El fin de un mundo

¿Quién no se ha sentido solo, angustiado, con profunda tristeza, al experimentar los cambios en la adolescencia y el alejarse de los seres cercanos con los que nos ha unido un fuerte vínculo afectivo? ¿Quién no ha experimentado la ausencia y el dolor ante la pérdida de los seres que más amamos? De estos temas trata la historieta que nos ocupa. Así, con una suave melancolía y una profunda música poética, construyó la dibujante Mariana Gil Ríos la historieta, Raquel y el fin del mundo (Editorial Robot, 2012 ). En esta, un grupo de amigos que frecuentan un bar llamado Habitación 101 ven pasar los días y las noches, con sus ires y venires, con el telón de fondo del pronosticado Fin del Mundo. Un tema recurrente por aquellos años.

 

Raquel y el fin del mundo es una historieta trabajada certeramente a base de aguadas, lo que le brinda una atmosfera de cómic emotivo y cercano, lleno de frescura y espontaneidad en el trazo, además del empleo de una caligrafía personal y suelta, donde elementos cotidianos como las formas de unas calles, el dibujo de unas aves volando o el dibujo de unos muebles y el interior de una habitación buscan acercarnos a la narración y pactar una intimidad con nosotros, todo esto desde la aparente sencillez del trazo de Mariana que, es claro, lo que quiere comunicarnos. Es por eso que comparar su dibujo o su forma de narrar y decir simplemente que está desprovista de virtuosismo nos alejaría inmediatamente de lo que la dibujante quiere proponer.

Entre páginas observamos entonces a Raquel, la protagonista, junto a Irene, Adrián, Nico, Gregorio, Víctor entre otros personajes pero sobre todo a Raquel, que irá asistiendo progresivamente a perder a sus seres más cercanos. Desde habitantes del barrio como el viejo Elkin, hasta Gregorio, el trabajador del bar Habitación 101 o Irene y Nico, el joven inquieto por las ciencias que quiere estudiar astrofísica en el extranjero. Así, la mayoría de los personajes se irán desprendiendo a lo largo de la historia sea partiendo para otras tierras o en los brazos de la muerte.

En la narración, como se anuncia desde el título, es reiterado el uso del «Fin de los Tiempos» que funciona aquí como metáfora del fin de la juventud. Del pasar a la madurez. Raquel misma porta una cámara fotográfica con la que no cesa en «construir recuerdos». Inclusive en unas cuantas viñetas se nos enseña los mecanismos internos de la cámara y cómo funciona. En Raquel hay un anhelo constante en apresar, en no dejar ir los elementos que constituyen su mundo afectivo, que parecen írsele como agua entre las manos. En algún momento, luego de la muerte de Elkin, el primero en partir, Raquel y su amiga Irene van a depositar sus cenizas en el monte, en un lugar muy significativo para ellas donde también están enterrados objetos que recuerdan a otros amigos que también se han ido. En esta parte de la historia, Raquel dice: «Donde sea que estén, esperamos que estén bien y que sepan que a pesar del tiempo no los olvidamos». En otra viñeta, Raquel junto a su nuevo amigo que la cámara no puede registrar y que más tarde descubriremos que es un vampiro, el joven demacrado llamado Leonardo, ahí ella reflexiona «Suelo tomarle fotos a mis amigos… A cosas que quiero recordar… También a otras cosas… Pero sobre todo fotografío lo que no quiero olvidar». Vamos de la mano entonces junto a Raquel aceptando el fin de una edad, como cuando asiste al corte de un árbol y también lo captura con su cámara fotográfica.

Raquel en un paseo por la ciudad y algunos fragmentos de la Avenida Nutibara de Medellín.

A pesar de su constante ritmo angustioso y la sensación de tristeza, cada capítulo da paso al siguiente a través de una página fundida en negro, el final de la historia es esperanzador, bello y vital. En las ultimas viñetas de la historia, mientras llega el fin de ese 2012, entre profecías mayas y meteoritos amenazantes, Raquel abre una carta de su amigo Nico entre el conteo regresivo para celebrar el nuevo año que está a punto de emerger y se encuentra en una hoja de papel con las palabras: «Feliz fin del mundo. Con amor, Nico.» Y un dibujo realizado por el donde se ve el grupo de amigos. Tal parece que después de la noche más larga y más profunda llegará siempre el amanecer y con él la promesa de un nuevo día.

Por su parte, la dibujante Mariana Gil también experimenta con el uso del color cuando los protagonistas acuden al mundo de los recuerdos. Estos (los recuerdos), se nos presentan más emotivos y vibrantes que el gris presente. También Mariana suele presentarnos a los personajes transparentándose cuando los aquejan emociones muy fuertes como rabia o angustia. El reino de la memoria aparece entonces como salvador innegable ante la perdida y el vacío que deja la ausencia de los otros. La memoria es el refugio idóneo ante el paso del tiempo y la inevitable soledad que llega con los años. Esa soledad a la que debemos darle cara a diario tratando de reconocer nuestro rostro en el espejo. A pesar de todo lo mencionado, en Raquel y el fin del mundo al final se nos propone un nuevo comienzo, un dejar atrás el mundo viejo para participar en la creación de un mundo nuevo.

Una página de «Raquel y el fin del mundo». Mariana Gil.

Raquel y el fin del mundo es una muestra de una historieta bien editada, dibujada y construida de una manera bastante sensible que conecta con los lectores a través de sus marcados silencios, imágenes y momentos. Cualquiera se puede sentir identificado con esta narración gráfica y por eso funciona como alternativa de lectura para personas de todas las edades. Por último, este libro nos muestra que con estímulos y becas para la cultura y el arte se pueden realizar buenos trabajos que son además referencia, es por eso que revisar esta clase de propuestas nos anima a pensar que en un futuro cercano las propuestas de historietas pueden ser más sólidas cuando reciban apoyo del estado. Ojalá alguna editorial se anime a sacar una nueva edición de este libro, para que muchas más lectoras lo puedan disfrutar. 

Título: Raquel y el fin del mundo.

Autor: Mariana Gil Ríos

Editorial: Editorial Robot- Novela Gráfica

Medellín- Colombia.

2012.

Sebastian Giorgi García
Sebastian Giorgi García
Maestro de Artes Plásticas- Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín. Escritor y dibujante. Miembro activo del Taller de Escritura Creativa “Álgebra de Estrellas”del Parque Biblioteca San Javier. Ha publicado diversos textos entre poesía y cuento en la Revista Literaria Ouroboros, en el periódico Universo Centro y en la recopilación de textos “Horror Bizarro” una antología de literatura grotesca, editada en Perú por Editorial Cthulhu. Autor de las obras gráficas “ la Comedia Humana” y “Atrociudad” y el libro de cuentos “Bestiario” editado por Editorial Fichas.

Dejar un comentario

Por favor escribe tu comentario
Por favor ingrese su nombre aquí

Leer artículos similares...