Dr. Fausto es, como reza su lema, una “publicación caprichosa de cómics inflamables”. Este fanzine manizaleño, después de una espera de 3 años, alcanzó en mayo de 2019 su onceavo número, con el cual marcó una suerte de despedida o de regreso. Desde el inocente primer número publicado en 2011, Dr. Fausto ha mutado mucho, ha cambiado de formatos, de estilos, de bigote, traje y sombrero. Lo que era una jugarreta de “4 monos”, como se menciona en su primer artículo editorial, ahora es un proyecto de largo aliento, que pese a las desapariciones, no piensa parar. En esta entrevista hablamos con Edd Muñoz, uno de sus editores, le preguntamos por Fausto, el testigo nos brindó algunas pistas y además nos contó un poco sobre sus otras labores relacionadas con cómic.
¿Cómo surge Dr. Fausto?
Santiago López, Reptil (Julián Marulanda) y yo, viajamos al primer Entreviñetas en Armenia, ninguno tenía idea de cómic o fanzines, allá nos dimos cuenta de un montón de gente que estaba dibujando, publicando, haciendo cómic, que no sabíamos que existía, eso nos fascinó y queríamos hacer algo nosotros, pero no teníamos idea.
Pero, ¿ya eran lectores de cómic?
No, Dr. Fausto fue como una escuela para dibujar, leer, publicar, retroalimentarnos. Muchas cosas las hacíamos mal, pero fue como ese impulso, esa filosofía de la autopublicación de hacerlo y ver qué pasa luego con eso. Ese espíritu de la inmediatez se ve mucho en las primeras ediciones, hay errores de ortografía, dibujos que ahora miro y digo “cómo pude dibujar eso”, es un aprendizaje que se sostiene de ese espíritu fanzinero de que el error está bien.
¿Qué cambios ha tenido Dr. Fausto en el transcurso de los años?
Los primeros números eran muy intentar y fallar, y volver a editar a ver qué salía bien. Eran de mucho aprendizaje, creo que se nota al ponerlas todas en una línea del tiempo y compararlas. En todos los números, al próximo intentamos hacer algo mejor. Mejorar la curaduría -si se puede llamar así- de los autores, mejorar el formato, la calidad de la impresión, inclusive la distribución, las alianzas y estrategias para llegar a nuevos lectores. Cada número es como un paso más allá a ese Dr. Fausto ideal que nos imaginamos.
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Me llama la atención que desde el primer número ya hay ciertas decisiones que aún se mantienen, como las palabras editoriales, los anuncios clasificados, Díosdado García.
Para el primer número la temática era quién es Dr. Fausto y a Reptil se le ocurrió a Diosdado García, es como el emisario de Dr. Fausto, el que está siempre haciendo sus anuncios, un corresponsal, a todos nos pareció brutal ese personaje. Entonces fue una decisión muy orgánica que en todos los números existiera [la sección de] Diosdado. Las palabras editoriales fue recomendación del editor de la Universidad de Caldas en ese entonces, nos pareció interesante y de ahí todos los números con su editorial. Y lo de Industrias Fausto es ese mismo sentido de Dr. Fausto como un ente que está en todos lados, pero no está en ninguno; que todo lo manipula, pero al mismo tiempo es un desastre; es muy sabio pero al mismo tiempo nadie sabe quién es, entonces para mantener ese sentido de omnipresencia, se nos ocurrió Industrias Fausto, como que el Fanzine es simplemente un derivado o el conglomerado de la corporación. En todos los números, la presencia de Dr. Fausto está permanentemente, pero solo en el primer número se especula un poco sobre quién es.
Leyendo Dr. Fausto percibí cierta relación entre el cómic y el periodismo, ¿qué tanto bebe Dr. Fausto de esas formas periodísticas como las tiras de prensa?
En los primeros números está muy presente porque bebíamos directamente de los fanzines que conocíamos que eran formatos cortos, como Robot, y los de todo el parche de Medellín que eran antológicos, de ellos mismos publicando tiras o cómics muy cortos, el formato estuvo influenciado por eso que teníamos al alcance y teníamos 4 páginas, entonces no podiamos extendernos mucho, teníamos que ceñirnos al formato tira de 4-6 viñetas máximo, lo que permitió que los primeros números sean muy graciosos.
Sí, hay una marcada tendencia al humor, ¿a qué se debe esto?
