Cuando Dios creó a Adán y Eva, sus genitales no se pudieron reprimir. Entre la creación del mundo y el primer coito en el jardín de Edén transcurrió poco tiempo para el origen del pecado, exactamente tres capítulos del Génesis (el primer libro de la Biblia). El sabor del fruto prohibido pareciese que fue más agrio que dulce, pues la vergüenza del cuerpo humano perdura aún. Liv Strömquist recrea el relato de Adán y Eva, como metáfora de la sexualidad humana, en Fruit of Knowledge, y así como la serpiente tentó a Eva a deleitarse con el fruto prohibido, la autora incita al lector a complacerse con el fruto del conocimiento sobre la sexualidad femenina.
Antes de leer Fruit of Knowledge todo es oscuridad, sin embargo, Strömquist crea la luz. De este modo el lector sabrá separar el día de la noche. En Fruit of Knowledge el texto es predominante y la imagen secundaria. Abunda la información, datos históricos y anécdotas. El libro se organiza por capítulos, todos muy reveladores. La narrativa feminista se impone y corrige varias injusticias históricas, por ejemplo, el reducir la vulva a vagina u omitir la eyaculación femenina de la literatura científica, por desagrado o vergüenza. Fruit of Knowledge es el resultado de una ardua y rigurosa labor investigativa que encuentra respaldo en las citas que, asiduamente, acompañan a las viñetas. Si el jardín de Edén es tierra fecunda para el deseo sexual, el cómic es tierra fértil para desarrollar investigaciones de carácter académico. La autora – sin ser su intención explícita – abre una ruta que pone de presente las relaciones entre investigación y creación, haciendo de ambas una sola.
No deja de ser paradójico que el comienzo de la Ilustración, coincidentemente, sea el comienzo del oscurantismo de la sexualidad femenina. El talento de la sueca Liv reside en levantar, satíricamente, el velo que cubre la ignorancia. Con destreza la autora delata intelectuales como Sartre, Freud o San Agustín, quienes tuvieron un particular interés por la vulva, la menstruación o el orgasmo. Además, denuncia con ironía la mutilación genital, conocida – contemporáneamente – como cirugía estética para el diseño de “vagina”. Vale la pena resaltar que, antes del oscurantismo, han existido poblaciones y culturas que otorgan a la vulva y la menstruación connotaciones sagradas y místicas. Ahora, lo que la sociedad ha intentado callar, de diversas formas, la autora lo revela en cómic. En pocas palabras, Strömquist se convierte en la conciencia femenina del lector, una voz que retumba y pronuncia lo indecible.
Por otra parte, la carga de información del libro opaca el trazo gráfico de la autora, incluso, ciertas páginas del libro parecen infografías, lo que crea una delgada línea entre el cómic y dicha disciplina. Lo que se observa de dibujo es sencillo, cuidado y preponderantemente negro, descripción que tiene afinidad con el trazo de Satrapi. El poco color que aparece en la obra tiene un rol singular, específicamente en el capítulo de la menstruación, donde el tono rojo narra y desvela. Igualmente, el jardín de Edén adquiere riqueza visual al confluir diferentes colores en dicha sección del libro. La autora hace uso del color en los momentos que la narración así lo exige.
Fuera del dibujo es imposible no advertir el empleo de imágenes y fotografías en varias viñetas. Cabe destacar que existe una regla de seis viñetas por página, sin embargo, dicha pauta se ve interrumpida, con cierta frecuencia, por presentaciones más experimentales. Otro aspecto por resaltar es el contraste entre el fondo y la letra, ya que para llamar la atención sobre ciertos hechos Strömquist juega con el intercambio de fondo blanco y letra negra o viceversa, lo que impacta en la agudeza visual del lector. Importa dejar sentado, además, que la primera edición del libro fue publicada por la editorial sueca Ordfront/Galago en 2014 y, posteriormente, se realizó la primera publicación en inglés por la editorial británica Virago Press.
Luego de que Dios creó al hombre decidió hacer la mujer, la cual surgió de una costilla de él y como una ayuda “adecuada” para el hombre. Desde la narrativa bíblica, el yugo se le asignó a la mujer y su existencia quedó en referencia al hombre, de allí que Strömquist levante la voz y se sume a aligerar las cargas. Gracias a la autora comemos el fruto del árbol del bien y del mal, y el pecado es iluminación. Fruit of knowledge es una invitación para mirar a través de un espejo lo que hay entre las piernas y apreciar la diversidad infinita de la vulva.
Fruit of Knowledge,
Virago Press,
143 páginas,
2018