Marzo es para Argentina el puntapié inicial del plan editorial anual con el que se encontrarán las masas lectoras. Se agendan eventos, se calculan tiradas, se organizan presentaciones y se ultiman detalles de lo que será un nuevo año de publicación. Pero las sonrisas esperanzadoras por un nuevo comienzo en el calendario se borraron prontito. 2020 trajo una pandemia de escala planetaria y destruyó en mil pedazos la piedra de toque de la industria de historietas argentinas, el encuentro cara a cara.

En el panorama ofrecido por la expansión del COVID-19, lxs artistas independientes, las editoriales autogestivas y las grandes casas editoras debieron recalcular y encontrar nuevos caminos para llegar a lxs tan ansiadxs lectorxs. Un caso, que quizás pueda ser paradigmático de acá en adelante, es la fusión entre Barro Editora y Clan de Fomento, dos proyectos independientes que pasaron de compartir stand en ferias a cranear una enorme antología digital de género con la cual buscan recuperar los lazos perdidos. Así nació Guiso, un libro de más de 100 páginas, que en su primer número nos trae a más de una docena de artistas experimentando con el horror desde sus más heterogéneas vertientes narrativas.

El vínculo precedente entre las dos editoriales se funda en la amistad creada por el encuentro y los intereses en común, compartidos durante las largas jornadas de venta en ferias y eventos. Si bien la idea de un frente unido se venía charlando, lxs Barro! y les Clan de Fomento necesitaban un empujoncito. Como cuentan lxs chicxs, «la revista Guiso fue ese empujón». Las experiencias previas fueron trascendentales en el proceso. Clan de Fomento traía la experiencia con trabajos antológicos, Barro! la búsqueda interna orientada al género. Pero el clima pandémico seguía siendo un obstáculo demasiado grande, por lo que recurrieron a la tantas veces utilizada moraleja de Esopo:«todo poder es débil, a menos que permanezca unido» y entendieron que «todo ese trabajo que implica hacer una publicación periódica era mejor compartirlo».

Guiso es uno de los primeros proyectos editoriales comerciales en Argentina que se anima a probar de manera seria el campo digital desde una propuesta que intenta ser diferente y seductora para un medio que mira con desconfianza los contenidos online pagos. «Es una revista digital de periodicidad bimestral decidida a explorar un género narrativo diferente en cada uno de sus números», explica el consorcio de editorxs. Con respecto al porqué de trabajar sobre tópicos específicos, explican que quisieron construir «un nexo de conexión entre los géneros narrativos clásicos y la historieta». Tomando como punto de partida estos dos campos, buscan poder explorarlos de manera nueva desde las visiones de diferentes autorxs contemporánexs y desde las conexiones personales de cada unx con cada género. Guiso tiene un objetivo claro:«seguir produciendo material e impedir volvernos locxs al ver las dificultades que trajo la pandemia para editar en papel».

Una vez que se decidió comenzar con el proyecto, llegó la hora de seleccionar la terna de artistas. «Buscamos mezclar autores establecidos con emergentes del medio para lograr un resultado lo más diverso e interesante posible», cuentan los Clan de Barro -como bautizaron su tienda virtual-. Y refuerzan la idea de que esa diversidad de miradas sobre un mismo género permitió «elaborar historietas que se sientan frescas y contrastantes entre sí». Así lo demuestra el producto final, con artistas de renombre internacional como Pedro Mancini y Natalia Novia que conviven con guerrerxs del fanzine como 198X o Mirita.
El comienzo de la epopeya fue con el terror como género a explotar, lo que generó una gran expectativa sobre qué material podría salir de él y de qué manera podía interpelar a cada autorx. Lxs chicxs cuentan que «comenzamos, no tan inocentemente, cada reunión con una pregunta». Para el caso del primero volumen, interrogaron a lxs artistas con un simple pero potente «¿Qué te da miedo». El método tenía un objetivo claro: «darles libertad, pero al mismo tiempo generar relatos personales y distintos en cada autores», explican. Ese ejercicio que funcionó de manera tan positiva para el terror es el que buscan emular en las siguientes antologías de Guiso.

A la hora de entender el porqué del formato digital, tenemos que volver al «empujoncito». La pandemia paralizó los proyectos y también los ánimos. «Lo digital nos permitió sacar un título nuevo en este contexto, cosa no menor», reconoce la fusión. Además, significó un universo novedoso, con el beneficio de no tener costos de impresión y con una inversión mínima en distribución. Todo esto desembocó en una idea novedosa: «repartimos equitativamente las ganancias entre lxs autorxs y nosotrxs y planteamos un modelo económico que nos sirva a todxs en este contexto de cuarentena y que, al mismo tiempo, motive la compra».
El nuevo formato trajo nuevos desafíos, ¿Cómo lograr un producto que sea interesante para un público muy poco habituado a la compra de e-books? Con respecto al maquetado, supieron que tenían una prueba importantísima por delante. Buscaron una manera de leer que fuera, explican, «cómoda para varios dispositivos, conocida e intuitiva desde la disposición de las páginas pero que también permitiera aprovechar hipervínculos y saltos propios de lo digital».

Con toda la experiencia acumulada en el primer número, lxs Barro/Clan de Fomento están en proceso de producir y editar las siguientes entregas de Guiso. Para eso, invitaron a otrxs autorxs a sumarse al proyecto que busca explorar diferentes géneros y no pierden de vista lo fundamental: encontrar continuidad. Como sostienen lxs editorxs: «la intención es que el proyecto sea sostenible en el tiempo, mientras continuamos trabajando en paralelo en nuestras próximas publicaciones en papel». En ese proceso, ponen en valor lo aprendido y se ven «fortalecidos por la experiencia acumulada en estos meses de encierro y puro trabajo a base de videollamadas». Explotar cada género desde lo que cada uno de ellos representa en lo personal de la mente de cada unx de lxs artistas invitadxs. La invitación a sumergirnos está hecha, sólo resta romper con el fetichismo del papel y animarnos a la inmersión.