En los márgenes amplios que posee ese territorio llamado «ilustración » habita el proyecto editorial de Tyto Alba. Con un tríada de libros de historieta que comparten lugar en su catálogo con diversas y heterogéneas experimentaciones gráficas, la editorial comandada por Andrés Prieto -más conocido como Andrezinnho- se planta en el panorama editorial colombiano actual con algunos nortes bien marcados ¿Qué cosas sí y qué cosas no entran en la cosmovisión de Tyto Alba? ¿Cuánto puede hacer un solo par de brazos? Hablamos con Andrés y esto nos contó:
Desde el nacimiento de Tyto Alba Editores, una de sus marcas distintivas es la de experimentar con los diferentes lenguajes que ofrece el dibujo y la ilustración, desde la historieta hasta el libro ilustrado ¿Cómo se formó la editorial? ¿Cómo llegás a esa elección identitaria y qué dinámicas trae a la hora de pensar una nueva obra?
Tyto Alba nace en 2013, formada por tres personas. En un inicio, la idea era sacar libros para niños, enfocados al público escolar. Alcanzamos a sacar dos, pero a causa de la falta de impulso y a que nos faltó meterle ganas, no pudimos seguir. Mis socios y yo decidimos no continuar.
En 2017 decidí retomar la editorial y me presenté a un concurso del Idartes, que gané -o ganó Tyto- con Los intelectuales intransigentes. Gracias a ese premio, la editorial volvió a reactivarse y sacamos el libro para principios de 2018. En ese momento, era solo yo. Decidí que no sean solo libros para niños, sino libros para adultos también. Pero todos debían tener, sí o sí, un componente visual grande. La idea partió en ese 2017, la postura de sacar solo libros que tuvieran imagen. El resto, realmente, a mí no me interesa mucho.
A la hora de promocionar un nuevo lanzamiento, se exige un esfuerzo en el trabajo de prensa y difusión en redes sociales ¿De qué manera pensás estas campañas? ¿Cuál creés que es la receta para atraer a les lectores? Asimismo, Tyto Alba no tiene una tienda online donde conseguir de modo directo las publicaciones ¿Cómo es su relación con las librerías y el resto de los canales de venta como los e-commerce o los eventos?
A la hora de la promoción, la realidad es que soy muy descuidado con eso. Por ahora, la editorial soy solo yo y es un momento en que empezó a crecer de modo incontenible. Eventualmente, tendré que contratar a alguien para que me eche una mano con varias cosas. Toda esta parte de promoción se me dificulta un poco.
Lo que sí he hecho es aprovechar mi nombre, Andrezzinho, para impulsarla. Gracias a que en algún momento hice cómics y más o menos llegué a ser reconocido, muchos saben de mí. Desde ahí, contacté a varias personas, les pregunté si les interesan los libros, si les interesa hacer promoción. Tener contactos es importante y ha ayudado a impulsar los libros. Pero la promoción y la difusión en las redes sociales las tengo muy descuidadas. Es una de las cosas en las que tengo que empezar a trabajar ahorita, porque es necesario para atraer a nuevos clientes y para que la obra de los autores sea más conocida.
La relación con las librerías es muy buena. La editorial pertenece a un colectivo, llamado Huracán, con el que tenemos una distribuidora. Allí todos somos editores, pero hay algunos que son libreros y entre ellos se llevan muy bien. Así, me pude meter en el gremio, gracias a terceros. En general, las librerías aceptan muy bien los libros del catálogo. Con respecto a los canales de venta propios, próximamente habrá una tienda online de Tyto Alba. Estoy trabajando en eso y en un par de meses seguramente ya esté activa.
Al ingresar a la industria colombiana de historietas ¿Con qué te encontraste? Con base a ello ¿Cuál te gustaría que sea el rol de Tyto Alba y qué marca diferencial creés que ofrece?