Al gag que tiene tanta presencia en estos formatos de prensa y en los cómics y fanzines que leíamos en ese entonces. Aprovechamos mucho eso, esa estética, ese ritmo, la composición, esas soluciones gráficas, los chistes. Nos hacíamos reír a nosotros y realmente no nos interesaba en ese momento hacer reír a otros, era un parche muy interno que se fue extendiendo.
¿Cómo recibe el público a Dr. Fausto?
Los primeros números era como “estos muchachos tan raritos, tan peculiares, que están publicando esos papelitos” y a través de la constancia se ha percibido que puede ser algo serio, aunque el contenido sea diferente, muy jocoso, muy visual, no es muy común ver publicaciones de cómic. En ese tiempo en el que estábamos más inmersos en un ambiente universitario, los primeros 5-6 números fueron muy periódicos, muy seguidos, después ya se fueron extendiendo los tiempos, pero en esos 3 años que fuimos juiciosos publicando constantemente y como era el formato gratuito, de pasar de mano en mano, muy efímero, eso permitía que la gente lo leyera, se cagara de la risa, lo pasará, se lo mostrará a sus amigos… Y eso hizo que, al menos, dentro de Manizales Dr. Fausto empezará a generar cierto nombre. Me parecía muy bacano, mientras duró, ahora que estamos sacando de nuestros bolsillo para poder imprimir, es otra dinámica es un trabajo que cuesta, que es más grande, más extenso, más cuidado, y aunque su costo no es desbordado, implica que el lector pague un precio por aquello que está leyendo. Pero hemos cosechado lectores juiciosos, los que nos han estado leyendo y siguiendo en redes sociales desde el número uno, se mantienen firmes y siempre preguntan por el número, hay varia gente que tiene su colección, es muy chévere ver eso.
¿Cómo les ha ido bajo esa nueva dinámica?
Como veníamos con un período de pausa tan largo, de tres años, apenas ahora estamos volviendo a feriar con el nuevo número, enfrentándonos a lectores de nuevos. En 3 años cambian mucho las cosas, en estas experiencias que hemos tenido en ferias nos hemos dado cuenta que el formato y la risografía llaman mucho la atención, los autores que tenemos son muy buenos, se ve que que llevan publicando hace tiempo con un trabajo juicioso, entonces eso hace que el peso de la publicación hable por sí mismo. Creo que solo el tiempo dirá qué tan sostenible es esta dinámica, pero nuestra apuesta nunca ha sido por lucrarnos, sino que el proyecto sea autosostenible y por el momento se está logrando, [gracias a] estas alianzas como con La Bruja Riso, que estuvimos en coproducción, entonces eso hace que todo el costo no recaiga sobre nosotros, sino que se pueda dividir equitativamente con los aliados.
También se alcanza a percibir cierta crítica y una línea gráfica parecida al cartoon ¿Hay una influencia de este tipo?
Si se percibe eso, es influencia de Reptil porque su línea gráfica bebe directamente del cartoon. Todo lo que él hace es muy satírico, un humor con una crítica implícita. Nosotros 3 empezamos Dr. Fausto arrastrados por Reptil, porque admirabamos Reptil cómo contaba sus historias, cómo dibujaba, nosotros queríamos como mantenernos a ese nivel de Reptil pero no éramos capaces. Inclusive yo intentaba ser gracioso en los cómics pero no se me daba, después descubrí que a mí me interesaba contar otras cosas, no tanto el cómic de humor. Lo disfruto, lo leo, me cago de la risa, pero personalmente no creo que sea bueno para eso y creo que sí soy bueno para otras cosas, o bueno, me gustan otras cosas como autor. Hay un punto de inflexión, creo que entre el [número] 7 y el 8, teníamos más espacio y más colores entonces pudimos diversificar otro tipo de cómic, manteniendo el humor pero en otro formato. Me gusta mucho esa relación entre formato y contenido, porque es algo muy simbiotico.
Ahora que mencionas el formato, este último Dr. Fausto evoca más una forma de revista.
