«A usted, que como lector participa de esta publicación, sólo le recordamos que en siete meses pueden pasar muchas cosas entretenidas. Epidemias, invasiones extraterrestres, ataques zombies, guerras nucleares»-
Las larvas nunca tendrán patas, editorial de Revista Larva número 5.
Lo que empezó en el año 2006 como una publicación del colectivo visual Larva, un grupo de estudiantes de Comunicación Social de la Universidad del Quindío integrado por Mauricio Giraldo, Juan Andrés Muñoz, Luis Miguel Giraldo (GotapiO), Pedro Giraldo y Daniel Jiménez (quien se sumó a partir de 2007), se fue convirtiendo en uno de los eslabones fundamentales del momento que está viviendo el cómic en Colombia en los últimos años, lo cual no ha sido algo espontáneo, sino la suma de iniciativas, el trabajo y aporte de muchos autores, gestores, voluntarios y colaboradores a la sombra, que han puesto su trabajo para que el cómic en Colombia crezca.
Para entender el significado de la Revista Larva hay que regresar a los años previos a su primera transformación, el grupo de autores que empezaron a publicar en esos años, y el nacimiento del Festival Entreviñetas. Su trabajo que iba más allá de la labor editorial estableció una narrativa de gestión y difusión, dando lugar a espacios para publicar, leer intercambiar y hablar de cómic en Colombia de forma amplia, con nuevos lectores e instituciones, abriendo la posibilidad para leer autores nacionales y extranjeros. A través de Larva se creó el primer club de lectores de cómic del país en el Museo del Oro Quimabaya, en Armenia, una actividad que no solo era de lectura sino que permitió la gestión de espacios para charlas, la realización de muestras y exposiciones, todo esto con el cómic como protagonista.
Desde Larva se retomaron algunas de las intenciones e ideas de revistas de los años noventa como Acme, TNT, Agente NaranJa!, Prozac o Sudaka Comix. Las cuales a través del trabajo de sus autores, sembraron una escena alternativa que iría ampliándose cada vez más. Como lo escribió Daniel Jiménez en Páginas en Emergencia: un itinerario de la novela gráfica en Colombia un artículo publicado en el Boletín Bibliográfico número 86 del Banco de la República: «A partir de la publicación de fanzines o revistas de reducida circulación en Bogotá, Medellín y Cali, comenzó a generarse una escena alternativa y diversa que planteaba una nueva manera de relacionarse con el cómic y los aspectos de una narrativa inspirada en un contexto local. Tal vez, el caso más representativo de esa época sea el del grupo de autores que emergió de publicaciones como Acme, TNT, Agente NaranJa! y SudaKa Comix».
Revista Larva tejió una red de distribución nacional e internacional inédita para las publicaciones de cómics en el país. En sus páginas se reunieron a los mejores exponentes de la narrativa gráfica colombiana y latinoamericana de esos años, siendo un espacio para diálogos entre estos y las tendencias de cómic independiente. De este modo, aparecieron cómics e ilustraciones, reseñas, columnas de opinión, ensayos breves, y hasta relatos de ficción.
«La fase juvenil del animal, uno que nunca será mariposa».
