La primera vez que la región del Tolima estuvo referenciada en los cómics –por lo menos la primera que yo conozco- no fue menor. En agosto de 1967 Superman y Flash corrieron alrededor del mundo para demostrar quién era el más rápido mientras recolectaban fondos con propósitos de beneficencia.
El segmento corresponde al cómic Superman #199, siendo este número el primero de por lo menos 9, que a través de los años nos han mostrado épicas competencias de velocidad entre el Hombre de Acero y el Bólido Escarlata. En la historia, diversos sindicatos de malhechores se aprovechan de la situación para realizar jugosas apuestas ilegales. Así las cosas, no se hacen esperar las intentonas de retrasar a uno u otro personaje a través de diversos ardides. Es precisamente esta la justificación de la roca verde que aparece en la imagen y que deja perplejo a más de uno. Camuflado por la erupción del nevado del Tolima, un trozo de kriptonita es arrojado al último hijo de Kriptón con el fin de hacerle perder el paso.

Pese a este debut estelar, para el Tolima no ha sido fácil consolidar su narrativa gráfica. Desde intentos de óperas espaciales, mitología local y súper héroes criollos que no superan el segundo número, pasando por excelentes eventos divulgativos relacionados con historieta, manga y coleccionismo que infortunadamente no tienen una periodicidad estable, al cómic tolimense le sobra pasión pero le falta constancia. Es precisamente esta constancia casi religiosa, el tocar puertas obstinadamente con sus revistas bajo el brazo a pesar de las constantes negativas, una de las características que a mi juicio hacen más loables la labor del colectivo: Testigos del Cómic.
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Génesis
«…y en el octavo día Dios creó el cómic y vio que esto era bueno».
Los Testigos del Cómic empiezan, como tantos grupos creativos, con una tertulia, un «parche» de amigos –la mayoría estudiantes de la Universidad del Tolima- con un gusto por la narrativa gráfica. Compartiendo sus influencias, lecturas y producciones iniciáticas, inadvertidamente se fueron reuniendo con más frecuencia y mayor propósito. Encuentros y exposiciones informales se alternaron eventualmente con una exploración académica. Tres de los miembros del colectivo, Érika Ramírez, Cristian Herrera y Diego Gómez, decidieron –¿o tal vez osaron?- realizar su tesis de grado de Artes Plásticas en el área del cómic: En el norte (un compilado de hojas para rumiantes) Diego Gómez; Proyecto novela gráfica: La cuatro fases de Eva Erika Ramírez; D de dibujo: conversaciones ficticias con artistas sobre dibujo de historietas Cristián Herrera.
Contra todo pronóstico y pese a los aprietos naturales de este reto, no encontraron demasiada resistencia en la academia. Si bien su labor pionera supuso algunas dificultades teóricas y una que otra mirada de recelo por parte de los más tradicionalistas, lo cierto es que pudieron llevar a cabo su proceso con éxito y abrir una veta de exploración importante en su programa. Estimo que este paso fue esencial para el colectivo. No solo hacer desde lo práctico y eminentemente creativo sino también trasegar en su ejercicio por componentes investigativos (sea para soportar o controvertir), engendró una narrativa más consciente y reposada que no por ello deja de ser muy experimental y hasta cierto punto subversiva dentro del medio.

En 2017, varios de los integrantes del colectivo tuvieron stands durante la Feria Gráfica realizada en el marco del ENEA (Encuentro Nacional de Estudiantes de Arte) celebrada en la Universidad del Tolima. Fue allí donde tuve el primer contacto con su producción a través del fanzine Radionovelas. Presentar su obra en este contexto fue un trampolín importante para conectar los avances de su producción académica con el público general. Diego Gómez incluso refiere, a manera de anécdota, que la destacada artista Karen Lamassonne – muy conocida por su participación en el grupo de Cali junto a Luis Ospina y Carlos Mayolo- le compró casual un retrato de Edgar Allan Poe que había realizado. Un nivel de exposición que resultó sin duda provechoso por donde se le mire.
