«Todos los actores de la cadena deben comprometerse con el proceso»: Carolina Rey

Rey Naranjo es una editorial independiente, con más de 11 años de trayectoria, y con alto nivel de reconocimiento a nivel internacional, se ha posicionado como una alternativa en el mercado del libro colombiano. Surge en 2010 con la idea de un modelo editorial único, a partir de las búsquedas e inquietudes de Carolina Rey Gallego y John Naranjo, quienes como publishers han consolidado una identidad propia del sello y cuya apuesta narrativa transita la literatura de ficción, no-ficción, y un amplio y destacado trabajo en edición de historietas, este último segmento de su catálogo se pueden encontrar biografías, ediciones de dibujantes extranjeros,  y una apuesta destacada por historietas infantiles, entre otros trabajos. 

Conversamos con Carolina Rey, editora y cofundadora de Rey Naranjo de sobre su experiencia editorial en los últimos once años. 

¿Cómo surge Rey Naranjo y la apuesta por el mundo de la historieta?

Rey Naranjo nace del deseo de hacer libros que nos gustaría encontrar en el mercado, a partir de la experticia que adquirimos John Naranjo y yo en trabajos previos. El aprendizaje de John comenzó en su paso por la Revista El Malpensante, desde su rol como director de arte. Allí tuvo la oportunidad de acercarse al proceso de edición de la mano de grandes maestros como Camilo Jiménez y Mario Jursich; y yo, en las imágenes desde mi formación en cine y fotografía.

Con este bagaje decidimos apostar por una editorial y desde allí presentar las propuestas de los libros que nos interesaban. Así surgió Rey Naranjo. Los primeros libros que publicamos fueron los tres diccionarios de etimología de Ricardo Soca, autor uruguayo, titulados: La fascinante historia de las palabras, Palabras Milenarias y Palabras Fabulosas. Estos son libros que después de 11 años seguimos vendiendo, ya vamos por la quinta edición, y evidentemente han dejado su huella para el futuro de la editorial.

Desde el inicio nos interesó hacer una apuesta por la historieta, teniendo en cuenta que veníamos del mundo del diseño gráfico, el cine y la fotografía; y el lenguaje del cómic es muy cercano a ellos. De igual manera, nos enfocamos en el tema de la internacionalización, con la intención de ofrecer, desde la producción de Colombia y su tradición, una oferta única. Con base en esto, hemos estado trabajando en el lenguaje del cómic y también en la formación de público.

Rey Naranjo es una editorial que se caracteriza por no quedarse en un solo lugar y eso también es interesante. Somos una editorial muy particular, con muchas inquietudes frente a todas las manifestaciones artísticas y contenidos, hemos hecho conciertos, estamos trabajando en una película, nos interesa el mundo de la música, etc. Generamos contenidos que pueden estar en la web y terminar siendo un libro, un corto que se vuelve libro, un libro que se vuelve una película, un libro del cual hacemos conciertos, un libro que se convierte en animación. El principal objetivo es proponer desde nuestro lugar y a partir de la respuesta de la gente vamos direccionando las publicaciones.

¿Cómo se ha transformado la labor editorial en estos 11 años de trabajo, en especial frente al enfoque de las publicaciones, la distribución de historietas y el paso de lo analógico a lo digital?

Nosotros le seguimos apostando al libro físico. Si bien en una época existió el miedo de que el libro impreso se iba a acabar, se ha visto claramente que hay espacio para los dos formatos. Sin embargo, la historieta como libro gráfico no tiene tanta representatividad en el ebook. Nosotros tenemos nuestros cómics y biografías en ebook, por ejemplo, y se mueven, pero realmente son libros que la gente prefiere tener en formato impreso, disfrutarlos y conservarlos. Para nosotros ha sido todo un aprendizaje.

