Siguiendo todos los protocolos, Sine y Ernán Cirianni tomaron sus experiencias en pandemia para reírse de ellxs mismes. La soledad, el divertimento, el mundo en llamas y esa motivación inentendible por seguir siendo humanxs aunque todo caiga a nuestro alrededor en dos de los mejores libros de humor gráfico del último tiempo.
Hay una escena de El Eternauta (sí, se viene otra referencia sobre El Eternauta) que siempre me gustó. Lucas Herbert, el amigo de Juan Salvo que trabajaba en un banco y era «loco por la electrónica», comienza a lamentarse por los fallecidos por la nevada mortal que cae sobre Buenos Aires. Enumera apellidos, nombra a los compañeros de oficina, pero no hay familiares. Porque no los tiene. En el breve diálogo con Elena y Juan, Lucas expone un elemento que con los años se ha transformado, para mí, en uno de los más importantes de ese pedacito de la historieta. A Herbert lo apenan las ausencias, sí. Pero lo que más le duele es la sensación de pérdida con lo cotidiano, ese miedo a la desconexión con el día a día que nos ordena y da sentido. «Durante doce años he estado yendo todos los días al banco… y ahora, de un golpe, me suprimen el banco…», reflexiona.

Desde el 20 de marzo de 2020, en Argentina se instauró una cuarentena por la Pandemia de COVID-19. Se extendió durante 234 días, hasta el 9 de noviembre. Entre cierres y aperturas que se intercalaban, barbijos caseros y alcohol al 70%, intentamos encontrar una nueva normalidad en un contexto para el que nadie ni nada nos había preparado. Al ritmo de maratones en Netflix, incursiones culinarias, deporte snack y manualidades varias, fuimos armando una nueva rutina con la que ordenarnos y sobrellevar tanta ruptura con el mundo conocido. Lxs humoristas Sine y Ernán Cirianni, abriendo de par en par las puertas y ventanas de sus hogares, se animaron a transformar sus aventuras pandémicas en dos libros de humor gráfico imperdibles.

En diciembre, la editorial LocoRabia presentó La pandemia de mi vida, un libro de más de cien páginas donde Ernán Cirianni narra la convivencia con su gato Guadalajara -sin dudas el favorito de lxs lectorxs-. Como quien juega a caminar por el cordón de la vereda sin caerse, Cirianni oscila entre la cordura y la locura mientras intenta encontrarle un orden en su primera catástrofe mundial vivida a consciencia. Todo intenta hallar un lugar y un sentido en medio del sinsentido. El alcohol y las borracheras, las series y los partidos, las siestas y el descanso nocturno, las comidas y el picoteo, todo está patas para arriba, anárquico y anacrónico.

La secuencia de tiras, vaya uno a saber si intencional o accidentalmente, también parecen desacomodadas. Unx no sabe si Cirianni se acaba de despertar, si se está por acostar, si es la primera copa o está por quebrar. Con un tono que se ríe constantemente de sí mismo, mostrando lo desopilante que puede volverse la convivencia con un gato como una conexión con el mundo real, el artista logra volverse un espejo del ridículo intento por no dejar de ser seres humanos -incluso en el fin del mundo-. Desde intentar curas mágicas que llegan por WhatsApp hasta construir un vínculo comunicacional profundo con el felino concubino, pasando con el reencuentro con su hijo, todo es ridículamente gracioso.

Sine, por su parte, se transformó en una de las mejores nuevas humoristas gráficas inspiradas en el día a día. A principios de 2020, ya tenía pensado un año armado, repleto de historias mínimas desde las cuales hacer reír. Primero se iban a publicar en las redes de Barro Editora y de ahí directo a la impresión del libro. Un planazo que como todo buen planazo fue cancelado por la Pandemia. Entonces hubo que recalcular y, como cuenta en esta charla con Diana Romero, lxs editorxs le pidieron que siguiera con el tema coronavirus. Como quien aprendió a hacer crochet sin esperarlo, Sine tenía para la primavera de 2021 un libro fruto del encierro y las contadísimas salidas al mundo exterior.

Apocalípsis mientras tanto… no se centra en las experiencias de una sola persona. Cambian los peinados y la escenografía de esos departamentos donde suceden las aventuras pandémicas de distintos jóvenes de veinti-treinti. Las listas de pendientes, la hiperconectividad, las amistades vía Zoom, la inestabilidad laboral y los problemas de un mundo que ya se venía cayendo a pedazos son algunos de los temas que toca la autora. Sine ofrece desde medias sonrisas hasta carcajadas ruidosas.
La pandemia de mi vida y Apocalípsis mientras tanto indagan en el hecho histórico de ver destrozados nuestros lazos concretos con una realidad capitalista, asalariada, etílica y rodeada de gatitxs. Relatan el desafío de la soledad o la prueba de fuego de una convivencia 24/7 con otrxs. Sobre todo, demuestran nuestros intentos desesperados por encontrar una normalidad ahí donde parece no poder existir.

Como los zombies llevando sillitas en el final de Los Hambrientos, Ernán Cirianni festeja el Día del Hincha de Huracán y Sine intenta tomar birra solo los días cercanos al fin de semana ¿Qué será esa pulsión indestructible por no dejar de ser humanos? ¿Por qué tengo que seguir tendiendo la cama en medio del fin del mundo? Lxs dos humoristas gráficxs se animan a mostrar desde sus propias anécdotas lo gracioso que puede llegar a ser rozar el fin de los tiempos sin que se note.