Es así como gracias al trabajo continuado del colectivo, el 11 de febrero de 2019 se inaugura la primera muestra «Esa gente del cómic» en la sala de exposiciones de la Biblioteca Darío Echandía de la ciudad de Ibagué. En este evento, siete expositores presentaron sus viñetas al público interesado, algunos derivados de las tesis mencionadas y otros de sus creaciones generales. Comprendo que acceder a espacios oficiales de exhibición es hoy día relativamente más sencillo que antaño. También que en las llamadas ciudades principales como Bogotá, Medellín, Manizales o Pereira, exposiciones, talleres y eventos relacionados con la narrativa gráfica son comunes desde hace años. Habrá también quien opine que una escena que se percibe a menudo como contracultural no requiere ni debería aspirar a la validación institucional. No obstante, lograr esto en Ibagué fue ciertamente un hito. El reconocimiento y la visibilización de su trabajo desde un espacio de esta índole e incluso en la prensa local resultó a mi juicio un espaldarazo sumamente importante y sin precedentes recientes en la región.

Tras esta primera exposición, la actividad del colectivo creció exponencialmente. En julio de ese mismo año tuvieron una nueva muestra en el espacio cultural El Embeleco, en noviembre otra exposición y charla en compañía de Álvaro Vélez (Truchafrita) el reconocido historietista paisa, creador de Cuadernos Gran Jefe, la Gacetilla Robot, Follaje y otro sin fin de obras de importancia mayúscula para el cómic colombiano. En enero de 2021, Los Testigos lanzaron la publicación virtual gratuita «Esa Gente del Cómic» que pueden leer aquí. En junio y en plena pandemia, organizaron la exposición «Esa gente del cómic-19». Para julio y agosto de 2021 los visitaría Miguel Vallejo (Gusanillo) autor de importantes historietas como Emok, Basuras, El Taller y cofundador de Libros Carajo, editorial independiente de cómics. Para esas mismas fechas «Gusanillo» compartiría escenario con Mario Cárdenas – editor de este medio- en una «Charla de Viñetas» moderada por miembros de Los Testigos. En enero de 2022 tuvieron una exposición en Ishkra, donde se presentaron obras del colectivo, de «Truchafrita», «Gusanillo» y en la que hubo espacio para una charla de cierre, misma de la que surgió la idea del presente artículo.

Sobre esto último, considero que la interacción con estas «celebridades» de la historieta colombiana (seguramente anónimos para muchos pero de relevancia innegable en el medio) no es un logro que se pueda desestimar. En primer lugar, por simple yuxtaposición pone a la región, al colectivo y a su obra en el mapa de la narrativa gráfica nacional. Por otro lado, el intercambio de experiencias, el diálogo entre autores, las posibilidades de publicación colaborativa y las referencias mutuas contribuyen al ejercicio creativo y la consolidación de una identidad. Por último, pone un estándar de interacción alto para el colectivo y para el público de sus eventos, que exigirá que invitados futuros y su propio trabajo mantengan cierto nivel de calidad.
Éxodo
«…te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves al cómic hasta los confines de la tierra.»
Pero Los Testigos distan mucho de considerarse ungidos intocables. Su labor no se ha limitado a difundir su obra en Ibagué, la ciudad capital del departamento. Quizás por el propio origen de varios de sus integrantes, puede ser porque aun siendo de «la capital» todos los ibaguereños nos sabemos un poco «periféricos» o tal vez porque son conscientes de que para el arte no deben existir los ciudadanos de segunda clase, el colectivo se ha esmerado por trabajar en varios lugares del Tolima. Los municipios de Purificación, Venadillo y el corregimiento de Villa Restrepo han sido algunos de los sitios a los que esa gente del cómic ha acercado la narrativa gráfica.

