Este es en sí un objeto, la pieza que se busca y la pieza que se lee, una pieza vertical recubierta de un violeta que guarda las hojas blancas impresas en serigrafía a dos tintas que le da el justo contraste. El objeto, la pieza en sí, lo que se lee al interior es Nachika, el viaje hacia un tesoro y las traiciones que se desprenden de una ambición. El objeto además lo adornan otros detalles: inscripciones gráficas, representaciones monolíticas que se interponen como registros en el diseño de las páginas, petroglifos, esculturas, piedras, logogramas, dibujos sobre las montañas y otras grafías que se imponen en el avance de la narración. Nachika, todo lo que esconde y revela es la primera historieta del artista caleño Diego Fernando Mendoza (Pulpo) con la que ganó el programa de Estímulos 2021 de la Secretaría de Cultura de Santiago de Cali.
Impulsada por el viaje de un experto arqueólogo y dos aventureros (Giancarlo López, TEX Xammar, y Martín Kaku) Nachika es la pequeña travesía de un grupo de hombres conversadores que viajan hacia algún lugar de Sudamérica tras un tesoro. Todo un arco clásico en un tipo de aventuras en las que una búsqueda deviene en un encuentro inesperado. La aventura que se abre fácil entre las accidentadas conversaciones del grupo, pero se quiebra, como es natural, en este tipo de narraciones luego del fácil hallazgo de lo que se busca. Ahí, cambia todo con la furtiva aparición de un vengador y las traiciones que esto depara, en un final abrupto e impulsado por la violencia.
Si bien el peso argumental en Nachika es liviano, tal vez muy predecible, el esfuerzo en lo gráfico sostiene el interés hasta el final de historia que se mueve más en los detalles, unos que están más ocultos que otros, en medio de páginas llenas de emociones, énfasis en los personajes, los trazados y tramas que además de aportarle volumen al espacio le dan una vitalidad y espesura al viaje. Además, está el énfasis que se hace en el paisaje dibujado y en las composiciones que resaltan los diálogos, las formas gráficas con la superposición de las narraciones y los cambios en las formas de las viñetas, lo cual conduce la vista por las páginas como si de un laberinto se tratara, algo que resulta más efectivo en las páginas y las composiciones silentes que el dibujante ha puesto en alguna parte de la narración para que observemos con intriga los vestigios que el camino lleva.
Tal vez esta sea la posibilidad de ver nuevas historias de este artista, en las cuales se tomen otros riesgos narrativos, sin dejar de lado el trabajo gráfico y de diseño que se alcanzó en este libro. Nachika, como primera versión cumple sus objetivos, además de añadirse a la constelación de historietas caleñas de los últimos años que resaltan por el diseño, y la diversidad temática en propuestas narrativas y estilos.