El cloro es uno de los elementos químicos más reactivos, sin embargo por su ubicuidad y abundancia en la naturaleza pasa inadvertido con frecuencia. Sus propiedades químicas y físicas le han otorgado diferentes usos, desde el más brutal, como arma de guerra, hasta el más cotidiano, como desinfectante del agua. Los efectos de este elemento sobre la salud humana dependen de la dosificación y frecuencia de exposición. Bastien Vivès en El gusto del cloro exhibe su talento para purificar el agua sin irritar los ojos del lector. Cada página del libro es testigo de la coherencia narrativa y visual del autor, allí no hay lugar a desaciertos.
El planteamiento narrativo de Vivès es congruente, sencillo y original. La asepsia narrativa es predominante. En este libro, un adulto joven de bajo perfil empieza a nadar producto de la recomendación de su fisioterapeuta. La piscina es el escenario principal de este cómic, donde cuerpos esbeltos, gordos o velludos ambientan los primeros acercamientos entre un novato de la natación, que con el paso del tiempo se convierte en un ágil nadador de estilo a espalda, y una veterana de largos en piscina. Cada miércoles, ambos personajes coinciden en su rutina de natación, y entre miradas y gestos de complicidad se fragua la atracción y el deseo sexual. Los silencios que dejan las miradas dicen más que cualquier palabra.
Los cuerpos de Bastien Vivès.
En la concepción narrativa de Bastien es imposible no advertir la fascinación del autor por las insinuaciones sexuales y narraciones eróticas, por ejemplo, en Una hermana el trazo gráfico de Vivès expone el contacto físico y las primeras experiencias sexuales entre dos adolescentes. Ahora, El gusto del cloro, a diferencia de Una hermana, no evidencia un tratamiento directo y abierto del sexo, apenas esboza, levemente, ciertos guiños a la sexualidad. El gusto del cloro no tiene mayores pretensiones reflexivas o filosóficas, es una apuesta por la cotidianidad, la gradualidad de la ocurrencia de los hechos, las personas comunes y las primeras conmociones que ocasiona sentir algo por otro ser. El autor es pulcro con la narrativa hasta el punto de que una buena porción de viñetas transcurre sin diálogos. La narrativa minimalista de Bastien tiene cierta afinidad con la de Paco Roca ya que ambos son expertos en las narraciones fluidas y el uso malabarista de los silencios.
Por otra parte, existe un elemento común en el trazo gráfico de Vivès: la figura humana. Este francés exalta, en cada viñeta, el cuerpo humano con maestría. Los movimientos de los brazos y las piernas, en medio de planos acuáticos, exhiben al dibujante. Además, las viñetas capturan en un ángulo de 360° el escenario de la obra. A lo largo de la narración existe un tratamiento cromático unísono: gama de azules y verdes. El uso inteligente del color permite que narre y complemente la historia, contrario a lo que ocurre en Polina y Una hermana, donde prevalecen los tonos grises. El trazo irregular es deliberado. Sin embargo, debajo del agua desaparece la línea y emerge la mancha de color, lo cual distancia el dibujo de intereses hiperrealistas. La edición original del libro fue publicada por la editorial de cómic franco-belga Casterman en 2008 y, posteriormente, publicado en España por la editorial Diábolo Ediciones. Este libro, no sobra decirlo, ha sido catalogado como la obra maestra de Bastien, y el premio Revelación Esencial del Festival de Angulema 2009 así lo respalda.
La mancha de color en la pluma de Vivès.
Resulta interesante plantear las (posibles) similitudes que existen entre el cloro, como elemento químico y la propuesta de relato del autor. Por un lado, el libro expone una narración cotidiana sobre los acercamientos entre un par de adultos jóvenes y, por otro lado, el cloro es un elemento cotidiano en la naturaleza, pero imperceptible a la vista humana. Hay que aguzar el ojo, como Vivès, para encontrar belleza en la cotidianidad. Además, así como el relato requiere la presencia de dos seres para tramar el deseo sexual, el cloro es un elemento que se encuentra combinado con otros componentes en la naturaleza, nunca está solo. En fin, el título del libro sugiere y pone a volar la imaginación, otro acierto del autor. A más de una década de publicación de la novela gráfica, vale la pena exponerse al cloro y sus secuelas, a veces dañinas, en otros casos, curativas.
El Gusto del Cloro,
Diábolo Ediciones,
141 páginas,
2015 (Tercera edición)