Travesía por los «Sueños pictóricos»

Se está cerrando el año, época de balances y retrospectivas. Para estar acorde con el momento, sienta muy bien tomar un respiro y refrescarse con una compilación de mini historias en blanco y negro con trazos desenvueltos, las cuales, dentro de estados contemplativos en la vida de cualquier mortal, se vuelven por cuenta de algún giro imprevisto en tramas teñidas de absurdos afortunados que terminan dándole sentido a una idea que inicialmente parecía común.

Portada de «Sueños pictóricos» Miguel Vallejo (Gusanillo).

Son cinco narraciones cobijadas por el sugestivo título Sueños pictóricos (Historietas Carajo, 2020) y que, para no restarle grandeza al producto final, lo llamaremos tal como aparece señalado en el caratula del mismo libro: una antología. Denominación precisa para lo que Miguel Vallejo (Gusanillo), plasmó en esta obra con la presencia del poder de la imaginación como factor determinante en sus componentes, pero con personajes y temporalidades muy diferentes entre sí. No se puede hablar de una lección de vida dramatizada en cada página, sino más bien, de una lección de supervivencia encarnada en las limitaciones que los protagonistas saben convertir en fortalezas, dándole profundidad a las escenas y logrando proyectarlas más allá de la formalidad de las viñetas.

Una página de «La pesca» por Miguel Vallejo (Gusanillo).

El formato para la presente reseña, no brinda el espacio suficiente para hacer una descripción detallada de cada historieta, ya que resulta tentador de realizar; sin embargo, acudiremos a la bondad de las síntesis corriendo el riesgo de caer en arbitrariedades, aunque trataremos en los posible de que no sea así. Se puede tranquilamente hacer un seguimiento al motociclista que encuentra su destino en el vientre de la chica en forma de criatura abisal que lo ha engullido en Pez; al diablo con ínfulas de Mefistófeles que le cobra una deuda pendiente a un dibujante en La última página; incluso a los dos colosos luchadores que muestran su esencia humana lejos de las miradas del público en Conexión. Pero nos detendremos a cambio, en las otras narraciones restantes por los desafíos que las circunstancias imponen a los personajes, hasta el extremo de poner a prueba su fuerza de voluntad.

Detalle de «La última página» Miguel Vallejo (Gusanillo).

En La pesca, un joven campesino que vive inconforme con su estilo de vida y las reglas de su padre, encuentra la oportunidad de cambiar el ambiente rural por la anhelada ciudad a causa de un extraño pez genio que le concede dicho deseo en agradecimiento por salvarlo de un rio en el cual pescaba. Al igual que cualquier ser metafísico que sale de la nada, le promete hacerlo realidad, a lo cual después deberá corresponder aquel incauto muchacho con algo que aprecie mucho. La deuda se salda con la repentina muerte de su padre, hecho que lo obliga a trasladarse a vivir en la gran urbe con una pariente. Una vez allá comprende que no era lo que esperaba, no solo por el cargo de culpa por lo ocurrido a su progenitor, sino por la hostilidad del entorno; aunque endulzado con un tímido cariño a modo de gratitud que le manifiesta una joven boxeadora con la que entabla amistad en medio del interés de éste hacia sus presentaciones. Al final debe decidir entre ese amor que está naciendo y la probabilidad de que su padre vuelva a la vida, para recuperar de paso, todo lo que perdió. El extraño pez que lo metió en semejante lio, tendrá la facultad de dejar las cosas como están o revertir la situación.

Una página de «Cóndor» Miguel Vallejo (Gusanillo).

Algo similar se teje en Cóndor, en donde un muchacho a través de una conversación con una chica que rechaza su actitud y un encuentro con un sujeto temerario que termina sintiendo lastima por él, entiende con sorpresa que está en un mundo donde se ha perdido la empatía, gracias justamente a esa sucesión de hechos sin un aparente hilo conductor, excepto por la figura del ave suramericana que aparece en cada distanciamiento. A modo de bonus track nos encontramos con algunas consideraciones adjuntas, contenidas en seis viñetas sobre la manera de sobreponernos al pesimismo en medio de la crisis.

Una página de «Conexión» Miguel Vallejo (Gusanillo).

De estos ingredientes se compone este platillo gráfico-literario, que se presenta como otra grata sorpresa para degustar y que deja un buen sabor por el vigor en el dibujo que su autor impregna, además del tono surrealista en los argumentos que la hace difícil de encasillar, pero no por eso se percibe ajena a nuestras emociones ya que puede incitar a una mueca de risa cómplice, y a la vez, a un llamado de atención para que no sintamos temor de conocernos y reconocernos a nosotros mismos.

Miguel Vallejo (Soacha). Dibujante desde la infancia e historietista desde la adolescencia cuando descubre la fuerza del anime. Trabaja además en análogo y digital, ilustraciones académicas y caricaturas. Es un invitado frecuente a eventos culturales masivos para exponer su obra, entre ellos, La Feria del Libro en Bogotá. Actualmente realiza labor de autopromoción en sus redes sociales, asumiendo el arte gráfico desde el compromiso social para provocar la sana reflexión.

Raúl Trujillo
Raúl Trujillo
Ilustrador freelance y bibliotecólogo en formación. Ha realizado colaboraciones para el periódico Dela Urbe, de la facultad de comunicación de la Universidad de Antioquia y Revista Pérgamo de la Escuela de Bibliotecologia de la Universidad de Antioquia. Además ha sido seleccionado para exposiciones y muestras de caricatura e ilustración en Colombia en ciudades como Medellin, Rionegro, Pereira y Armenia. En el extranjero en Buenos Aires (Argentina) y Sinaloa (Mexico).

Dejar un comentario

Por favor escribe tu comentario
Por favor ingrese su nombre aquí

Leer artículos similares...