El cómic en Colombia está teniendo un desarrollo importante, gracias al trabajo que durante todos estos años las editoriales independientes han realizado para visibilizar el cómic a nivel nacional e internacional, así como apostar por autores/as e ilustradores locales, que tienen un lenguaje único, auténtico, que tienen mucho por decir y que se están profesionalizando. Toda la industria editorial está fijando sus ojos en el cómic y estamos aprendiendo a desarrollarlo de una manera más profesional, es decir, más como industria, como productores de contenido; muy diferente de lo que fue durante mucho tiempo, que era una movida más underground, muy de nicho, al que solamente unas pocas personas pertenecían y tenían acceso. Nuestro interés es que el cómic llegue a más públicos de lo que era hace unos 20 años, con lectores muy especializados. Nosotros como casa editorial también estamos abiertos a contar diferentes historias a nuestros lectores.

¿Cuáles son los parámetros que se tienen en cuenta la hora de trabajar con autores?

Las colecciones que tenemos han sido porque desde la editorial hemos decidido desarrollar esos contenidos. Nos interesa proponer desde lo que consideramos que es importante contar desde Colombia. Hay ocasiones en las que quisieras tener una producción mucho más rápida o más efectiva de cómic, pero en el proceso todavía existen vacíos, por ejemplo, en los tiempos de escritura, en el lenguaje gráfico o en la misma ilustración. Por esta razón la profesionalización es tan importante, porque muchas veces los ilustradores o los dibujantes no tienen claro qué significa trabajar para hacer un cómic de, por ejemplo, 200 ó 300 páginas y al final se les complica. Antes no era tan común trabajar en proyectos tan extensos. Como editores, hemos tenido que aprender a trabajar con todos los actores presentes en la creación del cómic, para establecer una forma de trabajo un poco más constante y efectiva, teniendo en cuenta los obstáculos que puedan tener los escritores, dibujantes e ilustradores en este proceso. 

Los temas que nos interesan tienen que ver con aspectos específicos de la realidad colombiana, así como temas universales, pero siempre desde la búsqueda de la inclusión y de la diversidad. Pero también tenemos claro cuáles son esos temas que desde nuestra mirada podemos proponer, especialmente una mirada inquieta y muy amplia. Sin embargo, aunque quisiéramos que la producción fuera un poco más rápida o efectiva, también hemos encontrado dificultades para reunir a los diferentes actores. Por ejemplo, investigadores o cronistas que tengan claro cómo funciona el lenguaje del cómic y cómo es la dinámica a la hora de hacer un libro de historieta, partiendo de que existen diferentes estilos para desarrollarlos.

¿Cómo es el proceso de distribución y divulgación de cada título? 

Cuando el libro sale a la venta, los autores, los ilustradores, la editorial, las librerías y los aliados nos juntamos para darle visibilidad al libro. Sin embargo, constantemente estamos trabajando en promocionar todo nuestro catálogo en la distribución, porque como editorial independiente no nos interesa tener una novedad solamente, que luego se olvide y se guarde. Nosotros seguimos confiando y apostando por nuestro catálogo y seguimos trabajando en las posibilidades y particularidades de distribución que existan con cada título. 

Somos distribuidores directos de nuestro catálogo en Colombia, pero también distribuimos en México, en Chile, Argentina, y hemos editado más de 15 libros en España. Estamos presentes en ferias nacionales e internacionales permanentemente. 

En ese sentido, el lanzamiento es el primer envión de la promoción, pero no termina ahí. Por eso siempre estamos pensando a qué lugar pueden ir ciertos libros, en qué eventos pueden estar presentes los libros y/o los autores, teniendo en cuenta la temática o por la obra misma. Se trata de mover cada título en todas las instancias posibles.

La base del proceso de expansión que ha tenido Rey Naranjo para ser reconocida como editorial en 32 países tiene que ver con apostarle a un catálogo sólido, sumado a la presencia de ferias internacionales, ¿cómo ha sido este proceso de reconocimiento en estos 11 años?

Al comienzo teníamos un desconocimiento muy grande del funcionamiento de una editorial, sobre todo el funcionamiento interno y diario; desde adquirir unos derechos o una negociación con un autor, hasta que el libro se publica, desde temas de distribución hasta temas administrativos.

