El gráfico que acompaña este artículo, el cual circuló hace unos meses, muestra el crecimiento económico del mercado de cómics de EE.UU. desde principios de este siglo. De poco menos de US$ 300 millones en 2000, hoy el mercado se acerca a los US$ 1,3 mil millones. Las cifras son estimaciones que provienen de dos fuentes que recogen datos de ventas en librerías, tanto grandes como especializadas (comics shops) sumando las ventas de historietas mensuales de Batman, Avengers y otras similares, además de novelas gráficas, manga y entre otras colecciones.
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En las pilas de libros que representan las cantidades se destacan algunas historietas que marcaron cada año: Persépolis en 2000, Blankets en 2003, American born chinese en 2006, Asterios Polyp en 2009, Here en 2014, y My Favourite Thing is Monster en 2017. Además los premios y otros momentos que hicieron que los cómics salieran de la burbuja también son destacados en el gráfico: cuando Chris Ware fue invitado a exponer en la Bienal del Museo Whitney; cuando Joe Sacco y Alison Bechdel ganaron las codiciadas becas para artistas, respectivamente, de las fundaciones Guggenheim y MacArthur; el primer Premio Nacional del Libro para un cómic, el cual fue para la March, en 2016; y cuando Persépolis alcanzó la marca de 2 millones en ventas en 2018.
En el año 2000, los cómics estadounidenses estaban en su punto más bajo después del enfoque exagerado que se hizo al mercado del coleccionismo. También fue el momento en que las bibliotecas públicas comenzaron a notar un aumento en la demanda de historietas para niños y adolescentes, aunque las opciones nacionales eran mínimas. Sin embargo, el mercado editorial revivió, los editores que nunca habían trabajado con historietas crearon sus sellos de historietas y la novela gráfica ganó un lugar en las librerías. Incluso sin la parte de las bibliotecas, el mismo fenómeno se copió en Brasil y en otros países poco después. Lanzamientos como Jimmy Corrigan, Palestina y Fun Home, con una amplia cobertura en los suplementos literarios y la publicación de muchas otras historietas destacadas en el gráfico anterior, ayudaron mucho.
Cuando una persona me pasó el enlace al gráfico, me dijo que era una representación de lo buena que era la diversidad para los cómics. El mercado de las librerías realmente no quiere solo historietas de superhéroes, o solo historietas de hombres blancos. Marjane Satrapi, Lynda Barry, Alison Bechdel, Allie Brosh y otras dibujantes diversificaron la representación de género sexual, mientras otros géneros ganaban espacio como las historietas autobiográficas, historietas documentales, historietas sobre el racismo contra negros y asiáticos, e historietas de drama familiar. El gráfico no lo destaca, pero la producción de historietas infantiles tiene una tremenda importancia en el crecimiento -un movimiento muy inspirado en el éxito del manga entre las niñas estadounidenses- y que también ha abierto espacio para dibujantes mujeres, para dibujantes LGBTQ+, para dibujantes afrodescendientes o asiáticos, y extranjeros. Incluso brasileños: Daytripper, de Fábio Moon y Gabriel Bá, está en la pila que marca el 2010.
Ahora bien, ¿el gráfico fue creado para hablar sobre la diversidad? No, según la persona que lo creó, la profesora y estudiante de doctorado Kay Sohini. Pero « es una interpretación interesante », me dijo en una conversación por correo electrónico.
Sohini es india de Calcuta y está completando su doctorado en la Universidad de Stony Brook en el estado de Nueva York. Tiene 29 años, vive en Queens desde 2017, pero lee novelas gráficas en inglés al menos desde que se graduó en India.
El gráfico que creó y circuló en las redes es solo un extracto de su tesis, que se llama «Drawing Unbelonging» la cual está realizando parcialmente en historietas. Se puede leer un extracto de la tesis en el sitio web de la investigadora. En su trabajo Sohini aborda algunos aspectos de las propiedades formales de las narrativas gráficas: el diseño, la repetición, las peculiares dinámicas entre el tiempo y el espacio– y cómo estas ayudan a dar voz a dibujantes típicamente marginados, ayudando además a crear empatía en el lector.
«Los cómics acogen narrativas de y sobre personas que históricamente han estado al margen y ayudan a los lectores a superar las predisposiciones hacia el otro: en género, raza y cultura». Escribió Sohini en su presentación de tesis.
La diversidad y la representatividad son solo una parte de su investigación, uno de los puntos de partida. El tema surge porque el discurso contra la representación en los cómics es muy fuerte en los últimos años, sobre todo entre el público tradicionalista de superhéroes. Pero ella refuerza que no es el foco de su tesis. La diversidad, para ella, es un presupuesto.
