El arte puede ser cualquier cosa, sea la creación/destrucción de una obra artística o la resignificación de un objeto cotidiano. Así como el urinario (La fuente) de Duchamp desafió el arte a principios del siglo XX, Brecht Vandenbroucke, a través del lenguaje de la narrativa gráfica, reta algunas expresiones del arte, como la pintura o la escultura, y todo lo demás que es o no es arte. En un libro de cómic, llamado White Cube, lo que parece un atrevimiento es una crítica mordaz al arte. Esta pieza de Vandenbroucke se compone de historias gráficas cortas, siempre mudas, las cuales se desarrollan en el escenario del arte entre dos traviesos gemelos.
El libro publicado en 2013 por Bries, una editorial belga, y posteriormente por Fulgencio Pimentel en español y en 2014, por Drawn & Quarterly, fue el primer álbum de cómic de Brecht Vandenbroucke. Este prolífico belga, fuera del cómic, ha realizado ilustración, escultura, pintura y cortometraje, sin embargo, el uso de colores primarios, mediante el uso del acrílico, y el microrrelato gráfico son una constante en el desarrollo de sus trabajos. Adventures of Robert Nothing, Shady B*tch o Narcissus, son evidencias. La selección del título del libro no es una casualidad, pues White Cube es el nombre de una galería de arte contemporáneo, ubicada en Londres, Hong Kong y São Paulo. Por ende, el título es una excusa para parodiar y criticar, mudamente, las galerías de arte.
El Grito de Vandenbroucke.
Con la facilidad del paso de cada página se revelan las ideas de Vandenbroucke, las cuales inducen, inevitablemente, al éxtasis creativo. Allí las palabras no son necesarias, el trazo gráfico delata con contundencia el pensamiento que puso en marcha los relatos: desacralizar el arte. En el desarrollo de los sucesos se invoca, satíricamente, diferentes obras de arte, por ejemplo: el David de Miguel Ángel es intervenido por los gemelos, para resignificar la escultura. Lo mismo pasa con El grito de Munch o el Guernica de Picasso que son irrumpidas por el acrílico de Vandenbroucke. Importa dejar constancia que el autor burla otras manifestaciones del arte como el performance, invocando a la artista serbia Marina Abramović, o la industria de la moda con el abrigo leopardo. En este álbum de cómic la pretensión del arte es sustituida por el humor y el statu quo por una buena dosis de irreverencia.
Ante la tensión de qué se debe exponer en los museos o galerías de arte, los inquietos gemelos asumen el doble rol de curadores y artistas para exhibir sus críticas e ideas en torno al arte, en lugares poco convencionales, como cerca de los contenedores de basura, el parque, la pared, la disco, entre otros. A lo largo de los relatos gráficos, los gemelos tienen un tratamiento cromático característico: azul turquesa y fucsia, dos colores que resaltan con la paleta de colores primarios y secundarios. Además, el autor juega con un símbolo de forma reiterativa, el cual consiste en pintar los dedos pulgares de ambos gemelos hacia arriba cada vez que irrumpen una obra de arte, como sinónimo de aprobación y en representación de un “like”, gesto extraído de las redes sociales.
En términos gráficos, White Cube se inscribe en la tradición franco-belga de historietas, es decir, prevalece la definición exacta de la línea y el fondo plano, sin embargo, en cuanto al contenido, trasciende el entorno realista y se acerca a series humorísticas. Además, la brevedad y dosis de humor en medio de viñetas se adscribe en la génesis de la novela gráfica: la tira cómica. El formato grande del libro, de unos 23 x 31 centímetros, privilegia la sucesión de narraciones y la tapa dura hace justicia a la obra que contiene, ambas características son propias del tipo del libro denominado “álbum europeo”. Algunas ilustraciones de Vandenbroucke alternan la sucesión de relatos, sin afectar el ritmo, las cuales tienen consonancia con las ilustraciones de Joseph Harmon por su aire psicodélico.
Marina Abramovic en White Cube
Por último, el autor plantea en las viñetas finales del libro una dicotomía entre arte y cómic, la cual evita resolver. Sin embargo, las inquietudes sobre dualidad arte/cómic quedan planteadas: ¿Son ambos lenguajes equivalentes o disímiles? ¿El segundo es una cría del primero? ¿Dónde confluyen el arte y el cómic? ¿Se trata de una falsa dicotomía? Sin duda, White Cube es una obra de arte en sí misma que desvela la capacidad del autor para explorar su vocación creativa, en un libro que es una maravilla desde lo estético hasta lo argumental.