En un viaje al mar

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento

Rubén Darío.

 

Todo comienza con un viaje, Mili en el aeropuerto despidiéndose de su mamá. Es un viaje al mar de los que no son posibles por estos días -o bueno, para unos son posibles- pero entre las viñetas que Raúl Orozco (Raeioul) dibuja, sucede y algo más. Luego de la despedida, Mili, al cuidado de Quesito, su papá, inician el viaje en avión hasta una zona costera y de ahí en lancha hasta una playa. En el viaje que está inserto en el mundo construido por Raeioul, los detalles riman con sus otras viñetas y sus ilustraciones como los Consejos prácticos para creativos que publicó para Revista Bacánika o su ABC (abecedario animalario), jugando así, con referencias conocidas para sus lectores. Una de las particularidades de este libro es, que Lucía Orozco (Lucy) -su hija- creó el guion, lo que indica además que este libro no solo es un campo de lectura para pequeños lectores, también lo es de creación.

Ahora bien, volviendo a narración, muchas de las características de estilo, composición y colores de los trabajos de Raeioul se integran a este cómic para lectores en formación; los juegos con las viñetas y los cambios de tamaño que van abriendo posibilidades a medida que el paseo sucede, además del uso de colores vivos y los fondos planos que dotan de frescura lo narrado como si la página de cómic fuera una de las pantallas de los juegos clásicos de Nintendo, lo que es una elección deliberada pero muy acertada para lo que se cuenta y cómo se cuenta. Las preocupaciones no solo pasan por contar una historia, sino agregar detalles divertidos como cuando vemos a un pingüino flotando en una cometa o la camiseta que Quesito usa para dormir, la cual es una vieja camiseta con el logo del mundial de fútbol Francia 98. Además de esto, en cada secuencia los gestos de los personajes, sobre todo los gestos de Mili, reflejan su intensidad y sus emociones; la pequeña Mili sufre leves cambios que dotan de agilidad lo narrado y de sensaciones a pesar de los silencios. De este modo, su intensidad, la premura por llegar al destino, es divertida al tiempo que lo sugerido en la lectura se transforma.

Ya en el lugar, en los paseos por la playa y las visitas a las atracciones, los personajes se enfrentan a uno de los tantos problemas que sufren los destinos turísticos: la contaminación por los residuos que muchos visitantes dejan al paso de su viajes y las vidas de los animales sometidos y usados para el entretenimiento de los viajeros. Lo que es un viaje exótico se va transformando no solo en una aventura sino en una reflexión sobre lo que pasa en estos lugares, y de repente ya nos vemos a ambos disfrutar de un paseo sino activamente recogiendo latas de atún, bolsas de plástico, botellas, jeringas, sí, jeringas, y todo tipo de desperdicios. Hasta que, de una de las latas, emerge una reina caracol con poderes mágicos que los transforma en sirenas. O Bueno, una versión de sirenas con los cuerpos de Mili y Quesito. Así, el viaje de los personajes pasa por las profundidades del mar donde conocerán capitanes tiburones, muchos peces -algunos dando una siesta- y un pulpo radioactivo con ciertos poderes que los ayudará a resolver algunos de los problemas del lugar. Sobre todo, los creados por una mapache abusón.

Con esta propuesta, presentada en un formato que incluye detalles y una guía para la lectura, Raeioul junto a la mirada de su hija, con pequeñas dosis de humor y mucha imaginación, se suma a otros cómics de la colección Mi primer cómic de Planeta Junior como la serie de Marcopola, la isla remera de Jacobo Fernández, en la que la narración y los variados detalles invitan a los lectores a leer y completar activamente las narraciones, a través de un primer cómic que señala muy bien cómo crear los propios.

Mili y Quesito van al mar

Guion: Lucía Orozco y Raúl Orozco

Dibujo: Raúl Orozco (Raeioul)

Planeta Junior

47 páginas 

2020

 

 

Mario Cárdenas
Mario Cárdenas
Estudió literatura en la Universidad del Quindío. Ha escrito en diferentes medios sobre cómic y literatura. En sus ratos libres se dedica a tomarle fotos a "Caldera" su Bull terrier.

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