Más valioso aun, no se trata solamente de exposiciones de sus propios cómics. El trabajo formativo y de educación popular participativa ha sido consistente. Además de charlas y talleres de cómic y serigrafía en Ibagué, el colectivo realizó conversatorios y exposiciones en Venadillo y talleres de poesía ilustrada, creación de personajes, ilustración, creación de historieta, serigrafía y narrativa gráfica en Purificación. Estos espacios conectan directamente a los autores con la comunidad, permiten que los asistentes exploren diversas obras y tendencias, potencian su curiosidad y su creatividad y de alguna manera «educan» a un público para tener mejor disposición para leer, disfrutar y hasta producir cómic. Esto se hace especialmente útil teniendo en cuenta que muchos de los participantes son niños y jóvenes, con mentes a menudo más abiertas y el potencial de generar cambios importantes en el largo plazo.
Simultáneamente, se rompe con el estigma de la mal llamada «periferia» y la exclusión que es comúnmente percibida a nivel artístico y académico. La participación suele ser nutrida, las preguntas abundantes y el compromiso consistente, disminuyendo la brecha de oportunidades y oferta cultural tan constante en ciertas localidades.
Hechos de los apóstoles
«…con gran poder los apóstoles daban testimonio de la voluntad de la viñeta, y abundante gracia había sobre todos ellos.»
Pero vale la pena conocer, cuando menos brevemente, algunos de los autores y obras que hasta el momento se han referido como colectivo. Un rasgo muy interesante es la pluralidad del grupo en cuanto a formación, intereses y formas de expresión: el arte, la pedagogía, la animación, la escritura, la filosofía y la literatura se conjugan para complementar el trabajo cooperativo sin perder la identidad individual. Suministro redes sociales y otros medios de contacto para que el lector interesado pueda explorar con mayor detalle el trabajo de cada artista.
Eri Ka marón (Érika Ramírez): nuestra señora de la viñeta
Sus cómics son usualmente vibrantes y coloridos, a menudo alucinógenos. Tiene una predilección por las historias autocontenidas que confían en la contundencia de una sola página, aunque ocasionalmente ha experimentado con historietas más largas. Su obra está cargada de una curiosa ternura que no le impide abordar temas como el erotismo, la crítica social y política, lo escatológico y su foco más recurrente: las diferentes dimensiones de la feminidad.
Esperamos con ansias su novela gráfica: Las 4 fases de Eva.
Diégomez/ Venadito (Diego Gómez): cordero del cómic
Probablemente, el más experimental de Los Testigos. Sus obras tienden a buscar la ruptura: desligarse de la viñeta, favorecer diversos ordenes de lectura, utilizar los diálogos cómo instrumento reflexivo más que narrativo, entre otras aventuras, aunque por supuesto hace también historietas más convencionales. Usa el blanco y negro en la mayoría de sus cómics pero también exhibe buen dominio del color, especialmente en el ejercicio ilustrativo, de pintura y retrato. Sus historias tienen un frecuente componente de cavilación filosófica, referencias intertextuales, ficción autobiográfica y algo de absurdo (quizás precisamente por lo autobiográfico).
Junto con otros artistas, tiene varios proyectos alternos como El boletín del marginado, la libreta Personajes y la producción de un documental. En 2019 obtuvo una beca de estímulos nacionales para hacer una pasantía en Medellín, con «Truchafrita», de la que surgieron varios eventos y una publicación.
Tiene un alter ego enmascarado llamado Venadito. O probablemente el alter ego sea Diego. Dichosos los invitados a la cena del venado. Facebook. Instagram.
Xue Ilustra (Laura Riaño): profeta del libro-álbum
Es una orgullosa heredera de la tradición del libro-álbum. Así las cosas, sus obras se concentran frecuentemente en la ilustración y en una narración que confía en la potencia de la imagen para transmitir efectivamente el mensaje, especialmente a los más pequeños. Pese a que su hermosa estética pareciera ser exclusivamente infantil, no es ajena a las reflexiones existenciales, la sátira política o el erotismo.
Su formación pedagógica le ha permitido conjugar su ejercicio creativo con la función docente e incluso ejecutar un bello proyecto para personas con necesidades educativas especiales, a partir del arte, del que pueden conocer más aquí. Facebook. Instagram.
