Javier Milei da un discurso cargado de odio y violencia. La respuesta no se hace esperar. Tan solo horas después, la sociedad utiliza su mejor arma: la movilización. Entre quienes luchan, les artistas gráfiques argentines ocupan un rol protagónico y llevan adelante la difusión de la convocatoria. En este texto, Demian Urdin nos propone un ejercicio, el de imaginar un gran taller creativo y colectivo para llamar a la acción.
La gran mayoría duerme mientras, a casi doce mil kilómetros de distancia, el presidente de la República Argentina camina hacia un estrado en la lejana, helada y pequeña ciudad alpina de Davos, en Suiza. Son cerca de las 10:15 de la mañana, cuatro horas más que en el país sudamericano.
Apoya una carpeta, se coloca los anteojos, acomoda los micrófonos, mira al público, sonríe y dice: «Buenos días a todos. Cuánto ha cambiado en tan poco tiempo». Así comienza el discurso de Javier Milei en la edición 2025 de la reunión anual del Foro Económico Mundial. Durante treinta minutos y treinta y un segundos, la máxima autoridad del Poder Ejecutivo Nacional simula comenzar a hablar de la realidad económica local y global, pero rápidamente se cae la máscara.
Necesita tan solo de tres minutos y once segundos para dar el primer golpe. Habla de una supuesta -y en proceso de ser vencida- «hegemonía absoluta a nivel global de la izquierda woke (…)». «Woke», cuya traducción sería «desperté», es la conjugación en pasado simple de «wake», «despertar», un verbo de larga data al interior de las luchas por los derechos humanos entre las comunidades racializadas en Estados Unidos y que experimentó una enorme revitalización con el nacimiento del movimiento Black Lives Matter, hace más de una década. Desde 2017, la palabra aparece como un adjetivo en el Diccionario Oxford incluyendo la siguiente entrada:
«Adjective. Aware of social and political issues and concerned that some groups in society are treated less fairly than others», cuya traducción sería «Adjetivo. Consciente de los problemas sociales y políticos y preocupado por el hecho de que algunos grupos de la sociedad reciben un trato menos justo que otros». Esa adjetivación de la acción, como se verá a continuación, es reciente.
Agrega, además, en un recuadro destacado en color rosa: «This word is often used in a disapproving way by people who oppose new ideas and political change and think that some other people are too easily upset about these issues». En castellano, indica que «esta palabra es utilizada a menudo de forma desaprobatoria por personas que se oponen a las nuevas ideas y al cambio político y piensan que otras personas se enojan demasiado fácilmente por estas cuestiones». Luego, ofrece dos ejemplos:
«Many people believe that woke ideology is dominant in the mainstream media».
«Right-wing parties have not been slow to realize that a ‘war on woke’ can win them votes».
La decisión de mantener estas oraciones en su idioma original se debe a que, al utilizar el traductor automático de Google sobre estos textos, la palabra «woke» desaparece. Es reemplazada por «progresista» en la primera oración y por «conciencia» en la segunda.
Veintiocho segundos después, pasados tres minutos y treinta y nueve segundos, Milei vuelve a atacar, esta vez hablando de «wokismo enfermizo». Cuatro minutos, tres segundos, habla de la «agenda siniestra del wokismo»; Cinco minutos, cuarenta y cinco minutos, «virus mental de la ideología woke». Recurre varias veces más a la palabra «wokismo» antes de animarse a nombrar con todas las letras a sus enemigues. Doce minutos y un segundo:
«Sobre esta base fue construido el wokismo, un régimen de pensamiento único, sostenido por distintas instituciones cuyo propósito es penalizar el disenso. Feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecologismo, ideología de género, entre otros, son cabezas de una misma criatura cuyo fin es justificar el avance del Estado mediante la apropiación y distorsión de causas nobles».
Desde una cobardía discursiva y una ignorancia tramposa que solo oculta el odio desenfrenado de un hombre horrendo, el Presidente elegido democráticamente en 2024 continúa con su catarata de agresiones. Pero ahora, ya sin filtros. Habla de casos policiales aberrantes y, caprichosamente, los intenta transformar en descripciones explicativas sobre la realidad de las mujeres y las disidencias. La relación es directa, dolorosa y violenta: no ser varón, cisgénero y heterosexual es estar en el marco de la ilegalidad, de la inmoralidad y, por ende, de aquello que se debe eliminar. Milei cree que puede decir cualquier cosa.
Son cerca de las 11:00 de la mañana en Suiza y en Argentina recién comienza la jornada. Los titulares empiezan a hacerse eco de lo que acaba de suceder. Tan solo algunas horas después, organizaciones de derechos humanos, partidos políticos, agrupaciones sindicales, medios de comunicación y referentes de todas las áreas convocan a una movilización para el sábado 1 de febrero. A la agresión presidencial se le responde con la potencia de ese llamado. La Marcha Federal del Orgullo Antifascista, Antirracista, LGTBIQNB+ se pone en funcionamiento.
