Muy cerca al Museo del Oro del Banco de la República de Colombia, en la calle 5 con carrera 14, está ubicado el Hotel Regina, uno de los primeros hoteles de lujo de la ciudad, abierto al público en 1921, que se conserva, en su segunda versión, luego de la destrucción de la primera en el Bogotazo, entre los nuevos bloques de edificios grises, eclécticos, los cambios y modificaciones que ha tenido el centro. En el Regina se hospedó Gregory Gallant (Clinton, Canadá, 1962) conocido como Seth, autor de Ventiladores Clyde, La vida es buena si no te rindes, George Sprott 1894-1975, Wimbledon Green: el mayor coleccionista de cómics, entre otros álbumes, y una serie larga de trabajos de ilustración editorial y diseño. El dibujante canadiense estuvo paseando por la ciudad como uno de los grandes invitados al Festival Entreviñetas # 11, que este año marcó un acento hacia el futuro de la historieta «Ruta 2124: Reflejos de un siglo».
No sé si la elección del hotel fue un asunto deliberado, además de la relación entre el hotel centenario y la celebración del Año 100 de la historieta colombiana, pero en la noche de ese sábado, antes de una cena, entre el café y la recepción, una ventana de vidrio fragmentada en viñetas hizo que Seth junto a su esposa Tania van Spyk nos recordara a muchas de sus páginas y paisajes que ha dibujado. Ahora que veo imágenes de «Seth, Dominion», la ciudad creada por Seth, en la sala dedicada a la ciudad de la exposición «Bande Dessinée 1964-2024» que hace parte de «La BD à tous les étages» (La historieta en todos los espacios/pisos) en el Centro Pompidou de París, imagino que una de esas fachadas se parece al Regina y bien podría encajar en un espacio libre.
Antes de la corta entrevista, asistimos en la mañana a la clase maestra que Seth orientó con la mediación de Ricardo Rodríguez, en la amplia conversación, el artista mostró detalles y mecánicas de composición de su trabajo, formas de diseño en las páginas, una exposición detallada en la que también hubo espacio para recordar a su amigo, el dibujante Joe Matt.
Tratando de esquivar preguntas habituales, organizamos un cuestionario sencillo para que el autor en las respuestas volviera a esas ideas que tanto nos gustan de su trabajo. Creo que contamos con algo de suerte.
Antes de empezar, traje un detalle para usted. Es una estampilla de servicio postal colombiano. Una estampilla que conmemora los 90 años de la Escuela de Ingenieros de Colombia que representa el desplazamiento de un edificio en Bogotá hace 50 años.
Oh, muy hermosa, muchas gracias. Es usted muy amable.
Gracias a usted por su tiempo. La poesía es un punto importante en su trabajo, tanto que hay muchos rastros de poesía o momentos que podrían ser calificados de poéticos en sus libros. ¿En algún momento se ha considerado más poeta que historietista?
No. Siempre prefiero llamarme a mí mismo «un artista» porque es más fácil. Cuando era más joven me llamaba «historietista» primordialmente, pero ahora hago muchas cosas diferentes, así que encuentro más fácil decirle a la gente cuando me pregunta «¿a qué te dedicas?» que soy un artista.
Pero nunca me consideraría «poeta». Ni siquiera diría que he tratado de escribir poesía. He escrito poesía en el contexto de una historia en la que se podría necesitar un poeta. Entonces me invento un poema. Pero es muy… incluso en esos pequeños intentos de construir un poema me he dado cuenta que no soy un poeta. Es muy difícil. Como en cualquier forma de arte se puede tener una cosilla aquí o allá, pero de seguro no tengo todo lo que se necesita para ser un poeta.
En el documental Seth’s Dominion, usted mencionó que dibujar historietas tiene que ver más con el diseño gráfico, ¿podría recordar esa idea?
Pienso que, si recuerdo bien lo que pensaba al respecto, dije que tradicionalmente los cómics se han visto como una combinación entre cine y prosa. Y no pienso que eso sea muy acertado. Porque no creo que los cómics se parezcan demasiado a las películas, ni a la prosa. A lo que sí se parecen es a la poesía y al diseño gráfico. Especialmente porque el punto de los cómics no es dibujar, es dirigir la mirada del lector. Y en cuanto a la parte del lenguaje, el punto es comprimir. No se necesita demasiada escritura en un cómic. Es más cercano a como un poeta puede construir y producir lenguaje, y el punto de los cómics es usar las imágenes como un lenguaje.