Sí, es que esas fronteras entre fanzine y revista ¿qué hace una revista?¿por qué tenga ISBN o porque no lo tenga? Lo que sí sabemos es que cada vez vamos a tender a formatos más extensos. Porque, aunque nadie está publicando antologías, nos gusta el formato antológico, que permite en un solo compendio, que los lectores se familiaricen con el trabajo de muchos autores, aunque tal vez ahora, haya formas más inmediatas de hacerlo, como Instagram o Tumblr, Facebook, pero ese sentido de tener una publicación que está pensada para el lector, para que los cómics se puedan disfrutar y leer en un formato amplio, generoso, con cierta calidad visual. Nos atrae mucho poner ese trabajo de nosotros como, si quieres llamarlo, editores y entregarle eso a nuevos lectores, eso es lo que buscamos.
En esta apuesta también se evidencia un interés por incluir textos sobre cómic, este último número, por ejemplo, incluye 2 reseñas, ¿a qué se debe esto?
Fuimos descubriendo que se está nutriendo el panorama del cómic en Colombia, ya no hay solo autores que se dedican a la creación, sino que también hay reseñistas, investigadores, gente que está muy juiciosamente leyendo y haciendo crítica, y eso hace parte también del panorama del cómic. En ese sentido de “formar lectores”, si se quiere decir, es muy importante para nosotros que la gente se dé cuenta de que se puede escribir sobre cómic y se puede escribir de una forma juiciosa, rigurosa así como se escribe sobre cualquier otro medio o expresión artística.
Hablando de cómic colombiano, Dr. Fausto es una publicación que cuenta ya con una sólida trayectoria y 11 números, ¿hasta qué punto Dr. Fausto es un termómetro del cómic colombiano?
No puedo responder cuantitativamente, pero por Dr. Fausto han pasado cerca de 40 autores, así sea con tiras muy pequeñas o cómics de 4 páginas, si desplegamos sus nombres y trabajos, podríamos darnos cuenta que es gente que continúa trabajando. Son pocos los autores que en los primeros números hacían cómic y ya en años más recientes dejaron de hacerlo, hay altibajos con los niveles de producción, pero creo que los autores una vez que inician a hacer cómic, lo siguen haciendo en mayor o menor medida
No sé si Dr. Fausto como termómetro, pero mapa de cosas que pasaron, de algunos puntos de Colombia, sí. Igual sabemos que es una publicación muy centralista, no hemos publicado autores de la costa, el pacífico, nos gustaría mucho saber qué sucede por esos lares.
Mencionabas ahora que Dr. Fausto fue como una escuela, ¿qué elementos notas que han mejorado en ustedes como autores?
Yo veo los cómics que antes hacía en los primeros Dr. Fausto y no me gustan. Hubo un cambio sustancial a partir de la edición 8, los cómics que me gusta hacer y las exploraciones gráficas y narrativas que también me interesan. En el estilo de Reptil noto que los cómics de él son cada vez mejores, más chistosos, con más recursos gráficos y narrativos. Yo soy fan de Reptil desde el número 1, bueno, desde siempre, y yo leo los cómics [anteriores] de Reptil en este momento y me parecen finísimos todavía, él los lee y le dan pena. Ahora que estoy de nuevo en Manizales y podemos sentarnos a pensar Dr. Fausto otra vez, estamos muy animados a seguir publicando y haciendo cómics.
¿En qué medida el cómic hecho acá ha influido el trabajo de Dr. Fausto?
Ahora que lo dices no sé si era muy consciente de ello, pero las publicaciones de Luis Echavarría, que son autoediciones muy cuidadas, con una preocupación por los detalles increíble, esa artesanía que Luis le pone no solo a su dibujo, sino a su narración, a sus composiciones, a los colores, los materiales que utiliza para sus publicaciones, son formatos muy cuidados que de alguna manera creo que sí nos han influido para buscar siempre ese Dr. Fausto más limpio, que atraiga al lector, por esa razón también el último es un formato generoso, amable con el lector, que dan ganas de cogerlo. Creo que Luis y otros autores que cuidan mucho sus publicaciones nos han influido en ese sentido
Quisiera saber un poco más sobre tu faceta como investigador y profesor universitario, ¿qué lograste hacer a nivel institucional con respecto al cómic?
