en su capital en particular, conseguir un lugar digno donde vivir es una epopeya.
Y esto no es una exageración en absoluto. Encontrar el hogar ideal enaltece las virtudes de la heroína o el héroe que se lanza en busca de su destino. Saber de la importancia de la presión del agua de la ducha, reconocer las marcas en el piso de parquet, hallar rastros de humedad escondidos tras la «lavada de cara» son todas habilidades que hacen a la aventura interminable de conseguir casa.
Inquilinos, antes que nada, saber hablarle a una generación. Esa franja de los veinti-treintipico que sale de la casa xaternal en busca de la independencia. Para construir ese interlocutor, la artista detrás de Ah-re (LocoRabia, 2018), inundó su nuevo libro de referencias a la cultura pop. Videojuegos en 8 bits, referencias a simpsonianas, los kaijus, la lucha libre y la cultura del meme.
Tiana tomó esta problemática y la transformó en un libro temático de humor gráfico, a la vieja usanza. Inquilinos no es un rejunte de cosas publicadas en redes sociales y ya. Como en las obras de artistas como Maitena o Quino, es un libro pensado y se nota. La autora combinó recursos del humor gráfico y la historieta corta de humor para crear un híbrido fantástico que supo manejar a la perfección. Es una mutación entre la secuencia narrativa del cómic, justa para generar personajes reconocibles, y el cierre abrupto del chiste.
Desde el apartado gráfico, la también co-editora del sello Invisible, jugó con las capas y los contrapuntos entre lo colorido de las figuras centrales y la opacidad de los fondos. Pieles azules, amarillas y verdes resaltan su protagonismo ayudadas por el gris de los edificios, los autos y las ventanas. En los pocos casos en que el cuadro se rellena de color es porque esa tonalidad tiene un recurso narrativo en sí. La ira, el enojo, la ternura y la sorpresa son reforzados con este mecanismo. Inquilinos es un Ludomatic, un Simón dice, de colores titilantes y combinados de forma aparentemente arbitraria. Pero no hay que dejarse engañar, Tiana sabe lo que está haciendo.
LocoRabia engrandece su colección de humor gráfico argentino con libros de altísima calidad. No hay un solo color corrido de registro, una sola palabra que no se lea con claridad. Aunque parezca una tontería, este trabajo es vital para lograr ese «Ba Dum Tss!» que suena al final de cada historia.
Un libro para tener, para regalar y para sacar de la biblioteca cada vez que se está por vencer el alquiler.