«Tengo suerte de no haber conocido a una persona en la vida real que dijera: “La diversidad está sofocando a los cómics”. Sé que los hay, pero estoy segura de que no nos gustan los mismos cómics». Comenta Sohini.
Sohini dice que su gráfico solo quería dar fe de la creciente popularidad de los cómics. «No hice un análisis de mercado y sería pretencioso de mi parte comentar qué contribuyó exactamente al aumento de las ventas. Lo que puedo decir es que hoy tenemos una gama de cómics más amplia que hace una década y que, si hay editores que compran y buscan estos materiales, es porque tiene que haber un mercado. Por mi parte, sé que me gusta leer historietas diversificadas. Y a mis alumnos también».
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El gráfico fue la puerta de entrada para aprender más sobre el trabajo de Sohini y leer lo que puso a disposición sobre su tesis. Hay dos ideas que me llamaron la atención mientras leía los extractos. La primera es que el cómic autobiográfico puede ser un «entorno de contención » para que el autor enfrente el trauma. El término proviene del psicoanalista Donald Winnicott (1896-1971) y es citado por Alison Bechdel en Are You My Mother?
«El cómic como “entorno de contención” le permite al artista profundizar de manera segura en los recuerdos del trauma y participar en recreaciones con su yo en dibujos, lo que permite a la persona procesar su pasado a través de una encarnación pictórica, proporcionándole una mayor claridad sobre sí mismos y su identidad» escribe Sohini.
En otras palabras, dibujar un cómic autobiográfico sobre tu trauma, y dibujarte a ti mismo viviendo este trauma, componiendo las escenas varias veces, como lo pide la narrativa gráfica, puede verse como un proceso de autoanálisis. La parte de una terapia. Y puede ser por eso que hay tantos cómics sobre experiencias personales con violencia sexual, conflictos con los padres, prejuicios contra los inmigrantes y otros traumas.
Sohini se basa tanto en esta idea de Winnicott como en lecturas de Bechdel y The Best We Could Do de Thi Bui, así como en las teorías del trauma y las narrativas Cathy Caruth. «Utilizo mis propias experiencias con el trauma familiar para demostrar cómo funciona esto en la práctica dentro del alcance de la imagen-textualidad dinámica de los cómics» dice.
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Respecto a lo anterior le pregunto si este espacio seguro en los cómics para que los autores superen sus traumas también sería un espacio seguro para que los lectores superen sus traumas.
«Yo diría que el concepto de “entorno de contención” también podría aplicarse al lector, dependiendo de las circunstancias. Teniendo en cuenta que los cómics permiten al lector ver cómo se desarrolla la historia y convertirse en partícipe de la construcción del significado, es una conclusión probable, pero no inevitable».
La otra idea que me llamó la atención es la «elasticidad del tiempo-sufrimiento». Sohini escribió en los avances de la tesis: «La memoria desafía la lógica del tiempo lineal, al igual que los cómics desafían el tiempo lineal. A través del entrelazamiento que señala (Groensteen), y a través del «todo secuencial y simultáneo» como lo expresa (Sousanis), el tiempo en los cómics funciona de una manera tan peculiar que subraya, casi automáticamente, las conexiones entre el pasado y presente.»
Con una rápida referencia al Dr. Manhattan de Watchmen –que vive en todos los tiempos al mismo tiempo– Sohini muestra cómo las distorsiones temporales propias de los cómics «delinean la elasticidad de lo que yo llamo tiempo-sufrimiento, en el que la dirección lineal del tiempo es interrumpida por recuerdos traumáticos que hacen que nosotros estemos cautivos en un momento angustioso.»
Quería que me contara más sobre esta última idea… pero Sohini no quiso dar más. Imagino que estaba trabajando en el capítulo en ese momento o quiere conservar la originalidad. « ¡Tendrás que leer mi tesis cuando salga como libro!», dijo finalmente en la conversación a través del correo electrónico.
La tesis de Sohini estará lista a principios de 2022. Nick Sousanis, quien llamó la atención hace algunos años con una tesis sobre historietas -la que se convirtió en el libro Unflattening– estuvo entre sus asesores y recientemente le sugirió que leyera más a Frank Quitely, JH Williams III y MarcAntoine Mathieu.
«Para cuando termine la tesis, me habrá consumido 4 años y 8 meses», dice en el correo electrónico. «Lo que considero bueno ya que es inferior al promedio para un doctorado en Humanidades aquí en los EE. UU.» El tiempo elástico de las historietas, que comprime y expande tiempos como cuando estás haciendo una tesis, lamentablemente solo funciona en las historietas. Mientras ella vive el tiempo lineal de producir la obra, yo también tendré que esperar linealmente la oportunidad de leer la tesis completa.
*Este texto fue publicado originalmente en el Blog da Companhia el 21 de diciembre de 2021.
*Kay Sohini defendió su tesis en abril. La cual fue aprobada.