Cuando entré a la industria, encontré que no había nada. Aún hoy hay muy poco. Han surgido varias cosas, a partir de que hay mucha gente haciendo historietas y de que, eventualmente, hay algunas editoriales que se están aventurando a sacar cómics, incluyendo editoriales grandes como Planeta. Poco a poco, se ha ido abriendo camino. Espero que ese camino se vaya ensanchando y que mucha más gente haga historietas, las publique y las compre.
El rol de Tyto Alba en todo esto sería apoyar y publicar, eventualmente, cómics. Pero mi interés principal no es publicar únicamente los cómics, sino libros infantiles. Pero ahí estará también el cómic. En general, me interesa que las historietas que se saquen sean de calidad, que tengan muy buenos dibujos, que tengan buenas historias y que, en general, sean publicables. Además de editor, soy un muy ávido lector de cómics. Entonces, no tengo problemas en no publicar algo que no me gusta. No es «vamos a publicar todo lo que salga ¡hagámoslo!», no me interesa eso. La idea es sacar libros que sean buenos, que le gusten a la gente y que sobre todo tengan una calidad que le interese incluso a los extranjeros, que se puedan exportar, que no sean solo producto nacional Y, así, ayudar a mejorar la calidad de lo que se produce acá.
Un elemento interesante es el de la experimentación con las herramientas digitales, como los libros interactivos para las infancias ¿Cómo se encara una experiencia por fuera del papel? ¿Cómo evaluás el proceso y la recepción por parte del público?
En este momento, solo tenemos dos libros interactivos. Los demás de Tyto también son digitales, pero están hechos tal como se lee un libro, pasando páginas. Los interactivos son libros que se hicieron y se pensaron para la web, para ser leídos en un computador. Por eso, tienen un montón de elementos que no tienen los formatos impresos, como sonidos, interacción y animaciones.
Fue un reto, fue difícil meterme en esto. Los hice con una amiga que trabaja en eso y gracias a becas. Fue muy divertido, porque la carga para hacerlo implica a personas que tienen saberes muy disímiles. Los demás libros, los libros en papel, generalmente los hago solo, los armo yo. Obviamente está el autor o el ilustrador, pero el que termina armándolos soy solo yo. En los interactivos hay una carga diferente, de la diseñadora, mía, del músico, del ingeniero que armó el libro.
Los dos libros fueron muy gratos, quedé muy contento con el resultado y han gustado mucho. Y esto lo sé gracias a la plataforma en la que están subidos, porque la persona que está a cargo nos dijo que el primer libro, ¡Críquiti, Crac!, es uno de los más consultados. Mucha gente le ha escrito a Tyto dándole las gracias por ese libro, porque está gratuito para que puedan leerlo. Poder ver a los niños y su reacción, cómo juegan con eso, porque es una entretención para las primeras infancias. Esa era la intención original, que fuera la primera infancia y que, a pesar de que sean libros educativos, sean entretenidos. No fue pensado como un libro educativo, pero sí se pueden usar para ello.
En la mayoría de las industrias de historieta de la región, las editoriales suelen inclinarse por los relatos biográficos. Sin embargo, con Tyto Alba te animaste a ofrecer un catálogo con historias de género, sobre todo de ciencia ficción, adaptaciones de obras literarias o narrativas más poéticas ¿Qué importancia tiene para vos la historieta de género?
Las historias de género tienen mucha importancia para Tyto Alba, es lo que más me interesa. Las biografías de dibujantes no me atraen mucho, porque los dibujantes somos personas muy aburridas. Estamos todo el día sentados en una mesa de dibujo. Realmente, no me interesa conocer la vida de una persona que va a comprar a una panadería o ese tipo de cosas. A mí me interesan las historias que tengan más peso y que estén elaboradas con algún manejo de la narración diferente y que experimenten con la historieta.
Isabel es un cómic bastante particular, porque tiene cosas que no suelen tener las historietas. Incluso, tiene un inserto que tiene una entrevista. Además, tiene algo de biografía, pero no del autor. Lo que se hizo fue transformar un poco la historia de un dibujante de la calle. Es esto realmente lo que más me interesa.