Muchas cosas han cambiado desde ese 31 de octubre de 2006 cuando apareció el primer número de Larva; de aquella edición sin grapas, de 12 páginas, con una diagramación rústica y con la participación visible de dos dibujantes: Mauricio Giraldo (Maucho) y Luis Miguel Giraldo (GotapiO). Técnicamente era un fanzine. Como está registrado en la editorial del número 13: «Cuando Larva apareció en 2006, era un fanzine universitario de ambiciones agitadas: 12 páginas y un gusano que se hacía llamar así mismo revista de cómic». Lo que parecía entonces una publicación sin mucho futuro, una primera edición que terminó tirada en los andenes de la universidad, fue multiplicándose en una segunda y tercera edición que ya contaba con el trabajo de algunos dibujantes invitados. Pero fue a partir del número 4 que Larva iría incubando la forma y la dirección que se ampliaría en las siguientes entregas. En este número, el contenido presentado era más diverso, con historietas de Pedro Giraldo (Mr Zombie) quien sería además su director en los siguientes números. Diego Guerra con una historieta titulada «Soy de chapinero», Álvaro Vélez (Truchafrita), Wil Zapata y dibujantes extranjeros como Mélanie Perticoz. El cambio generado en este número, se vería reflejado con mayores detalles en el número 5 de agosto de 2008, que ya contaba con una presencia notable de Daniel Jiménez como editor de contenidos, el cual sería una pieza fundamental en el trabajo de Larva y sus transformaciones futuras, como la creación del Festival Entreviñetas. En este número, además de continuar con las intenciones marcadas en el número anterior; resaltaba una bella portada de Pedro Giraldo, y la formalización de algunos aspectos editoriales: una renovada presentación, mayor cantidad de páginas y un listado de dibujantes más amplio. Para esa ocasión, el número presentaba historietas de autores de Medellín, los cuales seguirían surtiendo con su trabajo la revista, como Joni B, Wil Zapata, Álvaro Vélez (Truchafrita) y cómics de Tomás Arango (Nomás). Todo esto, acompañado de cómics de Pedro Giraldo (Mr Zombie), Javier Posada (Inu Waters) y autores extranjeros como Benjamín Costa. Además, aparecían reseñas de libros como las escritas por Jiménez sobre los Cuadernos Gran Jefe de Álvaro Vélez y The Arrival de Shaun Tan. Desde este punto y con un trabajo más sólido se anunciaba que su labor de difusión del cómic en Colombia ya no se haría por medio de una distribución gratuita, dejando de lado la coedición con la universidad.
«Edición tras edición, el gusano sigue creciendo».*
Con los ajustes editoriales visibles en el número 5, Larva seguiría creciendo con ediciones cuidadas y llenas de detalles que se conservarían en los números siguientes con ingeniosas variaciones. A partir del número 6 empezaron a destacar las ilustraciones en las portadas, las cuales fueron dibujadas por algunos de los colaboradores habituales, en su mayoría dibujantes de Medellín, cómplices y aliados de la revista, como lo expresó Daniel Jiménez en una entrevista para el periódico El Colombiano «Los primeros autores cómplices importantes que tuvo la revista son de aquí de Medellín» y algunos de Bogotá, artistas que inyectaron con sus viñetas las páginas que la revista publicó en sus años de crecimiento. La portada del número 6 estuvo a cargo de Tomás Arango (Nomás),la 7 por Andrezzinho, la 8 por Javier Posada (Inu), la 9 por Joni B, la 10 por Pablo Marín Angel (El Señor Juanito) y la 11 por Wil Zapata. Así mismo, el trabajo editorial no solo era un vaciado de contenidos impresos, sino que iba marcando algunos propósitos y perfilando una labor que iba más allá de la difusión del cómic en Colombia. Larva como publicación solitaria de cómic en el país, no solo entregaba contenidos a los lectores colombianos, que para esos años eran de escasa circulación -un tiempo donde las editoriales independientes no habían comenzado su ruta, y la ley de libro del 93 todavía estaba en vigencia-, sino que la revista también conectaba con movimientos y publicaciones digitales de esos años, como los abundantes blogs de los dibujantes, uno de tantos: Bastonazos de ciego de Andrés Prieto (Andrezzinho) y webzines como: Vinagreta. Net, 68 revoluciones, Historietas