Sin embargo, para nosotros siempre fue muy importante la internacionalización. Hicimos una apuesta para saber qué está pasando en el mercado internacional y conocer el mercado de la región para ser ese puente de doble vía. Es decir, todos esos encuentros, todas esas conversaciones que se tienen en los eventos internacionales han sido muy importantes, por eso siempre lo hemos visto como una inversión, no como un gasto. Para algunos eventos hemos tenido la ayuda del Ministerio de Cultura, de la Cámara Colombiana del Libro y de diferentes entidades públicas. Sin embargo, ya consideramos en nuestro presupuesto anual ir por lo menos a las ferias de Frankfurt, Guadalajara y Bolonia, además de otras tantas ferias internacionales en las que hemos dado a conocer nuestros libros. Si bien el mercado local es muy importante para nosotros, tenemos una visión enfocada en la internacionalización. 

En este momento estamos publicando en España y tenemos alrededor de 15 libros en este país. La idea es cautivar ese mercado y apuntamos a hacerlo a partir de lo que vemos que a ellos les atrae de las propuestas editoriales que hacemos desde Colombia. En definitiva, un catálogo de fondo es clave para Rey Naranjo. Obviamente eso también abarca temas de contratos, de derechos, y a la vez determinar el catálogo editorial. Sin embargo, la apuesta inicial es tener nuestro catálogo vivo y dedicar el mayor tiempo posible a las obras que hemos editado.

¿Cuántas obras publican anualmente en la sección de cómic?

Es relativo. Por ejemplo, en ese momento tenemos dos libros; uno que llevamos alrededor de 3 o 4 años produciendo, que ha sido muy difícil por el ilustrador; y otro, que ha costado bastante por el tema de la escritura. Quisiéramos editar mucho más anualmente, pero en ocasiones esos procesos retrasan el cronograma editorial que se tiene pensado. En general, en infantil publicamos alrededor de uno al año y para jóvenes y jóvenes, también uno. Esto depende de la producción o si se compran derechos. En este momento la compra de derechos es un proceso muy complicado ya que implica transacciones en dólares o euros y la situación económica a nivel mundial no está nada fácil para vender en pesos. Siempre hay aspectos que te hacen reevaluar esos intereses a la hora de editar y publicar.

¿De qué instituciones o asociaciones han recibido apoyo? ¿Qué ventajas y desventajas existen en estos tipos de incentivos en Colombia?

Nosotros hemos recibido apoyo del Ministerio de Cultura, para circulación y para publicación; de la Cámara Colombiana del Libro para participación en algunas ferias ; de Idartes, becas de producción; y de otros programas de circulación. También hemos recibido apoyos por parte de instituciones extranjeras que apoyan la publicación y la edición de sus obras en Colombia. En los últimos años el Ministerio, por ejemplo, ha sacado convocatorias demasiado amplias, que buscan abarcar la mayor cantidad de eslabones de la cadena editorial; es decir, es siempre insuficiente porque hacer un libro, si bien no es igual que hacer una película, tiene una cadena de valor extensa. En general los apoyos que existen solo van enfocados a la obra literaria o a los ilustradores, pero pocas están enfocadas en los procesos de escritura, por ejemplo. En ocasiones se intenta hacer tanto, que se desdibuja un poco todo el proceso y todos los actores de la cadena. Creo que hace falta lograr que esas ayudas, esos apoyos, no se pierdan en un solo proyecto editorial, sino que estén enfocados en proyectos a largo plazo, bien sea en editoriales o colectivos. Muchas veces las becas que existen piensan en la producción de un libro, pero no se revisa la sostenibilidad de las editoriales por ejemplo, no sabemos si a futuro la cadena se fortalecerá por el simple hecho de producir libros de los que no conocemos su alcance; es decir, si se vende, si llegan a las librerías, qué tipo de edición se está haciendo. El objetivo debería ser consolidar la cadena, la industria a futuro, para que cada vez sea más amplia y eso se logra a través de una cultura de creación, gestión y formalización. No podemos olvidar también la deuda que tienen las instituciones de la cultura a nivel nacional y local en temas de política pública al mundo del libro, políticas que permitan fortalecer la cadena, más allá de dar estímulos económicos a publicaciones, que en ocasiones pueden quedar perdidas en el mar de producción local y especialmente de la oferta de libro importado en Colombia, que alcanza un 85% del total de los libros que circulan en el país.

