Si bien no hay mucho datos disponibles en internet sobre el dibujante caleño Libardo Restrepo (Liba) sus historietas son la mejor presentación de su oficio y sus intereses estéticos y narrativos. Este Diseñador gráfico profesional, se ha movido, con suficiencia, entre la caricatura y la historieta, en las cuales destila referencias a la literatura, programas de televisión, cine, música, historietas y manga.
Liba, hace unos años fue ganador del Estímulo para la publicación de Comic y Novela Gráfica otorgado por la Secretaría de Cultura de Cali, gracias a este apoyo editó su impecable libro Lecturas Ligeras. Cómics y pequeñas tragedias, una selección de historietas cortas, pasadas por humor y múltiples referencias narrativas y gráficas. Con esta publicación, y algunos de los trabajos que publica en redes sociales, Liba se ha hecho un lugar, como uno de los imperdibles de la nueva historieta colombiana.

Para mí, como divulgar de historietas, fue un gran descubrimiento encontrar su trabajo, el cual se puede leer en parte, en su libro Lecturas ligeras. Cómics y pequeñas tragedias y en lo que ha publicado en redes. Dicho esto, a pesar de usted podría entrar en la categoría de dibujante joven, ya tiene una marca y un estilo muy definido ¿Siempre ha dibujado de esta forma? ¿Cómo llegó tan pronto a esta versión de Liba?
Querido Mario, en realidad detrás de esta cara bonita y este cuerpo juvenil subyace un viejo de 33 años, así que no me considero un artista «joven».
Siempre me he sentido atraído por ese elemento grotesco de la Caricatura, sin embargo, en algún momento de mi vida quise explorar un estilo gráfico mas equilibrado, influenciado por los artistas del renacimiento y mas adelante por ilustradores que admiro como Alan Lee y John Howe. Sin embargo, no me sentía cómodo en ese lugar, así que seguí mi instinto natural y regresé a la caricatura. También en este campo he hecho una larga exploración, pasando por etapas de bloqueo en los que dejé de dibujar por meses. Por otro lado, me tomó mucho tiempo tomar la decisión de exponer mi trabajo en redes sociales o en otros canales de difusión, es por eso que esa primeras etapas de mi exploración nunca fueron publicadas.
¿Ha pensado en cambiar o romper con su estilo?
A veces quisiera dibujar mejor (jajajaja). De verdad me gustaría cambiar un poco; ser mas detallista y contar historias bonitas como los mangakas que admiro: con sus grandes obras extensas y hermosas.
Por ejemplo...
Me gusta mucho la obra de Osamu Tezuka, principalmente su periodo oscuro con obras como MW, Ayako, El libro de los insectos humanos, entre otros. También autores contemporáneos como Inio Asano y Shuzo Oshimi. Y también Yoshiharu Tsuge!

Su libro Lecturas ligeras. Cómics y pequeñas tragedias se destaca, además del contenido, por una impecable edición. ¿Por qué es importante para usted como dibujante entregarle a los lectores un libro con tal factura?
Desde el punto de vista del Diseño editorial quería que Lecturas Ligeras fuera un libro limpio, que presentara su contenido a un ritmo sosegado. Mi formación como diseñador gráfico me lleva naturalmente a buscar el equilibrio visual entre imagen y texto. Esta condición se contrasta con la línea de mis dibujos desordenados. También desde el punto vista material, quería un libro con una buena factura.
Es sus tiras, y en algunas historietas, es clara la influencia del cartoon, la caricatura y de algunas animaciones noventeras. ¿Cómo va mezclando las referencias con el lenguaje de la historieta?
Como la mayoría de los niños de clase media noventeros vi muchísima televisión. Probablemente esa sea la razón por la cual incluyo constantemente en mi trabajo referencias al cine y la televisión de los 90s. Lo hago por nostalgia, en un intento por rescatar ese paraíso perdido de la infancia.
Por otro lado, en la Cali de los 90s tuvo lugar una gran movida del comic underground y por fortuna llegaron a mis manos algunos ejemplares de revistas editadas por el colectivo Klandestinos y otros colectivos de jóvenes artistas que hacían exploraciones gráficas y narrativas muy interesantes. Esas publicaciones tuvieron gran influencia en mí.

