Revisar y hacer un conjunto con una pequeña parte de las historietas publicadas en Colombia es un ejercicio que, aunque con muchos faltantes, nos puede dar una idea acerca del buen estado de la edición nacional. En las lecturas que destaco este año hay trabajos que con recursos mínimos le dan una mirada el pasado cercano para traernos de vuelta cómics que parecían olvidados; colectivos y laboratorios que trabajan sobre materiales de las artes gráficas y narrativas nacionales, un cómic que no fue publicado en Colombia pero que puede ser leído como un cómic colombiano, un cómic de un autor de literatura infantil y juvenil, cómics y proyectos menos visibles pero que hacen parte de la narrativa gráfica nacional, formas cada una, muy distintas entre sí, de dibujar, editar y publicar.
Además de esto, y muchas publicaciones que quedan por fuera del conjunto, podemos contar la reactivación del Festival Entreviñetas, el trabajo amplio y diverso de la Feria del libro de Manizales, la Feria del Libro de Pereira, y la Fiesta del Libro de Medellín, exposiciones y muestras en bibliotecas y las ferias autogestionadas que le dan espacio a la narrativa gráfica. Si a todo esto agregamos que este año se publicaron nuevas ediciones y reimpresiones de libros como Pareces una salvaje de Janneth Pineda (Yapi), Pánico de Ana López y Virus Tropical de Paola Gaviria, (PowerPaola), el balance, visto de esto modo es optimista. Hay cómics, cada vez más. Impresos, digitales, fluctuando en redes sociales. Sí, hay cómics.
Sin embargo, hay preguntas a discutir ¿Cómo se sostienen estos proyectos? ¿Cuál es el alcance en cuanto a ventas de una edición? ¿Qué podemos decirles a los jóvenes dibujantes que quieren dedicarse a este oficio? A puertas de celebrarse lo que se ha llamado 100 años de cómic en Colombia, estas y otras preguntas no deberían quedar por fuera y podrían hacer parte de la celebración.
Bueno, acá la selección y unos comentarios.
Canódromo (Yeidi, Palm Press)
¿Cómo representar la teatralidad, el movimiento y la velocidad en las páginas? Esta estructura narrativa nos revela varias respuestas a esta pregunta. En Canódromo las palabras son ausentes para que percibamos con otros sentidos; hay por momentos una sinestesia que integra el ritmo de los colores con las vibraciones de la velocidad, el movimiento y la fisionomía de los galgos que se proyecta en las líneas de la carrera y el empleo del espacio vacío. Y aunque todo es rápido, y el movimiento de los perros parece escapar a la mirada, los recursos mínimos y los juegos de composiciones en la página hacen que volvamos una y otra vez a una carrera donde los competidores se mezclan, mientras la competencia parece infinita.
La buena sombra (Mario Garzón, Tyto Alba editores)
Esta historia de ficción que linda con parte de la memoria y el conflicto en Colombia, cruza las líneas por las que corren las vidas de dos hombres que se adhieren a capas de violencia y las estructuras entre multinacionales y grupos paramilitares. De amplio formato, en las viñetas apenas hay espacio para los colores cálidos y representaciones exóticas, lo que prevalece es la oscuridad y un mundo de contornos, con unas estampas rurales que tratan de salirse de la sombra, al tiempo que la arquitectura de la ciudad trata de absorberlas. Con unos diálogos donde prevalecen los sonidos del habla popular, a contravía del maquinal lenguaje de los funcionarios, vemos la intensidad del amor y el deseo, a pesar de las condiciones adversas y el consumo de los cuerpos, y del paisaje.
Colección Zinema Cómics (VV. AA., q.b.)
Uno de los trabajos que presentó la editorial q.b. este año fue una serie de cómics que sirvió de muestra y rescate gráfico de seis dibujantes latinoamericanos. Mirar hacia atrás, haciendo un encuadre a lo ya hecho y con una clara influencia de la colección Patte de mouche de L’Association, en esta colección podemos leer los viscerales cómics de Wil Zapata; la incorrección y la crudeza de Lucia Brutta; los viajes cargados de referencias de Muriel Bellini, las fábulas perversas de Noir Yaguara, el gansteril cómic Flores ensangrentadas de Tebo y las invenciones sin clasificación de A.G.A. (Andrés Giraldo). Una serie de cómics para leer sin prisa, para no perderse además de las historias, el cuidado en la edición, los detalles en cuanto al diseño e impresión, que son una muestra de los bellos resultados que se logran con los recursos adecuados.
