Formas concretas de la poesía

Hace unos meses mientras daba unas clases en las cuales exponía ejemplos de poesía en cómic o poesía gráfica, algo pareció no quedar en el lugar esperado y los resultados finales fueron los mismos. Un desastre. La sensación de incertidumbre compartida por los asistentes, muchos de ellos estudiantes de comunicación y literatura, era la de un gesto pantanoso. Las razones, y las explicaciones dadas fueron insuficientes, y más allá de mi acelerada dislexia, el monólogo exigía muchas notas aclaratorias de algo que solo me cuadraba a mí, y de cuál era el único convencido. Una de las cosas que hice -para dar ejemplos- fue atravesar lo expuesto con algunas viñetas de los trabajos de Daniel Liévano, el  ilustrador colombiano que publicó en 2018 La montaña de la realidad & otras fábulas ilustradas. Impreso en serigrafía, el libro era un primer experimento de lo que el autor, en principio llamó Substantial Comics.

Tomando pedazos de los Substantial Comics, iba presentando las razones que había capturado para demostrar el funcionamiento de la poesía en el cómic, que no era tanto el ejercicio deslastrado de ilustrar poemas o adaptar poemas al lenguaje del cómic. Lo que pretendía en cambio, era compartir poemas gráficos o poesía gráfica. Algo que no se puede leer como la poesía como tal, en voz alta y con el tono de un predicador, ya que leer poesía gráfica, exige operaciones de lectura distintas como la apreciación y la contemplación.

Al final del año 2019, luego de las clases, dos publicaciones alumbraron el camino que había hecho para las presentaciones. Cada uno de los trabajos me suplían algunos ajustes que ahora uso para hablar del trabajo de Liévano con otra precisión, uno de ellos era Quadrinhos e poesia experimental – artigo del investigador Daniel Bueno y el especial sobre Poesía gráfica de La revista Tebeosfera. Son muchos los elementos a discutir en cada trabajo, pero solo usaré uno que despeja -a mi juicio- parte de la incógnita y que me habría ayudado a desempantanar las clases o mostrar algo de claridad. Me refiero a lo dicho por la investigadora Tamryn Bennet, citada por Álvaro Pons en el texto que abre el dossier de Tebeosfera: Poesía gráfica cuando la expresión gráfica no necesita ser narrativa «Así como el lector debe emplear diferentes técnicas de lectura con la poesía y la prosa, la poesía en cómic debe ser leída de la misma manera, con atención a las claves visuales que interactúan con el texto o actúan por sí solas añadiendo una capa adicional de complejidad. La poesía proporciona una narrativa tanto como cualquier otra forma de arte, y de la misma manera, los cómics que se analizan a continuación son ejemplos de poesía en cómic que ofrecen un tipo de narrativa muy rica, compleja y misteriosa que, al igual que la poesía, requiere el compromiso del lector ». La lectura de este párrafo me permitía completar el sistema de lectura que no pude explicar en su momento, porque debí advertir, antes que decir qué es poesía en cómic -que las técnicas de lectura deben ser otras y estas se aprenden leyendo cómics- y estas nos abren, de manera progresiva, el espectro para desarrollar el compromiso señalado por Bennet. De lo contario, toda pedagogía exprés resultará inútil. 

En una de las partes de La montaña de Realidad de Daniel Liévano se escribe y se dibuja sobre El observador. En la primera viñeta, lo que puede ser una roca flotante, una masa o un agujero negro está siendo observado por el contorno de un cuerpo, al tiempo que una línea roja marca la distancia entre ambos. La concreción entre lo dibujado se completa con las siguientes dos líneas «Hay una famosa distancia entre la Cosa y el Observador» En la viñeta siguiente de esa página, la distancia del observador -que es también la nuestra con la página- se acerca tal y como el cuerpo se acerca el objeto observado, mientras leemos lo siguiente «Siempre está ahí, en toda la mitad de los dos». La secuencia sigue, con repeticiones cuidadas y el ritmo visual necesario que nos acerca como lectores a lo expresado mientras vemos que el observador afina su mirada, y esta aparece cada vez más cerca de la masa.

Esta secuencia del observador, y la marcación entre lo observado y el observador, son un ejemplo y respuesta a lo dicho por Bennet cuando habla del compromiso del lector, porque afinar la mirada en la página de cómic es atender a las claves visuales que interactúan en la página para reducir la distancia con lo que se ve. Y así, el lector de paso, pueda entender que los cómics se leen de una forma distinta a la literatura. Porque los elementos en una página de cómic fluctúan en muchas direcciones, por partes, o en su totalidad, por ello el lector que afina la mirada, debe aprender a leer historietas, ya que difícilmente si no ha leído una historieta, pueda adquirir ese compromiso que le permita entrar en un campo de complejidad al cual no está acostumbrado.

Leyendo de nuevo los fragmentos de las páginas de Liévano recordaba las ideas usadas en la exposición que acompañaban sus viñetas, y que en ese momento -por lo menos desde mi percepción- naufragaban ante las miradas de unos lectores acostumbrados a leer de otras formas, debido a que su acercamiento más próximo a una narración con imágenes, era la que pasa rápidamente ante la vista, como sucede en el cine o la animación. Una de las notas decía: «En el cómic y la poesía es vital cuidar la simetría, la repetición, el ritmo visual» Jon McNaught. Estos elementos son los que contemplamos cuando leemos las páginas de los Susbtantial Comics;  que se suman a los cambios de color en sus páginas que en ocasiones pasan del azul turquesa al rojo vibrante, a las formas que tomas las ideas y las palabras en las viñetas, apareciendo no como representaciones directas sino como figuras geométricas, puntos acumulados, chispazos, intentos de materialidad, variantes de formas que sufren cambios perceptibles a través de la contemplación en los que no buscamos necesariamente una historia, o la identificación con una personaje, porque lo que leemos en estos cómics son intentos por capturar formas concretas de la poesía.

 

Mario Cárdenas
Mario Cárdenas
Estudió literatura en la Universidad del Quindío. Ha escrito en diferentes medios sobre cómic y literatura. En sus ratos libres se dedica a tomarle fotos a "Caldera" su Bull terrier.

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