¿Cuáles han sido las ventajas que has encontrado en el ecosistema creativo de la historieta? 

Creo que es un ecosistema muy creativo no solo en las ideas y en el desarrollo, sino en la manera de promocionar el trabajo, de unir fuerzas y de hablar más duro para hacerse oír. No quiero decir con esto que todo está hecho y que no debemos seguir trabajando, pero creo que hay un respeto en el trabajo de cada uno que, por supuesto, suma al resultado de la oferta nacional de historieta o cómic.

Los esfuerzos comunes de colectivos, agrupaciones y agremiaciones, que si bien no se han formalizado, han logrado crear referentes en el mundo de la historieta local y en ocasiones con proyección internacional, en el que se crean espacios muy interesantes para debatir sobre temas referentes al cómic. Algunos de esos proyectos de creación, que no solo buscan fortalecer lo relacionado al trabajo artístico, sino también la industria.

¿Cómo se podría fortalecer el campo de la historieta en un futuro?

La única manera para que se fortalezca el campo de la historieta es que se consolide una industria nacional de cómic. Es decir, que haya más editoriales de cómic que editen, que produzcan, que generen contenidos, porque si hay más demanda y más oferta, todos los actores de la producción deben empezar a trabajar de una manera más formal y mucho más profesional. Todos los actores de la cadena deben comprometerse con el proceso, aportando las especificidades artísticas y narrativas que se requieran, pero también cumplir con los tiempos. A nosotros nos ha pasado en varios proyectos que los ilustradores abandonan el proyecto, «es que me cansé», «es que no puedo».  Entonces es como si el editor le dijera al ilustrador o al autor: «No, me cansé, no te voy a publicar el libro este año». Claramente las editoriales también tenemos otras situaciones que ayudan y permiten o no publicar más rápido, pero cuando hay compromiso es distinto. Hay cosas que cambian y uno se ajusta a ellas, pero en general, uno debería cumplir con los tiempos pactados y esa es una de las cosas que más nos cuesta, porque son varios los actores que intervienen. Por esto considero que si hay más industria y más editoriales produciendo cómics, los ilustradores y los historietistas deben trabajar en unos tiempos y en unas condiciones que sean mucho más productivas, porque finalmente así es la cadena. Si nos profesionalizamos todos, habrá más oferta para un público que puede estar demandando o no el cómic, pero si hay más ofertas entonces se puede asumir la demanda. Es algo en lo que todos nos debemos involucrar y como es tan reciente la industria -no estoy hablando del cómic a nivel internacional, sino de nuestro pequeño mercado-, tenemos que empezar a trabajar para que sea mucho más efectiva.

¿Cómo afecta a la cadena la autoedición y por qué crees que está pasando esto?

Está pasando en todos los géneros literarios, y creo que está pasando por varias razones. La primera es que en este momento existen plataformas como Amazon, «buscadores libres» o las mismas redes sociales, que permiten que los creadores tengan una relación más cercana con su público potencial. Con la pandemia eso se hizo mucho más evidente. Más productores dejaron de utilizar los servicios de intermediarios, así como a los distribuidores. Lo anterior tiene sus pros y sus contras. Dentro de los beneficios puede verse que los autores e ilustradores entendieron un poco más sobre cómo funciona el mundo editorial y la cadena, y conocen mucho mejor a sus lectores. Sin embargo, sus contras se basan en el desconocimiento de parte de autores/as sobre el rol de cada uno de los actores de la cadena. Por esa razón, por ejemplo, los agentes y las agencias literarias están sintiéndolo. Muchos autores se venden a sí mismos y desconocen el valor de la experticia de estos actores, que cuentan con muchos años de trabajo en el mundo editorial y que cuentan con un know how y unas redes amplisimas. No es lo mismo vender tu libro por Amazon -donde es visible para un gran número de personas, sin duda-, pero que no están involucradas con la industria editorial.

