La fascinación por las revistas impresas me ha acompañado por años. Leer, pasar, hojear revistas impresas fue en un momento de iniciación una forma de apreciar en ese formato de publicación una extensión de aquello que me permitía escarbar sin estar sumergido del todo. De encontrar. Unas semanas atrás, antes de que el entusiasmo se diluyera en otros asuntos conversaba con un amigo sobre algunos números de The New Yorker que había llevado para dejar en una librería. Además de reírnos sobre los chistes dibujados, de apreciar las ilustraciones acomodadas en cualquier espacio que quedaba libre, y de ver artículos que insinuaban una conversación, la revista en sí, el objeto impreso nos llevó por una curiosidad que no resolvimos y dejamos tirada. La intriga no estaba en las páginas que pasábamos y su liviandad, la imaginación de los dos trataba de recomponer cómo se le daba forma a cada número y cuál era el tamaño de la máquina de trabajo que se armaba para que todo funcionara, para que cada semana saliera un nuevo número.

Esto de la fascinación, el gusto por las revistas, que podría ser la excusa para hablar de otra cosa sobre la que tal vez nunca escriba ahora que estoy revisando revistas que acumulé y que ya no estarán conmigo lo uso para hacer unas preguntas por las revistas de historietas en un tiempo donde encontrar revistas de historietas no es una tarea fácil, por lo menos en Colombia. Hay dos brechas, o quizás unas formas que han reemplazado las intenciones que se deben listar para hacer una revista. Después de los blogs, la facilidad de publicar historietas en línea o en plataformas ha sido uno de los modos generales de publicar y mostrar gracias a la amplia circulación y difusión que permite internet. Es lo que se cree, o muchos creen. De otro lado, la auto publicación y el abaratamiento de los mecanismos de edición y diseño ha permitido una forma fácil y rápida de publicar sin hacer una larga fila. Es la base de fanzine. Y está esa idea que ha pretendido capturarlo todo: la creación y publicación de historietas largas. Una sola historia, un libro. Dar el salto, confiar en la ambición de la extensión como garantía. Entre todos esos campos, la idea de una revista queda sin lugar, se le desplaza: el costo, todos los hilos que hay que mover para armar un número, el encaje de los elementos y sus colaboradores, los compromisos y entregas, y el trabajo que implica por su carácter seriado, sin contar que para encargar algo y soportar la invitación que se debe pagar. Si es que se paga. Algo que en este caso pasa muy poco. Aun así, si uno revisa y busca hay en ese cuadro que a veces se vuelve opaco revistas de historietas o con historietas, o sobre historietas. Revistas impresas.

Una de las tantas entradas que tuve a las historietas fue a través de una revista. Ya he escrito sobre eso. Revista Larva era una casa con muchas puertas y ventanas para para probar lecturas. Para descubrir. Era un modo de ir y venir, de tener referencia de autores, de ver por primera vez algo sobre unos libros que ni circulaban y de los que el acceso estaba limitado se le gambeteaba con lo que se pudiera traficar en internet, de escuchar conversaciones que llevaban a otras lecturas, y que de tantas referencias e ideas se volvían incomprensibles. De antojarse. Larva era la continuidad a lo hecho en Click! en los años setenta, eso no lo sabía en ese momento, o lo que pasó en revista Acme en los 90, o más lejos, en Argentina, lo que hizo Fierro por muchos años. Esto es algo que, con otros propósitos encuentro en Elefantes & Jirafas del colectivo 4mesas, una revista de historias en cómic como está notado en su portada. En sus dos volúmenes, y ojalá sean más, hay una intención que lo envuelve todo: un dialogo con una tradición, con el camino que otros ya hicieron, el camino que a veces vemos y no vemos de la historieta colombiana. De la gráfica colombiana para extender más en encuadre. La apuesta de Elefantes & Jirafas tiene varios efectos: además del referencial permite que en las nuevas representaciones nos acerquemos a unas creaciones que, con suerte, están en archivos o difícilmente se pueden reproducir. Sin reducir el camino a la historieta si no a algunas de sus paralelas: diseño gráfico, ilustración, caricatura.

