No sé por qué había postergado por tanto tiempo la lectura del Mohán, el mito (La silueta, 2013) del dibujante bogotano Javier Posada (Inu Waters). Tal vez porque no soy muy entusiasta de las historias sobre mitos colombianos, o tal vez porque lo que he leído sobre mitos y leyendas, son unos pastiches con algunas variaciones, según quien las cuente. El Mohán de Inu, en cambio, no es una versión didáctica y resumida sobre el mito, o una versión adaptada para que los estudiantes se acerquen a su lectura. Esta historieta, al contrario, es la versión del mito integrada al mundo gráfico de Waters, que está plagado de seres horribles, marginados, sin éxito, cuerpos aburridos en la pesadez y las obsesiones que el creador del «imperio gráfico» llamado: Colombian Trash ha diseñado.

En las primeras viñetas (horizontales) del libro está condensado el tono y las intenciones narrativas de lo que se cuenta, que es más reflexivo que narrativo, una lectura que es más observación y pensamientos. En ella se ve y se lee la caminata del Mohán que divaga por el lugar de siempre: una selva tropical que es un gran parque de atracciones. El Mohán camina y piensa en su guitarra; en el río, en la vida, la muerte y la inmortalidad «que es más un castigo que un regalo», una inmortalidad que es su condena. El Mohán que representa Inu no es un mito que asusta, tampoco se roba nada, es una figura agotada, un ser excluido en el bosque, que termina sus jornadas con aguardiente y tabacos, una atracción para el turista ansioso de entretenimiento. Un cuerpo solitario. Una sombra harta de los visitantes y de todo lo que los depredadores turísticos hacen en los viajes. Mientras el pedazo gigante de pelo trata de seguir hundido en sus pensamientos, es acosado por el fastidio de unos niños desesperantes, por las fotografías y un entusiasmo acosador. La criatura es otra de las atracciones del negocio, una explotación de la que hace parte Kapax, un Jaguar y, otros seres que están ahí para que los viajeros vivan experiencias inolvidables con su materia.

Esta no es la única historieta del Mohán que Inu Waters ha dibujado, en otra serie de historietas titulada: «Kapax contra el Mohán» aparece el mito adaptado, en referencia a una fotonovela de Kapax de los años setenta del Siglo XX. Exactamente, la publicada en 1976 por la editorial Icavi, con guion de Henry Holguín y dibujo de Gustavo González. En esa versión del 2011, Waters recrea parte del mito conocido: una criatura que se roba los cuerpos de las mujeres llevándoselos río abajo, algo que Kapax debe evitar, enfrentándolo, hasta darle una paliza de ninja. En esa historieta, la referencia a la leyenda se integra al mundo del héroe colombiano, en cambio en la versión publicada por la Silueta lo recreado es otro, menos espectacular y terrorífico. Como se ha mencionado, el mundo de la criatura que lleva años siendo nombrada, y que hace parte del folclore nacional no es tanto la representación del terror, sino la de un testigo, la de un cuerpo viviente que le tiene miedo a ser capturado para adornar la finca de algún mafioso o guerrillero. Un Mohán que ha nadando por el río lleno de cadáveres, plata y armas, un ser atravesado por todos los recuerdos que en él habitan. Un Mohán que como la tierra y como las aguas que corren ha visto el conflicto de cerca.
En la forma como cambia el foco sobre la historia conocida, reside uno de los valores de esta historieta, en su revés, que amplía la leyenda para contar mucho más de lo sabido. Una historieta editada en pequeño formato con una cubierta desplegable con la cara del Mohán, libro que hace parte de la colección: Espantopedia, una serie de relatos míticos colombianos, entre los que están la Llorona, el Silbón, y la Madremonte que fue dibujada por la historietista colombiana Paola Gaviria (Powerpaola). A pesar de que la historieta está impresa en un sola tinta negra, los detalles y la espesura del trópico no se pierden, de hecho, con el contraste del negro sobre el blanco, se hacen intensos los detalles y los relieves de todo lo que se ha dibujado, así como pasa con la figura de la criatura que no se pierde en el panorama.

Pero no todo es angustia en esta historia, el humor aparece en las viñetas, a medida que la divina comedia de este Mohán pasa, su cara y expresiones cambian, de muchas formas, hasta que la existencia del ser da un giro, porque el Mohán tapa su desnudez con una pantaloneta, un gesto, este último, que le da un leve cambio a su vida, una vida que debe seguir sobrellevando sin parar, porque, como se sabe, los mitos están condenados a no morir. Y eso en este bello libro se confirma.
Buenas tardes, Donde se consigue?
Está disponible en la Librería Tornamesa de Bogotá 0 9 3/4 de Medellín.