Reales, este último, un punto de conexión entre los autores de Medellín y algunos dibujantes argentinos que permitió una mixtura de publicaciones, contactos y colaboraciones que serían fundamentales en esos años. Y la Gacetilla Robot de la cual Daniel Jiménez escribió en la sección de recomendados del número 7: «No sería para nada ridículo afirmar que Robot, la gacetilla de cómics y otras vainas, ha sido y sigue siendo la idea más completa, genuina y arriesgada en toda la historia del cómic en Colombia». Así pues, las reseñas también se irían multiplicando con entregas de su director Pedro José Giraldo, Álvaro Vélez (Truchafrita), los cuales no solo aportaban historietas de sus trabajos previos sino comentarios sobre libros y lecturas de cómic. Además, los nuevos números traían reseñas del crítico de cómics español Álvaro Pons, conocido por su blog La cárcel de papel. Pablo Guerra y su preciso comentario sobre la versión del Génesis de Robert Crumb, Miguel Ángel Muñoz quien presentaba Ice Heaven de Daniel Clowes, y un recordado texto de Peter Bagge confesando su aversión a Spiderman. Además de variados comentarios de cómic en Colombia como «La basura en el ojo» sobre los cómics de Javier Posada (Inu) y su fanzine Colombian Trash. Número tras número, Larva iría ampliando sus secciones, con nuevas colaboraciones internacionales como lo fueron los cómics de Ernan Ciriani, Otto, David Galliquio, Agustín Paillet, Jesús Cossio, Camila Torre Notari, Berliac. Y nacionales, donde era habitual leer cómics de Luis Tobón (Luto), Javier Posada (Inu), Juan Pablo Marín (El señor Juanito), M.A. Noreña, Mauricio Giraldo, Tomás Arango, Joni B, Wil Zapata, Pedro Giraldo (Mr Zombie), Luis Echavarría, Paola Gaviria (Power Paola) y Jim Pluk.
Una edición de Mujeres y el nacimiento del Festival Entreviñetas
Siguiendo entonces con el formato de publicación alcanzado con los números anteriores, apareció la Revista Larva número 12 en octubre de 2010, con una portada de la dibujante Nobara Hayakawa. En este número se anunciaba el Primer Encuentro Nacional de Historietas (Entreviñetas) un evento de Revista Larva que en su primera versión contó con la presencia de muchos de los autores nacionales que venían publicando en la revista. Así como sucedió con los números anteriores, el trabajo de estos autores posibilitó el crecimiento de la revista y fue la base de las primeras ediciones del festival, una primera versión que «reunió por primera vez los nombres más destacados del cómic colombiano, 16 autores sintonizados con las nuevas tendencias de la historieta en el mundo». Como quedó escrito en la editorial del número 14. Esa primera versión del festival que en noviembre de 2020 cumple 10 años, contó con la presencia de autores como: Joni B, Jean Paul Zapata, Mariana Gil Ríos, Tomás Arango (Nomás), M.A. Noreña, Álvaro Vélez (Truchafrita), Wil Zapata, Paola Gaviria (Powerpaola), Luis Tobón (Luto), Pablo Guerra y muchos otros más.
El número que acompañaba al festival, ampliaba su mirada con una publicación de cómics hechos por mujeres. Con la presencia de Paola Gaviria (Powerpaola) como editora invitada, quién por esos años estaba publicando los primeros números de Virus Tropical en la editorial colombiana La silueta, una publicación que sería «uno de los mayores puntos de quiebre en la historia del cómic colombiano», como lo detalló Daniel Jiménez en su artículo para el Boletín del Banco. Ya que Powerpaola y los autores que venían publicando en Larva integraban una constelación compartida que sería fundamental en la creciente tradición de cómic en Colombia. Tal y como lo escribió Catalina Holguín en un artículo de 2009 para la antigua Revista Arcadia titulado «Vidas dibujadas», a propósito de la primera edición de Virus Tropical «Los cómics de Powerpaola no nacen en un vacío. Al revés, su obra está literalmente conectada a una muy amplia comunidad de comiqueros colombianos y latinoamericanos que publican sus viñetas en fanzines pero también en webzines, blogs personales y revistas virtuales colectivas. Además de pertenecer al colectivo Historietas reales, Powerpaola también ha colaborado en la revista Vinagreta Garbo, del colectivo antioqueño Noosfera, y otros fanzines como Matera y La