Los grandes éxitos literarios pasan a través de una editorial, que se encarga de todo el proceso de edición, corrección, mercadeo, de pagar al autor un adelanto de derechos, de hacer apuestas en la distribución y en la promoción, y todo esto lo pueden hacer gracias a su experticia, experiencia y sus redes colaborativas. Porque en ventas, no es lo mismo que un autor conozca mucha gente o tenga muchos seguidores en redes sociales para que el libro sea exitoso o que tenga mayor alcance. Por eso es importante saber que cada uno de los actores de la cadena del libro tiene su razón de ser, pero si un autor no entiende el rol del escritor, del ilustrador, del corrector, del editor o del distribuidor o el librero; o peor aún entiende que una editorial es lo mismo que una imprenta, nunca podrá valorar el rol de cada uno de ellos o la calidad en todas las instancias de la edición y, por tanto, del papel de la editorial.

¿Cuál es el verdadero impacto que tienen las redes sociales en las ventas de los libros?

Hay influenciadores que tienen muchos seguidores y que realmente sí venden, pero no precisamente cuando hablamos de libros. Los historietistas colombianos pueden tener un número grande de seguidores, pero a la hora de la compra, que también beneficia al autor, las ventas llegan rápidamente a un límite. Es un nicho pequeño, puede llegar a tener un alcance, pero tiene un límite como en todo. Entonces puedes tener miles de seguidores y de esos 20, 100 ó 500 compran el libro, sumado a que la gente se acostumbra a ver publicado el trabajo en las redes, con eso ya les parece suficiente y no ven la necesidad de pagar por ese contenido que ya han visto parcialmente. Hay que tener muy presente que el trabajo de la promoción de una obra es un trabajo conjunto y que cada una de las partes aporta un mercado, el cual puede ser ajeno a otra de ellas, esa es la razón por la cual la cadena del libro es tan importante y vital para la sobrevivencia de la industria editorial. 

¿Cómo surge Santo & Seña, la librería de Rey Naranjo y cómo ha sido el proceso?

Santo & Seña surgió hace unos 4 o 5 años. Es una sociedad que nació bajo la sombrilla de Rey Naranjo, de la cual hacemos parte los tres socios de la editorial y la otra persona es mi hermano Nicolás, que tiene otras experticias que han sumado bastante al ejercicio de la librería. Rey Naranjo tiene una presencia en la cadena del libro muy particular ya que somos editorial, distribuidora y librería. De allí nace la necesidad de tener un espacio en el cual pudiéramos tener toda nuestra oferta editorial, tanto la propia de Rey Naranjo, como la de los sellos que distribuimos, y a eso le sumamos los sellos presentes en Santo & Seña y otras ofertas complementarias. La librería tiene su propio público y hemos trabajado para encontrarlo y que ellos nos encuentren, brindando un espacio de experiencias único en la ciudad. Somos una librería que está muy interesada en la parte gráfica, en sintonía con la línea editorial de Rey Naranjo, sin embargo, también hacemos una fuerte apuesta por la narrativa, el ensayo, la no-ficción, la música. Desde Santo & Seña ofrecemos muchos temas que van en consonancia con nuestro interés como editorial. Empezamos con un showroom en el que teníamos nuestros libros, luego le sumamos toda la oferta de la distribuidora y, finalmente, decidimos armar una librería con esos catálogos y otras editoriales independientes que fuimos sumando. Tenemos algunos sellos independientes españoles, unos más grandes que otros, pero no tenemos presencia de los grandes grupos editoriales que se han convertido en monopolio de la oferta especialmente desde lo editado en España. Santo&Seña, como Rey Naranjo tienen una apuesta en su personalidad, en premisas y compromisos que valoramos y consideramos importantes tanto en el mundo editorial, como en la oferta cultural.