Jazmín (Ivar Da Coll, Babel Libros)
En esta historieta el ilustrador y escritor colombiano integra una parte de los álbumes silentes de su serie Chigüiro con pasajes de su vida para crear una narración gráfica que une el paisaje y el mundo animal con la vida en la ciudad. La pérdida de un animal de compañía y la nueva oportunidad con otro, es parte de lo que se cuenta en este álbum de páginas horizontales que nos permite ver la amplitud de los llanos y limpios y apacibles diseños urbanos que nos recuerdan por momentos las representaciones de la ciudad que hizo de Jirō Taniguchi en El caminante. Con algo de fábula este es un relato gráfico sobre los vínculos, las despedidas y lo pasajera que es toda forma de vida y de compañía.
Nido (Laura Guarisco, Planeta cómic)
A través de un trabajo de ficción soportado en la memoria, las experiencias y los archivos de la migración de ciudadanos venezolanos a Colombia este libro es una representación de la patria abandonada a la fuerza, de los viajes a pie por carreteras, montañas y páramos, y la búsqueda de nuevas oportunidades. Abandonar el nido y hacer uno nuevo, en un mejor lugar, apacible, cálido y bastante limpio, es el arco en el cual está tejida esta historieta iluminada por colores vivos, acompañada de música, y con un mensaje de optimismo que está plegado en las representaciones y la vivacidad de los paisajes, los espacios y las arquitecturas.
Gitana mía (Beatriz Gómez, Palm Press)
Sin una orientación lineal, el diseño, la música y baile flamenco aparecen recreados en fragmentos, retazos y paisajes parciales en esta historieta que yuxtapone sensaciones, impresiones, movimientos y formas. Desde su cubierta roja pasando por la forma de las plantas, la expresión se fija en el suelo, como centro, aunque sin quedarse ahí, porque la fluidez visual emula la ingravidez del baile y las vibraciones de la música, el ritmo y el tiempo. Cercano al trabajo gráfico de Aidan Koch, algunas páginas y viñetas juegan con los diseños de los mosaicos y las baldosas andaluzas en una relación con el espacio y otros elementos en este ejercicio de evocación gráfica.
Atraviésame (Andrea Ganuza)
La experiencia en un nuevo paisaje, las formas políticas de la resistencia y un conjuro para mantener vivo lo que está ausente a través de las representaciones gráficas son tres de las líneas que podemos surcar en este libro. Contundente en su edición, en la fuerza que le dan los encendidos colores y las formas de los cuerpos, Atraviésame es también una serie de cartas abiertas, una invitación a caminar y a dibujar, a coser imágenes de otras tradiciones hasta hacerlas propias. Este es un viaje que une la memoria y el diario personal a una forma de ver, estar, y vivir, mientras se diluye la ficción de la nacionalidad y la identidad con la sonrisa del diablo que ilumina cada página.
Pus (Desperfecto, Sarcofaga)
A la vez divertida y desagradable, esta pequeña historieta saturada de amarillo y líneas rojas puede ser leída como un homenaje a la grasa, la acumulación de líquidos y otras sustancias. En uno de los tantos intentos por volver a las bases del comix underground, con algo de Mike Diana y Johnny Ryan, la incorreción ocupa el ancho de estas viñetas para aquellos que estén cansados de tanto control narrativo y las muchas formas del cristianismo y el puritanismo. Un cómic efectivo en su diseño, en el que, a pesar de tantas secreciones, líquidos y fluidos, resalta la limpieza y el cuidado editorial.
Elefantes & jirafas. Vol. 1 (VV. AA., 4mesas)
La convivencia del pasado de la caricatura, la ilustración, el diseño y la historieta colombiana están unidas en la nueva publicación del colectivo 4mesas. En este diálogo, con varias identidades gráficas en el papel podemos leer una versión de la revista satírica y de humor gráfico Fantoches con las primeras visiones del cine colombiano, o una sesión de terapia con el poeta José Asunción Silva. Historias en cómic que trabajan sobre materiales del pasado para dar forma a representaciones e ilustraciones que se articulan en nuevas páginas interiores y caratulas, en un homenaje a la riqueza visual, las tintas y colores de la tradición gráfica nacional.
Raíz, historias de yerbateras: María. (Ingrid Canizales y Martín Pauker, Azul de bolsillo)
En esta pequeña edición se rinde homenaje a la memoria y el conocimiento como yerbatera de María, a su trabajo y relación con las plantas, y a la tradición heredada de su abuela. Desde el inicio la narración gráfica se va expandiendo en un día normal en la plaza de mercado, pasando por los primeros y difíciles años de María, hasta el vínculo con las plantas que es el vínculo con su abuela. De la superficie inicial lo que se cuenta va tomando otras formas y colores hasta llegar a la raíz de las preguntas esenciales. Tejido con diferentes juegos de composición, móviles estructuras y la iluminación que le dan los tonos del azul y naranja, esta es la primera parte de un proyecto que al parecer se irá extendiendo.