Entre pilas, botellas y caquitas, la aventura de Baret

Baret: en el vecindario perdido llega como una de las novedades de la historieta infanto-juvenil argentina. Una historia sobre la amistad, la comunidad y la ecología. Pero, sobre todo, sobre encarar una aventura con amigues. Con un diseño de personajes bellísimo, fruto de la creatividad de Tiana, y una historia dinámica, gracias al guion de Ale Farias, Baret se ubica como uno de los mejores libros de los últimos meses ¿Cómo fue el proceso hasta llegar a la obra?

Un mundo subterráneo esconde un universo de barrios, personajes y problemáticas para todes nosotres desconocidas. Hasta que un grupo de amigues, fruto de sus travesuras, lo descubre y lo recorre, en busca de una salida. En el camino, se encuentran con Baret, habitante de ese submundo y conocedora de sus territorios como si fuesen la palma de su mano. A lo largo de casi cien páginas, Ale Farias -en el guion- y Tiana -en el dibujo y color- nos invitan a sumarnos a esta troupe para emprender una aventura hacia las profundidades cloacales. Allí, encontrarán un universo colorido y residual, gracioso y reconocible. Envases plásticos, restos de comida y latitas son algunos de los vecinos de esta gran comunidad.

La gran aventurera Baret es la llave que abre el mundo subterráneo creado por la dupla.

Baret: en el vecindario perdido es heredera del género de aventuras en el cine de los ochenta y principios de los noventa, con un estilo que se puede linkear con clásicos como Los Goonies (1985), ¡Cuidado, Hércules vigila! (1993), y hasta con It (1990).

Con guiños para todas las edades, referencias que invitan a la investigación post lectura y hasta un juego de mesa inserto en la historieta, el trabajo entre ambes autores logra un ritmo dinámico y atrapante que nos deja a todes con ganas de tener con nosotres el segundo tomo. Pero para eso, como nos cuentan, falta un poco.

Nuestro editor, Demian Urdin, charló con el equipo creativo detrás de la obra que acaba de editar LocoRabia para conocer cómo fue el proceso, el trabajo conjunto, la toma de decisiones y el testeo directo en los lectores infantiles hasta llegar al libro final.

¿Cómo surge la idea de Baret?

Ale: La idea de Baret surge, en verdad, de manera muy distinta a como surgen muchos de mis proyectos. La iniciativa fue más de Tati que mía, digamos. Tiana -pseudónimo de la dibujante, ilustradora, editora y diseñadora Tatiana Pollero– vino y me invitó a participar de un concurso de animación. Lo pensamos originalmente como una serie animada, aunque esa idea siempre fue de ella. De hecho, Tiana ya tenía diagramados los personajes y algunas ideas de los capítulos. Hicimos un trabajo más de sinopsis capítulo a capítulo y armamos un par de avances para esta convocatoria de series animadas.

Pero la idea fue creciendo en los dos y lo fuimos trabajando como libro. En un principio iba a ser un gran gran libro, de un solo tomo. Pero a medida que avanzamos tuvimos la necesidad de ir mostrándolo y entender un poco el feedback, sentir cómo lo estábamos llevando y retomar o recobrar las energías para terminarlo. En ese sentido, que haya salido el libro estuvo súper. Sobre todo, por la repercusión que está teniendo y la energía que nos está dando para engancharnos y seguir con la segunda parte.

Para Tiana ¿Cómo fue llevar a lo gráfico esas ideas de Ale? ¿Cómo fue el proceso para cada uno de los personajes hasta llegar a la tropa que vemos hoy en el libro?

Tiana: Esta es mi tercer historieta y la primera que hago en dupla. Lo bueno de trabajar con Ale es que, si bien me detallaba en el guion todo lo que se veían en cada viñeta, me dio total libertad para lo que es el desarrollo de la gráfica. Esto hizo que sea un proyecto bastante divertido, porque al ser un universo totalmente nuevo, de basuras y cositas raras, me dio mucho espacio para imaginar o delirarla.

Tiana muestra todo su caudal creativo en la pandilla de Baret

En cuanto a los personajes, buscamos que sean exploradores. Algunos conocidos, como Darwin o Galileo y otros no tanto, como Baret y Egeria. Nos gusta esa parte, el poder aportar un poco más de información. Por ejemplo, el nombre de Baret es una referencia a la primera mujer en dar la vuelta al mundo. Lo tuvo que hacer disfrazada de hombre y hace muy poquitos años le reconocieron todos los descubrimientos que hizo. Está bueno que, por medio de una historieta que es de aventuras y es de humor, se vean esas cosas. Al principio, pensamos que eran muchos personajes y que podía ser difícil de manejar, pero nos dimos cuenta que cada uno aportaba sus cosas. Por eso, decidimos seguir con la patota grande de chicos.