Cabeza. En su blog personal Powerpaola recomienda los blogs y webzines de algunos duchos del cómic nacional: Joni b, Truchafrita, Inu Waters, John Joven, Max Moskú, Insepto y Andrezzinho. Ellos han hecho lo mismo en sus propias páginas, forjando una densa red de enlaces y poniendo de manifiesto una intención clara de trabajo colectivo que a su vez ha generado una amplia comunidad lectora». Volviendo al número 12, la edición presentaba una selección de cómics de Eleanor Davis, Aisha Franz, Tatiana Giraldo (Tatee), Mariana Gil, Delius, Katie Turner, Keki un puntito, Muriel Frega entre muchas otras. Además de dos artículos extensos que viraban sobre las historietas hechas por mujeres: «Ellas tienen la palabra (y el dibujo) » un artículo sobre el significado de ser mujer en lo cómics, con una amplia introducción de Daniel Jiménez y en el que la pregunta hilaba una conversación entre la investigadora argentina Laura Vázquez Hutnik, Eleanor Davis, Ulli Lust, Clara Lagos, Carochinaski y Debbie Drechsler. Así como el valioso artículo De Wonder Woman a Persepólis escrito por Jezabel & Mythos. De este modo, el número además de antológico, ampliaba el encuadre de historietas hechas por hombres que hasta ese tiempo había tenido la revista, añadiendo un mayor número de contenido de páginas, y nuevas mejoras en el diseño.
Este número además incluía una legendaria separata (Larva Splendor) en homenaje a Harvey Pekar, la cual contaba con el trabajo de Agustín Paillet, Pablo Guerra, Camilovsky, Wil, Luto, Uilmer Fashé, Inu, Mariana Gil, Joni B y Ernán Cirianni. Un ensayo sobre el cómic autobiográfico, del argentino Federico Reggiani, y una serie de entrevistas con los historietistas norteamericanos Dean Haspiel, Ed Piskor y Tara Seibel, todos estos colaboradores de Pekar.
A partir de esta edición y las siguientes, la revista presentaba a la par el trabajo de autores que eran o serían invitados al Festival Entreviñetas. Lo que sería un espacio nuclear para acercase al trabajo de autores como el argentino Marcos Vergara, Jon Mcnaguth, Decur, Matt Maden y muchos otros más.
En la casa Robot.
La Editorial Robot fue un proyecto conjunto entre Alejandro Martín, Pablo Guerra, Joni B, Daniel Jiménez y Álvaro Vélez, una editorial que tomaba el nombre y el trabajo de la gacetilla Robot, expandiendo sus propósitos con la edición de algunos libros como lo fueron: El Cuy Jacobo y el tesoro quillacinga de Ivanquio, Una nube de moscas de Pedro Giraldo, Tercer ojo de Peter Kuper, Pecas de Jim Pluk, entre otros. En lo que fue anunciado como un nuevo ciclo, mayor número de páginas, con leves variaciones, cambio de papel y otros suculentos detalles, la revista en su edición número 14 presentaba un nuevo aspecto, esta vez como una publicación de Editorial Robot. A partir de esta entrega se presentaba un detalle que ya se estaba perfilando en el número anterior, donde se suprimía el nombre de la portada dejando que el trabajo del dibujante invitado ocupara todo el espacio de la página. Este sería un aspecto que conservaría la revista hasta el número 16, la última edición en ese formato. Así, aparecieron ilustraciones en la portada, de Jhon Joven en la 14, Power Paola en la 15 y Luto en la 16. En cada uno de estos números aparecieron historietas a color como las páginas Luto Rosa de Pablo Marín Ángel (El señor), Jim Pluk, Liniers, Pedro Giraldo (Mr Zombie) y otras a una sola tinta, como las viñetas de Luis Echavarría, e historietas de Camilo Aguirre, Henry Díaz y Felipe Camargo, estos últimos, jóvenes autores que han firmado trabajos destacados en los últimos años para editoriales como Cohete cómics y Rey Naranjo. Los números se alternaban con artículos impecables como: Conversaciones escrito por Alejandro Martín a propósito de la edición de Parque el Poblado de Joni B, Edward Gorey y el misterio que no ocultaba nada de Jose Andrés Gómez con un cómic e ilustraciones de M.A Noreña, el completo texto de Shaun Tam sobre los álbumes ilustrados, 15 apuntes para la lectura de… ¿Cómic? de Catalina Holguín y otros más. De este modo hasta el número 16, la revista consolidaba un trabajo de más de siete años, convirtiéndose en una referencia para muchos lectores de cómic en el país y autores en formación.
