El cómic y la fotografía parecen, de lejos, pero no tanto de cerca, lenguajes similares. Existen ideas sueltas, que resumen y agrupan a estos lenguajes en una misma órbita, reproduciendo análisis ligeros que desconocen la naturaleza distinta de cada una de esta forma de arte. Aunque, los cómics y la fotografía tienen casi la misma edad (Los grabados de Rodolphe Töpffer son contemporáneos con la realización de la primera fotografía de Nicéphore Niepce en 1827) su aparición y desarrollo en paralelo, han ido marcando sobradas diferencias. Si bien la idea y el trabajo de un fotógrafo como reportero gráfico puede hacer pensar que su documentación, al igual que el de un narrador gráfico está en un mismo lugar, tanto la fotografía como los cómics utilizan coordenadas distintas, mientras por un lado (La fotografía) tiende al estatismo, al momento, al instante, al encuadre, la secuencia en los (Los Cómics) deriva más hacia lo narrativo, al movimiento, la integración, y la arquitectura como aspecto de composición en la página. Podría extenderse un camino señalando acumuladas diferencias entre cómic y fotografía, pero ése no es el caso ahora. Más allá de acertar en definiciones, decidimos dar muestra de algunos cómics que han jugado con la fotografía, no solo como inserto pasajero, si no como homenaje próximo y biográfico.
A continuación una serie de cómics que integran fotografías, que cuenta la vida de fotógrafos o que se han servido de la fotografía para darle movilidad a algunas historias.
El fotógrafo, de Guibert, Lefèvre y Lemercier (Sins Entido, Glénat)
La historia es conocida: en los años ochenta, Didier Lefèvre, un fotógrafo francés, decide acompañar a un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en una misión de Pakistán a Afganistán durante la guerra entre los soviéticos y los muyahidines. El viaje le dejó a su regreso a París, una gran cantidad de fotografías, negativos y estáticos que quedaron apartados en un rincón tras publicar una selección mínima de imágenes en las revistas para las que trabajaba, una de ellas el semanario Liberatión. Luego de unos años, Didier coincidió con el autor de cómic Emmanuel Guibert quién le sugirió que el material dejado de lado podría servir para contar una historia. El resultado de muchas conversaciones y la maduración de esa idea es: El fotógrafo, una narración que conjunta las fotografías iniciales con los dibujos de Guibert, dando continuidad narrativa a las fotografías, algo que por sí solas no habrían podido crear. Así la historia contada, es la historia de ése viaje, en los años ochenta a una guerra casi borrada.
La espinaca de Yukiko, Frédéric Boilet
Otro dibujante francés, Frédéric Boilet, en lo que él ha nombrado como «Nouvelle Manga» se vale de referencias fotográficas y apuntes naturalistas, para presentar fondos realistas, o hacer que las viñetas sean por largos instantes la traslación de una película fotográfica. El encuadre fotográfico es la matriz de las narraciones que Boiltet usa para presentar una historia donde las sensaciones dibujadas trasladan la mirada del lector al «realismo fotográfico», a una la ilusión pasajera en la que lo narrado pareciera ser más verídico. El efecto fotográfico es el dispositivo testimonial que Boliet toma para narrar una intimidad.
Robert Capa. Omaha Beach, 6 junio 1944’, de Jean-David Morvan, Séverine Tréfouël y Dominique Bertail
Sin caer en la línea de las biografías gráficas-un género cada vez más extendido- existe: Robert Capa: Omaha Beach, 6 de junio de 1944, un álbum que describe los detalles y la historia sobre una fotografía, y varias fotografías que Endre Ernö Friedman, un reconocido corresponsal gráfico de guerra y fotoperiodista húngaro que cubrió batallas como la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Indochina, entre otras, y que firmaba bajo el seudónimo de Robert Capa. Las fotografías de Capa son parte del testimonio del desembarco aliado que comenzó a poner fin a la Segunda Guerra Mundial. Este libro es la historia de once imágenes, la recreación de esos instantes previos, al instante definitivo, y que gracias al trabajo de Capa pasaron a la historia por ser el único testimonio gráfico de ese movimiento bélico.
‘Cartier-Bresson, Alemania 1945’, de Jean-David Morvan, Séverine Tréfouël y Sylvain Savoia
Una novela gráfica sobre un fotógrafo, sobre uno de los representantes de la prestigiosa agencia Magnum, Cartier Bresson. Noventa páginas de documentación sobre la vida y las decisiones de Bresson. La suma del trabajo de Jean-David Morvan, Severine Trefouel, y el dibujo de Sylvain Savoi logran rendir un homenaje sobrio al fotoperiodismo y a las virtudes de un artista que logró capturar instantes decisivos. Su mecanismo narrativo es el de un diario que sirve como registro y evidencia paralela a la fotografía. El retrato de Bresson se mezcla así, con los datos, la información y el trabajo de documentación que los autores disponen a la mano de lector.
Iguana lady, de Isabel Quintero y Zeke Peña. La fábrica.
La vida de Graciela Iturbide, la sensacional fotógrafa mexicana es recreada en: Iguana lady, una biografía gráfica que va dando cuenta sobre el trabajo, y los linderos de sus fotografías «antropológicas». El libro abarca alrededor de cincuenta años de trabajo de la autora mexicana, mezclando con habilidad fotografías originales y la composición de viñetas alrededor de un atmósfera mágica, al tanto que la belleza de los retratos y paisajes del México interior aparecen a la captura del lente. Sin muchos trucos, el blanco y negro matiza con cuidado la vida y una obra, en este trabajo de Isabel Quintero y Zeke Peña.
La grieta, Carlos Spottorno, Guillermo Abril. Astiberri Ediciones
Después de varios reportajes publicados y de conseguir un World Press Photo por el corto A las puertas de Europa, donde muestran cómo un buque de la Marina italiana rescata a 219 inmigrantes que viajaban en un navío extraviado en el Mediterráneo, el fotógrafo documental Carlos Spottorno y el reportero Guillermo Abril hicieron La grieta: un híbrido entre reportaje fotográfico y novela gráfica. Durante tres años tomaron más de 25.000 fotos de viajes y escribieron 15 cuadernos recorriendo los puntos más álgidos de las fronteras de Europa, para plasmar cómo esta se derrumba. Este documental en viñetas no solo es importante por lo que muestra, sino por el uso directo de la fotografía para hacer un reportaje en cómic.