El libro tiene un formato y algunos elementos que rompen con la historieta clásica que estamos acostumbrades a leer ¿Cuál es el público que imaginaron a la hora de crear el libro? ¿Hubo algo de focus group con les niñes que les rodean?

Ale: Como yo soy un guionista que siempre está por fuera de la industria y siempre hice cosas más experimentales o cosas más propias, no tengo una separación de edades en la cabeza, o de públicos. Para mí, cualquier persona puede leer cualquier libro, siempre dentro de unos parámetros muy básicos. Hay cosas muy obvias que uno no pondría o que cuidaría si sabe que la mayoría del público va a ser formado por niñes, o si es más adulto. En eso sí, a grandes rasgos sí. Pero después no me pongo a pensar cómo lo va a tomar un niño, sino en cómo lo disfruto yo. Me pongo en ese espacio de decir «Si lo disfruto yo, un niño lo va a disfrutar también».

Farias y Tiana intercalan la acción con el humor gráfico a lo largo de las casi cien páginas de Baret.

Lo pensamos en alguna especie de público infantil, pero no directamente para un público infantil. No me fijé en qué cosas podían decirse o cómo deberían tratarse. Tratar de evitar cosas muy obvias que son para adultos y nada más. Todo lo demás, fue jugar, dejar que los personajes hablaran, volver a jugar, tratar de conectar con las cosas que a mí me gustaban a esa edad. Más o menos, si tenía que pensar en una edad, estaba pensando en chicos de diez, once años. Pensaba en las cosas que yo mismo hacía con mis amigos a esa edad.

Por primera vez, hice un focus group. Cuando terminamos el primer libro, se lo mostré a mis sobrinos. Les gustó mucho y con eso me quedé un poco más tranquilo de que los habíamos enganchado. Ese lector ideal que me había propuesto lo podía entender.

Tiana: El libro estaba pensado originalmente para que salga en un solo tomo. Se terminó dividiendo por distintas razones. No podemos adelantar tanto, porque todavía está en instancia de un Drive, donde vamos borrando y aportando cosas nuevas. Pero podemos decir que se viene el mundo de las pilas, el de las cacas, el de las bolsas, en los que vamos a poder ver un poco más de la vida de Baret, porque está ahí. También saber más de Magallanes y descubrir por qué tiene una bolsa en la cabeza. Si el lector nos acompaña y nos apoya, posiblemente haya uno más, donde podamos hacer la venganza del Nokia 1100. No sé, veremos.

Con la aventura en el centro de la escena, Baret llega con una narrativa dinámica y sin frenos.

La historieta siempre apuntó a un público infantil, porque la idea había surgido para un concurso de una serie animada. En mi caso, le había dado para leer los primeros capítulos a mis sobrinos, que en ese momento -hace cinco años- eran chiquitos. Ahora que se publicó y son más grandes, me dieron una devolución y unos comentarios totalmente diferentes. Eso me gustó y me sirvió bastante. Mismo con los lectores que van apareciendo ahora y que me van contando qué les pareció la lectura y qué momentos le parecieron más divertidos y cuáles no. Me están ayudando mucho a pensar en el siguiente tomo.

¿Qué importancia encontrás en el poder hablar de ecología y qué rol puede tener la historieta en ese camino?

Ale: Con respecto a lo ecológico, es un tema importante para nosotros pero no es central de la historia. Es como el contexto para generar ese universo y nos interesa poder informar al respecto de un modo divertido, a través de la aventura. Pero el foco está en esto último, en la aventura y en este grupo de amigos . Lo otro es el contexto en que se mueven. Nos pareció una buena excusa para informar y poner en discusión el tema, pero no somos expertos ni vamos mucho más allá, no profundizamos. Eso quedará en cada lector.

Demian Urdin
Demian Urdin
Estudiante de Antropología Social por la Universidad de Buenos Aires, especializado en el estudio de la Historieta Argentina como construcción patrimonial. Ganador de la Beca de Investigación Boris Spivacow II de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la República Argentina en el año 2018, donde analizó los procesos históricos de desarrollo del fanzine de historietas y su incorporación al Archivo de la Historieta y el Humor Gráfico Argentinos de esta misma institución. Ha realizado diferentes investigaciones en clave museológica acerca del trabajo del Museo del Humor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aire. Es, además, columnista para diferentes medios gráficos y radiofónicos argentinos donde indaga en el mundo de la historieta, los cómics, las series, el cine y los videojuegos. Fue co-creador y co-conductor del ciclo de entrevistas “Guion y Dibujo: Diálogos de Historieta”. Actualmente, dirige el proyecto de difusión de la historieta latinoamericana "Grafo: Culturas Dibujadas".

Dejar un comentario

Por favor escribe tu comentario
Por favor ingrese su nombre aquí

Leer artículos similares...