Silencio en el estadio o las calles nos contaron otra historia

La historia de los mundiales guarda dentro de sí infinidad de secretos, capítulos que muchos quisieran borrar y mucho más luchan por recordar. Alvaro Soffia y Rodolfo Aedo grafican uno de los más oscuros hechos: el «partido fantasma» entre la Selección de Chile y la Selección de la Unión Soviética rumbo al mundial de Alemania Occidental de 1974.

Desde el año 2013, Álvaro Soffia se interesó por el particular recorrido de la selección chilena en sus dos enfrentamientos contra el combinado de la URSS, por clasificatorias mundialeras en el año 1973. Los encuentros tuvieron dos particularidades. Primero, que fueron al inicio del golpe cívico-militar y, segundo, que el partido de vuelta se jugó en Chile solo con un equipo, el local.

Pasados los años de aunar datos, fechas, imágenes y anécdotas, el guionista se unió al dibujante Rodolfo Aedo para realizar un cómic sobre este acontecimiento, utilizando la información recolectada. Este año 2022 se concretó el proyecto con la gran historieta: Silencio en el estadio, editado por Planeta DeAgostini. La obra relata el hecho en voz de un testigo menor: el utilero de la selección. Este, junto con su nieto, aparecen en el Estadio Nacional esperando un partido mientras dialogan sobre esas cosas que este deporte nos hace hablar y que superan el aspecto meramente deportivo. A decir, los nacionalismos, la idea del ganar o perder, dialogar sobre qué es el fracaso, quiénes somos, dónde estamos, lo injusto y la justicia.

Soffía y Aedo toma un acontecimiento por fuera de los manuales de historia y grafican el horror de la dictadura chilena.

El cómic narra el periplo de la selección, que no solo fue inédito por el empate 0 – 0 logrado de visita en territorio soviético, sino, como ya enuncié, por el partido de vuelta. Se realizó sin público, ni oponente, debido a que los jugadores de la URSS se negaron a participar en un país en el que se torturaba a sus ciudadanos. La FIFA fue a verificar si efectivamente sucedían dichas violaciones a los derechos humanos, pero, como siempre, la mirada cómplice con las violencias del capitalismo, informó que todo estaba bien. Ceguera frente a los abusos y violencias hacia las comunidades de un país que la institución oficial del fútbol mantiene hasta nuestros días.

Ante las atrocidades evidentes del régimen de Pinochet que no cupieron en la mirada FIFA ni en los medios oficiales de la prensa chilena, el cómic pone en escena el espacio de la cancha de fútbol como una alegoría de las atrocidades dictatoriales. Lugar que en plena dictadura militar sirvió como cárcel en la que se cometieron torturas y asesinatos. No solo en el emblemático Estadio Nacional, sino que en las diversas canchas de poblaciones se emplearon para fusilar y denigrar a la población, especialmente a la más pobre. En la historieta se dibuja el espacio cancha en donde lo que no está es lo clave, lo que se invisibiliza es lo que más muestra, lo que no habla es lo que susurra la atrocidad del periodo.

En los documentos que acompañan la historieta se pueden rastrear los poderes que permitieron la atrocidad.

Ante la cháchara mediática (incorporada, en parte, en el dossier) y el orden visual impuesto por Pinochet, el cómic se la juega por la imagen fuera de campo, por los detalles, por los diálogos menores, encapsulados en viñetas que se trenzan con la historia mayor, la que a veces explota en ilustraciones que cubren toda una página. Y es que el título del libro da cuenta de cómo se fue construyendo un silencio e higiene social por medio de la fuerza, mediante el asesinato y desaparición de los presos del estadio. Con la limpieza de las calles (es brutal como se dibuja la ciudad, en el que en los detalles se observa la violencia desatada) y la ausencia del equipo ruso, que connotaba una de las resistencias políticas a Pinochet.

Mediante estos gestos Soffia y Aedo nuevamente nos muestran que en el fútbol lo importante no es solo el partido, menos el resultado, no solo el grito, sino que también el silencio (ese que ocurre en un penal decisivo). Es como que siempre hay otra cosa cuando hablamos de fútbol. Como la imagen final (la cual no nombraré para evitar más spoiler), que se mantuvo durante toda la historia en suspenso y que sirve como una esperanza frente a tanta coincidencia brutal que se puede leer en la historieta. Ese pasado que no se va, que está pegoteado y tácito en nuestra historia reciente. Más aún con un Chile en que el rechazo ganó frente a un nueva constitución, confabulado y apoyado por los medios masivos de información, evitando tanto cambio social necesario y justo.

En Silencio en el Estadio, el fútbol se convierte en algo mucho más importante que un juego.

Aun así, al igual que nuestro hermoso estallido social chileno, el cómic se la juega por mostrar el fútbol desde la fraternidad. Tejiendo un conjunto de relaciones afectivas entre los personajes que conforman, tal cual equipo de fútbol, una resistencia ante el mandato impuesto, tal vez como la dosis de esperanza necesaria para poder ganar un partido que se ve imposible.

Jorge Sánchez
Jorge Sánchez
Académico USACH (Universidad de Santiago de Chile), dicta cursos sobre cómic, mediación literaria y a veces literatura. Pertenece a la red Ring. Participó, junto con Paloma Domínguez y Hugo Hinojoza, en la edición del bello libro sobre cómic: «Non sequitur, variaciones de las historietas en Chile».
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