Y en su caso es muy clara la relación con el teatro y la arquitectura…
Ciertamente. Me encanta ambas cosas. Una de las cosas que amo del teatro es que a menudo las historias tienen lugar en ubicaciones muy limitadas y tiendo a sentirme atraído hacia esa idea.
En cuanto a la arquitectura, es curioso. Me encantan los edificios. Y me encantan las ciudades. Pero no soy arquitecto, ni estudié arquitectura en el sentido clásico. Mayormente amo los edificios y la sensación de lugar. Entre más dibujo, me doy cuenta que dibujo más paisajes que incluso personas. Y creo que es un elemento subutilizado para contar historias.
Los lugares tienen una enorme cantidad de emociones, de atmósfera. Por eso se me hace curioso que no se usen más. Todo el mundo tiene una notable biblioteca de emociones relacionadas con lugares y es muy fácil evocar esos sentimientos.
En ese sentido ¿la construcción de los espacios puede ser entendidos como una forma de pensar del historietista?
Pienso que los espacios tienen significados psicológicos y narrativos. Por ejemplo, si hablásemos sobre la muerte de una madre. Si en vez de dibujar algo en relación a ello dibujamos una secuencia de calles, una serie de paisajes, habría una enorme cantidad de emociones para evocar, pero serían bien diferentes a dibujar el interior del hospital o el costado de su lápida – sin decir que eso no funcione- …pero en definitiva hay una gran potencia psicológica en los lugares.
Hay una idea que usted comentó respecto a la lectura de historietas, en relación a los procesos íntimos que se dan al momento de leer una página, ¿cuáles son esos mecanismos que hacen que se un proceso íntimo distinto a cómo leemos literatura?
Creo que es porque tal vez más que en cualquier otro medio, los cómics en realidad suceden en el cerebro. Se debe mirar la página, las palabras, las imágenes…a veces las personas que no leen cómics preguntan «¿Qué debo leer primero? ¿las imágenes o el texto?» Y eso siempre me confunde, porque lo haces simultáneamente y esta experiencia de leer los diálogos, la narración y ver las imágenes que fluyen de la página, todo eso pasa aquí (señala su cabeza) casi de forma instantánea y es un proceso muy individual. Y no es lo mismo que mirar una película, leer un libro, o ir a una obra de teatro. No es nada como eso.
Una idea que tiene presencia en su obra, pero de manera contundente en Ventiladores Clyde, es la idea de la pérdida. Usted es coleccionista, y como coleccionista atesora objetos, ¿cómo concilia estas posiciones que parecen contrarias?
Esta es una pregunta complicada (risas). Más cuando uno envejece. Uno empieza a preocuparse con la idea de 2 cosas: el legado y la supervivencia, porque uno va a morir. Y mucho de lo que hace un artista es crear cosas para dejar atrás. Y no solo es el trabajo. Ciertamente si usted es un coleccionista como lo soy yo, está «curando» toda su vida. La ropa que uso, cómo luce mi casa, lo que está en mi biblioteca, lo que está en mi estudio, es muy importante para mí porque quisiera que sobreviviera. Pero probablemente no lo hará. Y no podemos saber siquiera si nuestro trabajo sobrevivirá.
En mi casa tengo un vitral que hice. Y dice «Nada dura». Y esto es como un «Memento Mori» que dice «morirás y todo se irá». Y reconozco eso. Y como artista reconozco que no podemos contar con la fantasía de que la gente te recordará siquiera. No lo sabemos. Es muy dudoso.
Incluso, más que eso. Estamos perdiendo cosas todo el tiempo. Cada minuto del día, lo estamos perdiendo. Se va hacia el pasado más allá de nuestro alcance. Y este proceso de que todo se esté desvaneciendo es una de las razones de que mi trabajo tenga una base probablemente triste, tal vez melancólica. Esto no me molesta, pero tal vez es el tema subyacente de mi trabajo.
Un comentario final. Incluso habiendo dicho todo esto, aun intento a diario hacer que todo dure (risas). Escribo algo en cada libro que tengo, lo que pienso sobre él. Todos los papeles que tengo los tengo encuadernados. Es como un ansia irresistible por sobrevivir.
Aún así debo decir que en sus libros siempre encuentro refugio. Gracias por todo su trabajo.
Eso es muy amable de su parte. Muchas gracias.
*La traducción simultánea y transcripción de esta entrevista estuvo a cargo Diego Cárdenas.
Bonita entrevista.