El primer número está inspirado en otras revistas, no de historietas, en pasquines, tiras, folletines como el Papel Periódico Ilustrado y la revista de humor y crítica social Fantoches que fue dirigida por Manuel José Jiménez. Elefantes & Jirafas es una conversación en tanto diseño y detalles con esas publicaciones y punto de partida donde se marcan las corrientes por donde circula lo que en la revista aparecerá. Con el juego del azul y naranja sobre el firme papel crema las composiciones de las historias además de sus formas alcanzan la luz y el contraste necesario que se une a las líneas, diferentes todas, y a los estilos de las historias publicadas. Así pasa con el segundo volumen, el azul es reemplazado por el verde para conectar con las preguntas recientes de la historieta en Colombia, haciendo espacio para personajes como el Mojicón y Misia Escopeta de Adolfo Samper, y a recreaciones de autores como Ulianov Charlaka. En una de las historias, Henry Díaz, nos cuenta la historia de las populares «cuenterías», aquellos lugares en los que se podía alquilar historietas de aventuras y acción como Tarzán, La pequeña Lulú, Kalimán, y muchas otras. Díaz realiza una presentación escrita acompañada de una historieta que recrea la vida cotidiana de niños y niñas que hacían de todo para alquilar historietas en el barrio. Memoria y tradición de lectura en Colombia y parte de Latinoamérica de una generación que creció leyendo historietas en los años 50 y 60 del siglo XX.

En una entrevista publicada en el portal digital Rocdelux, Alex Serrano le preguntaba al dibujante Jaime Hernández «¿Por qué sigues publicando en formato revista, en ‘Love & Rockets’, cuando el mercado parece empujar hacia el libro o el digital? Porque soy ese niño que leía comic books (tebeos). Lo necesito. Me da oxígeno. Cuando hacíamos los libros largos, me agotaba. Tardaba un año en terminar un cómic de cien páginas y empezaba a odiarlo. Volver al formato corto fue salvarme. Ahora lo disfruto más». El formato corto es eso, oxígeno, la distancia corta para algunos dibujantes, la muestra, una forma de la historieta sin la ambición del gran monumento. Es una base de iniciación y trayecto, y no sólo eso, es una forma divertida, sin tanto requisito y etiqueta torpe.

El caso de Elefantes & Jirafas no es el único, en Colombia está Voltaje comix, un chispazo, un motorcito encendido que nos acerca al estilo, las formas y el atrevimiento que representan un puñado de dibujantes colombianos, o la serie Gorgona editada por Go Up comics que también podría leerse de este modo con entradas a otra lista de dibujantes. Hay otros ejemplos: la revista Rocco comics es uno de ellos. Si bien estos ejemplos están en la periferia sostienen esa forma de hacer revistas de historieta y con historietas. Cerrando esto que cuento acá leo que recién salió el último número de la Revista Gaceta que edita el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, leo y reviso: no hay un solo artículo sobre historieta de Colombia en los nuevos números, hay crítica de rap, reguetón y otras músicas, hay artículos sobre teatro, literatura, hay entrevistas a escritores, discusiones sobre la comida, preguntas sobre las artes audiovisuales, cine o la televisión. De historieta nada, a excepción de una mención que hace Lucas Ospina al Gabriel García Márquez dibujante antes que escritor en su ensayo Un año de soledad: Gabriel García Márquez como precursor de Pedro Manrique Figueroa. La historieta mientras tanto signada al nicho. Ajustando una pregunta que guiaba una conversación en la Parada Juvenil de la Lectura en Medellín ¿Qué lugar ocupa la historieta en la vida cultural y social de Colombia? Tal vez los editores de Gaceta puedan responder esa pregunta con un número sobre historieta en Colombia. Un poco de oxígeno vendría bien. Por ahora, leamos Elefantes & Jirafas.

Un bodrio estas opiniones para intentar parecer leído sin decir nada