Todo se conecta con Dr. Fausto, fue una escuela para mí, para aprender a hacer cómics, pero también para aprender a diagramar, a tratar con autores, todas estas dinámicas editoriales, pese a que es un fanzine. Gracias a Dr. Fausto me involucré en todo lo que permea al cómic, su práctica, su teoría, mi tesis de maestría viró hacia el cómic, entonces como que todo se lo debo a Dr. Fausto en ese sentido. En esa faceta de ciencia, en la academia, tuve un semillero en la Universidad de Ibagué sobre narrativas gráficas y construcción del conocimiento. Sigo, muy interesado en cómo el hacer cómics, leer cómics, incentivan y cultivan en las personas una suerte de relación con el mundo, con la realidad y el conocimiento, muy en la línea de Nick Sousannis con Unflattening, sus tesis e hipótesis de que el cómic es una forma de organizar el pensamiento. Durante mis clases me he dado cuenta que a través del cómic hay un desarrollo del pensamiento visual, por ejemplo, al organizar un cúmulo de información de una forma bidimensional, eso hace que quien lo esté haciendo tenga un sentido de organización del espacio, cultive un sentido del ritmo, de la lectura, el autor de cómic tiene que ponerse del lado del lector, el cómic es un medio interactivo por naturaleza, interpela directamente al lector, entonces [considero que] el cómic es una expresión muy basta para cultivar y desarrollar muchas competencias a nivel visual, narrativo y de lenguaje, todo eso lo explorábamos en el semillero y siguen siendo parte de mis intereses investigativos.
Esa postura del cómic como una forma de organizar el pensamiento, ¿dista o concuerda con la instrumentalización del cómic?
Muchas disciplinas se acercan al cómic porque creen que es una herramienta para facilitar la divulgación de la misma disciplina, no sé qué tan perjudicial sea eso para el cómic o no, pero hay muchos referentes en la historia de que eso pasa, como las adaptaciones de la literatura que se hacen al cómic, todo el cómic adaptado que se hace con fines educativos, uno no sabe si realmente hay una preocupación por el cómic y su lenguaje o es simplemente instrumentalizar. No sé si esa instrumentalización solo la vemos nosotros desde este lado, para otra gente es muy natural, pero pasa en muchas disciplinas: la instrumentalización de la literatura, el teatro, el cine. Creo que publicar y hacer cómics es en parte una resistencia a eso, el problema es que eso pone siempre el cómic para qué, para qué sirve, y si uno no es capaz de responder a ese para qué es como si no fuera valioso o no tuviera sentido. Hay que tener mucho cuidado con esos discursos que vienen desde la pedagogía, la educación, porque es muy contradictorio, siento que el cómic sí es muy valioso para aprender a ver de otras formas, otras cosas, aprender que los pensamientos, el conocimiento no [funcionan] solo de forma alfanumérica, sino que dentro de la imagen hay mucho conocimiento, entonces sí ese aprendizaje es en el sentido de aprender a organizar el conocimiento de otras formas no alfanuméricas, me parece muy valioso. Si la instrumentalización es simplemente para arrastrar contenidos y vaciarlos en el cómic, peca de creer que el cómic es más digerible que otros contenidos y esa idea de que la imagen es más digerible creo que es peligrosa y falsa.
¿Cuál es tu mirada sobre esos intentos de que el cómic ingrese a la academia como una vía de legitimación a través de las instituciones universitarias?
Creo que es importante, pero no hay que ponernos en la nube o cortina frente a los ojos como que eso va a hacer que el cómic se legitime. Las prácticas artísticas siempre van a estar mucho más adelante que los discursos teóricos que se hagan al respecto, los que teorizan alrededor del cómic siempre van a estar atrasados de lo que está pasando en el cómic porque hay muchas prácticas que se escapan. Y como la investigación en cómic es tan reducida, a los que están pendientes de teorizar se les va a escapar un montón de fenómenos que están pasando inmediatamente en muchas partes al mismo tiempo. Es un espejismo creer que la institucionalidad va a legitimar las prácticas, pero sí es muy necesaria la reflexión para que no se pierda el conocimiento que eso puede generar, igual la universidad es el lugar donde surgen los debates, el conocimiento, queramos o no, así escribir artículos académicos sea la forma menos eficaz de hacer divulgación y generar conocimiento, creo que sí es importante para generar comunidades de conocimiento, de aprendizaje, conectarse con investigadores de otros lados, ver que están haciendo en otras partes, ver vínculos que uno nunca había visto entre cómic y otras disciplinas o áreas del conocimiento, y eso es interesante cuando uno enfrenta la teoría contra las representaciones artísticas y el medio y ver cómo esa teoría lo hace ver a uno cosas que no había visto en las practicas artísticas y en las representaciones
¿Esa búsqueda por el lenguaje del cómic desde una perspectiva teórica crees que de algún modo ha alimentado tu producción?