En una conversación que tuvo hace unos meses usted mencionaba que parte de lo que hacía con su dibujo es hacer «Digestión a través de cómic». ¿Podría contarnos un poco más sobre esto?
Sí. En un intento por explicar mi proceso de trabajo se me ocurrió esa metáfora: para mí, dibujar es una forma de digerir toda la porquería que te tienes que tragar diariamente: todo lo que ves; lo que escuchas; lo que te permea. Dibujar y escribir es un ejercicio de catarsis.

Además, muchas de sus historietas están impulsadas por frases y comentarios sobre literatura y cine, recreaciones y nuevas elaboraciones entre textos. ¿Qué importancia tiene para su oficio la literatura, las referencias y otras formas de arte?
Las referencias son siempre un mensaje cifrado dispuesto para que el otro lo interprete. Me gusta hacer este ejercicio y me gusta encontrarlo en el trabajo de otros autores. Compartir referencias me hace sentir parte de un club secreto de gente friki a los que les gusta Lovecraft y Poe, o el Heavy Metal o cualquier cosa.
Por otro lado, considero que incluir en nuestro trabajo los imaginarios creados por otros artistas es una forma de jugar con el lenguaje y de enriquecerlo con las construcciones de otros.

En muchas de sus historietas la forma es clave y determina cómo se cuenta, un ejemplo de esto se puede leer en sus tiras, un género que se ajusta muy bien a redes como Instagram. ¿Qué elementos ha encontrado en este género de la historieta? ¿Se siente más cómodo dibujando historias cortas?
Creo que mi predilección por las historias cortas quizás tenga algo que ver con mi temperamento ansioso, y con el método de trabajo que he desarrollado: en realidad dibujo y escribo en mis ratos libres, a gran velocidad, en los periodos en lo que no estoy trabajando en los oficios que determinan mi superviviencia.
Hacer tiras es interesante porque te obliga a construir relatos que deben desarrollarse y culminar en la poca extensión temporal que te brindan unas cuantas viñetas. Esto te obliga a ser muy concreto. Otro elemento interesante de este formato es que, mientras publicas una tira a la vez, vas construyendo un universo amplio a partir de fragmentos.

Hablemos un poco sobre la planificación de su trabajo. ¿Qué debe tener una idea para que se vuelva una historieta marca Liba?
Creo que el unico requisito es que la idea provenga de mí. Soy terriblemente egocéntrico, todo lo que hago tiene que ver conmigo. Ultimamente estoy haciendo el ejercicio de pensar fuera de mí, pero es difícil.
Parto siempre de ideas que viene a mi mente como imágenes o palabras. Luego las anoto rápidamente para que no se me olviden (por eso siempre llevo una libreta encima); hago bocetos y les voy dando forma hasta tener mas o menos claro el relato. No siempre la idea queda resuelta en los bocetos iniciales y me toca improvisar sobre la marcha. En cuanto tengo la oportunidad empiezo a trabajar en los lápices, luego tintas y al final el color. Al final, hago todo el trabajo de edición digital.

Otro de los grandes atractivos de sus historietas es el manejo del color, aunque usted también dibuja a una tinta. ¿Qué determina el uso del color o no en sus historietas?
Las decisiones cromáticas son muy importantes, dado que el uso del color o su ausencia añaden una importante carga emocional a la imagen, sin embargo me permito usar el color de una manera instintiva.

El humor, y esa capacidad para burlarse de sí mismo y de la suerte del dibujante de historietas en Colombia es otra de sus marcas. ¿Por qué es importante narrar con humor?
Si no tuviera la capacidad de burlarme de mi condición, la vida sería insoportable. Yo creo que el humor es como un mecanismo de defensa que todos tenemos. Está allí para resistir la frustración, el abandono, los sueños perdidos, la muerte, en fin.
Por último, ¿qué habrá de Liba en un futuro cercano?
Uff…no tengo la menor idea. Estoy pasando por un momento muy confuso. Por ahora seguiré dibujando lo que se me ocurra y veremos qué pasa. que
Maravillosa entrevista