Lo que el referente del partido de La Libertad Avanza ignora es que en Argentina la movilización popular es una de las principales armas cívicas en contra de los atropellos. En las plazas y las calles argentinas se ha logrado justicia frente a delitos de lesa humanidad, se han alcanzado derechos postergados, se ha conseguido la liberación de líderes políticos y se han marcado, en incontables veces, los límites que tiene todo representante frente al pueblo que debe representar. «Nunca Más», «¡Viva Perón!», «¡Iglesia y Estado, asunto separado!» y «Macri, basura, vos sos la dictadura» son algunas de las consignas fabricadas con la materia prima que dá la lucha callejera.
La convocatoria tiene su escenario principal en el trayecto que une la Plaza Congreso y la histórica Plaza de Mayo, en el centro porteño. Sin embargo, se organizan también sus versiones a lo largo de todo el país e, incluso, en ciudades de otras regiones del planeta, como Londres o San Salvador. Para ello, se crean campañas de difusión específicas para cada lugar, atendiendo las necesidades y las particularidad de la comunidad en cada uno de esos puntos. Cada una tiene su manual de cuidados, instrucciones sobre cómo responder ante una hipotética represión y los puntos de encuentro para que nadie vaya sole.
En ese camino comunicacional, dialógico, el arte gráfico tiene un rol fundamental. Durante los días de preparación de la marcha, es sumamente importante la participación de les artistas a la hora de crear piezas potentes que inviten a la reflexión, la lucha y la movilización. A continuación, se reúnen aquí algunos de los carteles diseñados por la comunidad de artistas de la historieta y el humor gráfico argentino en esas jornadas de enero, previas a ocupar las calles. La intención de esta selección es imaginar un enorme y único taller gráfico, físicamente inexistente; una gran mesa de trabajo que solo opera en la virtualidad y en la que se gesta esta heterogénea campaña gráfica. La invitación es a sentir el espíritu de esas jornadas, las motivaciones durante esa etapa de preparativos de una marcha que pasará a ser una de las más importantes de la historia argentina.
Menos de cuarenta y ocho horas después de los dichos de Milei, Carlos Dearmas suma colores a su siempre potente dibujo en blanco y negro.
Al mismo tiempo que Dearmas, Elioh Kortsarz recupera una referencia épica superheroica que no necesita de mayores palabras.
Entre el 27 y el 28 de enero, la autora de historietas y fundadora de V.L.P., Agustina Casot, publica dos ilustraciones cargadas de consignas para la lucha de lo que será ese sábado 2 de febrero.
El 28 de enero, el trabajo del historietista, ilustrador y diseñador Patricio Oliver tiene tal potencia que se vuelve uno de los afiches más viralizados durante las jornadas previas y duranta el día de la marcha.
El 29 de enero, Ruben Gauna -referente absoluto de la historieta y el humor gráfico con perspectiva queer en Argentina- suma también su arte a esta convocatoria.
Femimutancia, en esa misma fecha, participa de la convocatoria con esta composición increíble, muestra también de la nueva etapa estética del artista.
El 31 de enero, el artista plástico, historietista y humorista gráfico Panchopepe incluye la marcha en su siempre esperado carrusel de chistes de Instagram.
Ese mismo día, Powerpaola es tapa de Las12, el suplemento de géneros del diario Página/12.
Horas después, Xina Ocho lleva a les felines de sus tatuajes, stickers e ilustraciones a su afiche de invitación.
En los colectivos y trenes que llevan a les obreres a sus trabajos, en los grupos de WhastApp donde dialogan amigues y familias, en las stories de Instagram de personalidades de la cultura y en las mesas de infinidad de hogares se habla del tema. Aunque muches están de acuerdo con el presidente, muchos más entienden la agresión como un exceso, como un punto en donde es necesario poner un límite. El arte gráfico acompaña esas discusiones con cada una de estas piezas, a las que se suman muchísimas otras que quienes lean estas líneas seguramente hayan guardado en sus carretes de fotos.
La Marcha Federal del Orgullo Antifascista, Antirracista, LGTBIQNB+ es masiva y las calles y avenidas principales de todo el país se llenan de colores que nadie, nunca más, podrá hacer retornar al clóset. Pero, incluso con esa victoria, se sabe que todo esto recién comienza. Al individualismo odiante se respondió con heroicidad colectiva. La historieta y sus artistas estuvieron allí, demostrando -una vez más- la potencia transformadora de lo creativo.