A medida que iba haciendo cómics, intuitivamente iba explorando otras composiciones, ritmos, otras formas de narración, esas relaciones entre texto imagen, mientras iba desarrollando eso intuitivamente gracias a otros autores que leía, otras cosas que veía en otras disciplinas, y ver desde la teoría del cómic cómo eso era interpretado y teorizado, me hizo entender esos lenguajes que a veces uno los tiene interiorizados, lo que no tiene interiorizado es esa teoría que otros hacen respecto a eso, pero igual, un problema que hay en la teoría del cómic es que depende del investigador y de su bagaje, va a interpretar las cosas desde su mirada. El corpus teórico del cómic viene desde la psicología, la semiótica, [etc.] unas herencias muy variopintas, no sé si es posible hacer una propia teoría del cómic o no lo encuentro posible, ninguna teoría es totalmente pura, igual el cómic va a seguir mutando y presentando y cobrando otras formas haya una teoría que lo valide o no, eso no importa, la práctica va a existir.
Continuando con Dr. Fausto, ¿nos puedes adelantar algo sobre el próximo número?
Está centrado en autoras de cómic colombiano por una necesidad que vimos sobre la visibilización del cómic hecho por mujeres en Colombia, estamos en una alianza con Colectivo Hiedras de Medellín (MatildeTilde y Alejandra Pérez), entonces en este sentido, Dr. Fausto va a ser un puente para divulgar esas voces de las autoras colombianas. Ellas se encargaron de la convocatoria, de contactar a las autoras. Dr. Fausto 12 será el primer número que está comprometido con una temática y línea editorial definida, si nos va bien, queremos que cada Dr. Fausto continúe con una temática más o menos clara.
¿Qué espera o qué sigue con Dr. Fausto?
Ahora queremos volvernos como “Dr. Fausto Publicaciones”, empezar a editar cómics de otros autores, ponernos más en ese papel de editores comprendiendo muy bien hasta dónde podemos ir y las necesidades de los autores. Algo que hemos hablado mucho es que debemos tender hacia la profesionalización de la escena, entonces, tal vez, este reto será ese intento de entender y pensar el cómic desde lo editorial, desde su profesionalización, pensando que las necesidades del lector no son las mismas del autor ni el librero…
¿Cuándo se pone en marcha ese proyecto?
En noviembre sale Dr. Fausto 12 y en enero saldríamos con una convocatoria abierta de publicación de cómic. Nos encargaríamos de la edición, del tiraje, impresión y venta. Y serían formatos diferentes a la novela gráfica, porque parece que todo ahora es novela gráfica, como desprestigiando o invisibilizando un poco otros formatos como el cómic book, el cómic de grapa, entonces [queremos] rescatar un poco esos otros formatos.
¿Larga vida a Dr. Fausto?
Sí. Lo bonito de Dr. Fausto es que no importa cómo vaya a surgir o qué forma vaya a tener, desde que Reptil y yo sigamos con la amistad que nos une va a existir Dr. Fausto, así no publiquemos durante 10 años, Dr. Fausto va a estar ahí, aunque nadie más lo vea.
¡Larga vida a Dr. Fausto!
*Entrevista realizada en el marco de La Muestra del Libro Autogestionado (Mula), Pereira, 2019.
[…] Desprendimientos, como se titula esta otra, abarca en una sola palabra lo que parece configurar la naturaleza humana, como es, el desear lo que no está a nuestro alcance y pagar un precio por ello. Con la hermosa frase «Ahora sé que uno de los propósitos de la materia oscura es ser cómplice de los amantes que se extrañan» consignada en una de sus páginas más icónicas, se corrobora esos juegos de la memoria que se reseñaban más arriba. Ya en las primeras viñetas, una fotografía marca la ruta que seguirá el desarrollo de esta intriga entre dos y que determinará la fatalidad de un final inesperado, pero que se antoja, apenas consecuente. El autor tiene la facultad de detener el tiempo en retrospectiva, llenando ese vacío geográfico y temporal que se interpone, con una colección de momentos fugaces pero intensos en los que, acciones como una lagrima o una mordida, se convierten en alegorías a una constelación; por citar solo un ejemplo de los varios de este tipo que están presentes a lo largo del argumento. […]