¿Santo & Seña ha resultado un canal para la formación de lectores?

Sí, como formación de lectores, formación de público y creación de comunidad. Es muy bonito ver cómo la gente se empieza a interesar y a hacer de la librería parte de su comunidad y de su vida, no solamente para vecinos o de gente que está cerca, sino también gente que se siente identificada con nuestra propuesta, que va a Santo & Seña para descubrir propuestas, para compartir con amigos, o para disfrutar de lo que propone la librería. 

Por el lado de Rey Naranjo hay una formación más encaminada a los lectores, y por el lado de Santo & Seña hay una creación de comunidad, en la que se reúne lo que hace Rey Naranjo con sus apuestas de edición y distribución, ya que esa también es una tarea distinta; ser distribuidor implica apostarle a ciertos sellos especiales que tienen ofertas únicas y disímiles, que queremos traer para formar una comunidad lectora alrededor de esos contenidos y de unas afinidades que se van tejiendo entre una y otra.

Para nosotros es importante reconocer al librero como parte crucial de la cadena, que acerca o aleja a los lectores de ciertos contenidos o los guía hacía lo que están buscando. Por eso, insistimos en la profesionalización, porque al entender la cadena del libro, se comprende que los libreros y las librerías son los aliados naturales de las editoriales, especialmente de las editoriales independientes y potencian el libro en donde estén. Ejemplos de ciudades con grandes y fuertes gremios de libreros como Argentina, España, Francia con modelos a seguir en lo que buscamos que sean las librerías en Colombia.

¿Qué títulos del catálogo de Rey Naranjo destacarías? 

El libro de cómic que nosotros más hemos vendido, no solamente a nivel nacional sino internacional, ha sido Gabo. Desde la editorial fue una gran apuesta, con todos los aciertos y desaciertos que pueda haber tenido. Fue nuestro primer libro de cómic, con el que aprendimos muchísimo y con el que abrimos un mercado, apostamos y ganamos.

Gabo indudablemente junto a los tres libros de Ricardo Soca, ahora reunidos en un integral llamado El origen de las palabras, que ya va por su quinta edición. También de la colección de libros infantiles en cómic está Tumaco, que también tuvo una gran acogida, no solo por parte de promotores de lectura, bibliotecarios o profesores, sino también por parte de los mismos lectores, niños y adultos, y fue una apuesta que marcó una ruta que ahora otras editoriales están siguiendo. Otros títulos que tenemos, un poco más transgresores son Radar y Jim Curioso, que son otro tipo de narración gráfica de la cual también estamos muy orgullosos. Por otra parte tenemos Black is Beltza, en la que trabajamos con autores como Jorge Alderete y Fermin Muguruza, lo cual fue una gran experiencia. Y bueno La Chica de Polvo, de Jung Yumi, libro con el cual ganamos en la Feria Internacional del libro infantil de Bolonia, el premio Nuevos Horizontes en el año 2014. Todos y cada uno de nuestros títulos tienen una historia y tienen una vida, algunos caminos son más cortos, otros más largos, unos más exitosos que otros  pero igualmente interesante tenerlos en un catálogo diverso para poder vivir y entender lo que Rey Naranjo Editores significa.

*Esta entrevista hace parte del «Informe crítico sobre las publicaciones impresas y digitales de historietas en Colombia, en la década del 2010- al 2020». Proyecto ganador del Programa Nacional de Estímulos 2021 del Ministerio de Cultura de Colombia, en la línea «Fortalecimiento a la creación y circulación de contenidos de crítica cultural y creativa».

Diana Romero
Diana Romero
Bogotana. Literata de la PUJ. Hizo un máster en edición digital con la UAH. Vive en Buenos Aires, donde se encontró con el cómic y estudia un posgrado en diseño comunicacional en la UBA.

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