Regresos, un último número… y ¿la versión digital?
Hace unos meses se organizó la exposición Tinta no ex tinta en el claustro Comfama de Medellín sobre revistas, volantes y fanzines autosostenibles que circulan y circularon en Medellín desde 1966. Ahí en la pared inicial de la exposición aparecía la portada del número 18 de Revista Larva, con una ilustración central en una portada color naranja y en formato similar a la del número 17, de bolsillo, que recordaba a la RAW en su segundo ciclo. El número 18 nunca circuló, y al parecer se transformó en una parte espectral de lo que fue el último número de la revista que anunciaba un regreso y una versión digital -siempre esperada- luego del cierre del ciclo anterior, en el que la revista dejaba de ser una publicación de Robot. Una última entrega, que apareció luego de dos años, con una portada de Brecht Evens; un invitado fantasmático al Entreviñetas de ese año, además de los cambios de forma y fondo visibles. El regreso estaba acompañado por cómics de Andrezzinho, Delius, Sole Otero, Leo Comix, Eduardo Yaguas, un relato de Etgar Keret, y el trabajo de otros autores. Todo esto, alumbrado por el poema de Eugenio Montejo Soy esta vida, que bien podría leerse como el canto del gusano que nunca fue mariposa, dejándonos esa vida, y lo que ha quedado luego de su regreso y partida. Y es por eso que en ese número podía leerse: «Soy esta vida y la que queda/la que vendrá en otros días/en otras vueltas de la tierra». A lo cual agregaría otro fragmento del poema «Soy esta vida que he vivido o malvivido/pero más la que aguardo todavía/en las vueltas que la tierra me debe».
Entreviñetas en el diario El Espectador.
Si bien el último número de Larva registrado fue el 17, a través del festival Entreviñetas se creó una sesión con el mismo nombre, una separata mensual que puede leerse como una continuación editorial de lo que fue la revista por muchos años. Entreviñetas dentro del diario El Espectador continuó los pasos de Larva con entrevistas dibujadas, reseñas, publicación de tiras e historietas a toda una página. Una sección que amplió el espacio del cómic en los medios generalistas, aún hoy en deuda con mayores espacios para el cómic dentro de sus páginas.
Un camino
Parte de lo se hace ahora en Blast se debe al trabajo hecho por Larva; al club de lectores de cómic en Armenia, a los espacios logrados, la ampliación de las lecturas, su trabajo para promover la lectura de cómic y autores nacionales. Desde Larva y gracias al trabajo de todos sus colaboradores, tanto los visibles como los invisibles, se impulsó un camino con la publicación de reseñas, la movilización de autores, la difusión de trabajos, las redes y las conexiones. Si bien el momento del cómic en Colombia hace parte de la aceptación «global» del cómic como una forma de lectura que ha dejado de estar al margen, el trabajo de Larva y de los autores que publicaron es indiscutible como impulsor de muchos de los espacios logrados en la última década, porque no solo permitieron un punto de encuentro, primero en la revista y luego en Entreviñetas desde su primera versión en 2010 a los «nuevos autores del cómic nacional» como lo describió Alejandro Martín, sino que su trabajo, los caminos abiertos y su circulación en librerías, bibliotecas y otras instituciones culturales, les permitió a nuevos autores estimular sus proyectos, y entender las diversas posibilidades de promoción, publicación y lectura de cómic en el país.
*Tomado de la editorial Revista Larva número 6. Diciembre de 2008.