Cristian Herrera: zelote de la historieta
Uno de los integrantes más versátiles del colectivo. Emplea una variedad sumamente interesante de técnicas y estilos que van desde el arte pixelado, pasando por el uso minimalista de siluetas, la fotografía intervenida y el collage, hasta llegar a los cómics en formato más tradicional. Parece concebir la historieta como algo efímero y de consumo inmediato, por eso no es raro ver que muchas de sus obras se exhiben en hojas de cuaderno, trozos de papel e incluso en el anverso de sobres.
La referencia a personajes de la cultura pop es permanente y no es tímido a la hora de expresar con vehemencia sus posturas políticas a través de su arte. Facebook.
Lu Ciega (Mónica Rozo): vidente de la palabra
Sus cómics están plagados de referencias literarias, reinterpretaciones y tributos a historias clásicas y un gusto evidente por el lenguaje poético. Tiene predilección por el blanco y negro acompañado a veces de ligeros tonos pastel, aunque también ha explorado el color más sólido de manera ocasional. Encuentro sus textos muy asertivos a la hora de expresar y compartir emociones a partir de unas pocas líneas. La influencia de la brevedad del microrrelato y la poesía Haikú son visibles en varias de sus producciones. Facebook.
Farsalia (Andrés Suache): sumo pontífice de la impostura
La cuota más punk del colectivo. Su producción caótica, agresiva y burlona es la nota predominante. Personajes de proporciones inverosímiles, facciones exageradas y grotescas pueblan obras atiborradas de anárquico absurdo. Emplea técnicas como la serigrafía, el collage, la fotografía intervenida y la ilustración digital. Su obra bebe de una cotidianidad marca Old John. Facebook.
Lamentaciones
«…en verdad os digo, que antes de que cante el gallo, negarás 3 veces que en el Tolima se hace cómic».
Pero Los Testigos no están libres de pecado. Si el lector ha llegado hasta esta parte de la liturgia, habrá notado la multitud de actividades, obras y proyectos que el colectivo viene emprendiendo desde hace tiempo. Pese a ello, si descontamos los fanzines, aun no cuentan con obras impresas recopilatorias de amplia difusión. Este pecado hace que asistentes a talleres y exposiciones frecuentemente se marchen de los eventos con las manos vacías, apenas con un efímero recuerdo de lo que les gustó, pero sin posibilidad de llevarse algo más tangible. Por la misma razón, de momento no hay manera de hacer envíos a otras ciudades o países.
Son estas algunas de las razones por las que la gente sigue afirmando que en la región no se hace cómic, pese a la innegable contribución y la nutrida obra acumulada de Los Testigos. Financiar y producir publicaciones impresas no es tarea sencilla, no obstante, esto es algo que en mi opinión está en mora por parte del colectivo. Esperemos que el presente artículo pueda darlos a conocer un poco más y aporte un granito de arena para que se decidan a emprender este desafío de proporciones bíblicas.
Podéis ir en paz
¿Son entonces Los Testigos profetas en su tierra? Yo diría que aun no, pero ciertamente van caminando firme en esa dirección. Por lo pronto, los invito a tener fe para que así sea, pronunciando la oración que nos enseñó Venadito:
Qué genial conocer todo este trabajo, me gustan mucho los comics pero no tenía ni idea que en el Tolima habían autores. Muchas gracias al escritor por divulgar y por todos los links para conocer. ¡Me voy a poner en la tarea de mirar todos sus comics testigos! pa alante muchachos
Qué buen trabajo y qué alegría conocerlos. Si tienen problemas para financiar su primera publicación Vakki siempre es una buena opción. Yo pongo las primeras 10 lukas jajaj. Las mejores energías.
Muy bacano el artículo. Ese juego de palabras con la biblia estuvo un poder. Muy util el compilado de artistas, los miré a todos y tienen trabajos brutales. Todo mi apoyo y buenas energias. Ademas me encanto la sonrisa picara del escritor. Esta como querido el muchacho jaja.