Libros del catálogo, como Isabel, Emús en la zona y Gólgota, son trabajos que han sido posibles, en parte, por becas y estímulos ¿Qué rol creen que ocupan este tipo de financiamientos, tanto para Tyto Alba como para la industria nacional?
Estos financiamientos son súper importantes. Realmente, el catálogo de Tyto es prácticamente premios. Aparte de esos tres libros, hay otros tres que tuvieron este tipo de apoyos. Y no hubieran sido posibles si no fuera por eso.
Entonces, creo que son importantes y está bien que se multipliquen. Que no sea un premio para una editorial, sino que sean cinco premios para cinco editoriales distintas. Para el caso de Gólgota, por ejemplo, compitió por uno de los dos premios que estaban en esa categoría. Uno fue para el libro que publicó Tyto Alba. Si se amplía ese espectro, serán muchas más obras las que van a poder disfrutarse.
Es maravilloso que estén estos apoyos, pero no creo que las editoriales deban trabajar solo en función de ellos. Creo que se pierde un poco la esencia de este trabajo. Una editorial debe poder funcionar sin tantos premios, sola. Pero, para comenzar, está muy bien.
Con la modificación de la Ley del Libro en 2013, muchas cosas han cambiado al interior de la industria de cómics en Colombia ¿Qué balance hacés como editor, como lector y como una de las nuevas apariciones en el ámbito? ¿Cómo caracterizarías el desarrollo de la historieta local dentro de un mapa regional?
Con la modificación de la ley, es evidente que ha habido un cambio y que ha influido mucho en la compra de cómics y, sobre todo, en la importación de cómics. Sí se ven, pues antes no eran muy fácil de encontrarlos y ahora casi todas las librerías tienen comics. Pero no sé qué tanto está comprando la gente. Supongo que un poco más. Eso hace que la industria empiece a crecer.
Sí se necesitan más lectores. Creo que influye bastante que se deje de estigmatizar al cómic como pseudo literatura. Tendría que ofrecerse como otra cosa, no como literatura. Eso no es literatura. De todos modos, -la modificación- ha tenido un impacto positivo. Se ve más circulación, hay mucha más gente haciendo cómics ahora y hay muchos mejores cómics. Creo que, poco a poco, puede resultar en algo mejor. Pero me parece que va lento, de todos modos. Le falta mucho camino para llegar a consolidarse como un mercado valioso, para meterse como editorial a hacer solo cómics o hacerlos como algo rentable. Acá en Colombia eso va a demorar bastante. Creo que todavía, como país no hay una identidad clara de cómics, de historias, algún tipo de unidad en general al respecto. Simplemente, hay mucha gente interesada en esto y en que avance. Quizás después empiece a haber una identidad en todo esto. Pero no me parece que sea importante.
A la hora de pensar en un crecimiento editorial a futuro ¿Qué desafíos y obstáculos encontrás en el campo?
A la hora de pensar en un crecimiento, creo que la editorial no puede ser de una sola persona. Entonces, personalmente, tengo que comenzar a trabajar con otros. Algún editor, alguien que trabaje con las redes, vendedores o libreros. Robustecer la editorial de todos modos.
Pero, en general, más que obstáculos, son oportunidades. Me parece que es, hasta ahora, un oficio que he disfrutado mucho. Sigo siendo ilustrador, sigo trabajando con mis cosas. Pero editar y todo lo que tiene que ver con esto es algo que me gusta mucho. Entonces, tener que trabajar con otras personas, tener que sacar un producto entre varios y que sea algo valioso y bonito, que a la gente le llegue, eso me gusta. Me parece que es el motor que hace que Tyto Alba siga ahí, creciendo y avanzando.
*Esta entrevista hace parte del «Informe crítico sobre las publicaciones impresas y digitales de historietas en Colombia, en la década del 2010 al 2020». Proyecto ganador del Programa Nacional de Estímulos 2021 del Ministerio de Cultura de Colombia, en la línea «Fortalecimiento a la creación y circulación de contenidos de crítica cultural y creativa»