El lugar de la infancia

Llueve una lluvia fácil… negligente.
Casi sin desazón. Casi sin ruido…
Y en un sitio del alma… en el olvido
los recuerdos me asaltan de repente.

(Carmelina Soto «Balada del recuerdo»)

En los últimos años, algunos dibujantes de cómic en Colombia, tanto noveles como prolíficos, le han venido apostando a la producción de cómics autobiográficos. Autores con producciones que destacan bastante, gracias a sus propiedades creativas, como al trabajo de difusión de diversos agentes culturales. Autores cuyas creaciones aportan contenidos que se vinculan de forma recurrente con la experiencia vital, es decir que, van preocupándose por narrar los modos de habitar y percibir la ciudad, las transiciones de una etapa a otra, por ejemplo, de la juventud a la adultez, o de la forma como un personaje se relaciona con la familia, los amigos, los colegas y todo lo demás. En fin, son cómics de carácter subjetivo. Dentro de algunas de estas obras, para mencionar algunas colombianas, están presentes el primer libro de Ana María López, Pánico (Rey Naranjo Editores, 2019), Parque del Poblado (Becas de Creación, Alcaldía de Medellín, 2011) de Joni B, la serie de revistas Cuadernos gran jefe de Trucha Frita (Editorial Robot) y Extranjeros en todos lados (La silueta ediciones) de Power Paola y Pablo Besse.

Elefantes en el cuarto, Cohete cómics, (2016) de la dibujante Sindy Infante Saavedra (Sindy Elefante), es otro de los trabajos recientes que se circunscribe también al cómic autobiográfico. En este, su primer libro de cómic, nos narra una historia sobre la vida de Sindy, la narradora-protagonista, cuyas experimentaciones trazarán la búsqueda de su identidad a partir de una serie de sucesos. Sindy, valiéndose de un tono testimonial, inicia la narración por afluentes que discurren de su infancia a su adolescencia y luego, hasta su trasegar de joven universitaria. Construyéndose para sí, una torre cada vez más fortificada de amor propio que, le permitirá ser lo suficientemente audaz para rastrear y transigir los devaneos propios de la vida, siempre envuelta entre pasiones, anhelos, e inabarcables estados psíquicos y emocionales que, afectarán la formación de su identidad y, por tanto, perturbarán la historia misma.

Las cosas y los objetos de Sindy.

Esta historieta se constituye de algunas fracciones que, a modo de viñetas, dan cuenta del discurrir existencial de Sindy, un personaje ágil y valiente, siendo más preciso describirlo a partir de un hecho narrativo, como cuando ella es una adolescente que actúa como si se lanzase de golpe a un mar picado, cuando decide arriesgarse a vivir un amor furtivo y fugaz con una amiga de sus primeros años de adolescencia. También, desde la ingenuidad de sus primeros acercamientos amorosos, con fantasías todavía menos sujetas a la lógica moral, al resolverse, tiempo después, sostener una aventura con un amigo de juegos, y hasta se adentra de nuevo, en otro amor clandestino, vivido brevemente en forma de triángulo amoroso.

Detalle de una de las historias de Sindy.

En este caso, quizá merezca la pena señalar cómo en Elefantes en el cuarto durante sus cuatro capítulos, Sindy, va tomando un objeto distinto y, al hacerlo, mientras lo sujeta, irá evocando ciertos pasajes ya vividos, situados incluso cronológicamente. Como cuando nos cuenta de los regalos de navidad que su madre y su padre les compraban y de cómo ella añoraba los juguetes de su hermano, como también deseaba usar su ropa e incluso competir en los juegos que practicaba, por eso más adelante ella nos muestra su papel destacado en el fútbol, que jugaba inicialmente en el colegio donde estudiaba. Las aventuras de Sindy, aún más, me hacen pensar en autores que escribieron historias cuyos personajes protagonistas eran niños, por nombrar unos pocos, tenemos a Mark Twain con Las aventuras de Tom Sawyer, Charles Dickens con Oliver Twist, y ya en la literatura Latinoamérica por mencionar solo dos, Ribeyro en Los gallinazos sin plumas con Efraín y Enrique, Silvina Ocampo en cuentos como Cielo de claraboyas, en el libro Viaje olvidado, 1937, con su personaje Celestina. Para Silvina Ocampo «la infancia parecía estar separada de la adultez por un hilo muy delgado.»

Respecto a otros recursos gráficos en Elefantes en el cuarto, es notorio el uso de la paleta de colores, (los cuales actúan narrativamente dentro de la historia), es decir, los colores generan efectos sobre los sentimientos y la razón. Así, en la obra, son notables los cambios de color cuando Sindy está en su habitación, desde un tiempo presente, la paleta es policromática, cuyo efecto producido en el lector tiene que ver con la comprensión de la temporalidad del personaje. Así, va alternando, ya en el cambio de las imágenes que se suceden como recordaciones en las que aparecen las tonalidades de grises.

Elefantes en el cuarto es una obra que nos invita a la evocación de nuestra infancia y a los primeros años de nuestra juventud, puntos fijos en la memoria que se hallan colmados de primeros descubrimientos y sensaciones que fueron definiendo en cierta proporción, gran parte de lo que ahora cada quien trae consigo. Con un guion ágil, ligero y conciso, y la aplicación de unos globos sencillos, la composición ayuda a fijar una puntualísima caracterización de Sindy como personaje, algo así como si ella nos invitara a leer algunos fragmentos de su diario íntimo.

Así, este libro es una obra figurada de búsquedas y revelaciones íntimas, de devaneos que se van hilando, hasta darle forma al argumento central que cautiva narrativamente por su claridad, levedad y brevedad.

Elefantes en el cuarto de Sindy Elefante – Cohete Cómics

Elefantes en el cuarto

Sindy Elefante

Cohete cómics

2016

108 páginas

*Disponible en librerías y en formato digital en AmazonGoogle Books y otras plataformas.

 

María del Mar Ospina Acosta
María del Mar Ospina Acosta
Lic. de español y literatura y Mag. de literatura. A finalesde 2019 nace su proyecto creativo Kulta Editora. Ha publicado los libros La búsqueda infructuosa (2009). Bolaño cuentista: finales inconclusos en una literatura sin límites (2011), Digresiones (Caza de libros, 2015), La liebre llameante (Volcán Ediciones, 2017), y Ventrílocuos bajo el sol (2018).

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