El informe de Brodeck

La oscilación entre la huida y el retorno es una de las rutas que ha dibujado Manu Larcenet en su narrativa gráfica. Esa vacilación se hace visible y va tomando forma desde la serie El retorno a la tierra, mientras se confirma —todavía con humor— en Los combates cotidianos, hasta llegar a Blast su obra con mayor riesgo, donde diluye el matiz y las intenciones no explícitas sobre la violencia, y se establece como eje central y perceptible en su obra. Los dibujos de Larcenet vistos así, son los vestigios de un animal (el humano) que se funde con su naturaleza para presenciar los rasgos inevitables de su estancia violenta en el mundo.

En El informe de Brodeck (editado por Norma al español), uno de sus últimos trabajos, Larcenet consuma esas intenciones políticas, pero ya sin dilaciones, se concreta el paso que Polza Manzini había hecho en Blast y sus tesis sobre la violencia, cobran forma explícita gracias a la adaptación de ese espectro narrativo que había hecho Philipe Claudel en la novela del mismo nombre que ganó el premio Gouncurt en 2007. La distancia en páginas es un poco menor de lo hecho en Blast, pero el efecto es igual de contundente, incluso está un escalón arriba. Si en Blast había hecho una inmersión personal en las profundidades del alma humana, en El informe Brodeck, con otras libertades, hace un análisis en el cual la multitud tiene una capacidad para hundirse en el horror ante la llegada del otro, o en la confrontación con el arte.

El paisaje dibujado por Larcenet.

Brodeck, un hombre que sobrevivió a un campo de exterminio, es el encargado de redactar un informe sobre un asesinato colectivo cometido en una aldea germana, la víctima ha sido Der Anderer (El otro), un pintor que llegó a la comunidad, convirtiéndose, sin razón aparente, en una amenaza. Con este encargo, Brodeck, es empujado a retroceder en el hilo de la historia, a comprender cómo el terror se desliza hacia nosotros, nos penetra por todos los poros, y cómo somos peores que los cerdos insaciables mientras nos consume una violencia indescriptible. Para ello, los acontecimientos y la verificación del informe entran en tensión, mientras Larcenet (Brodeck) le da forma al testimonio. El miedo, las culpas y la naturaleza humana son expuestas en la narración gráfica fundida en un ambiente animal. La comunidad espera al final que el informe cobre materialidad para que los “entiendan y los perdonen” o los absuelvan de toda responsabilidad.

Pareciera además que Manu Larcenet, con este trabajo y el hecho en Blast, tuviese una consonancia estética reconocible con Gipi, autor de La tierra de los hijos y Apuntes para una historia de la guerra. El trabajo de ambos es un espacio de contención, un agujero donde exploran, cada uno a su estilo, la profundidad de la mente criminal, los peligros tribales, la locura y la violencia. En sus dibujos está el ruido de fondo que sugiere un futuro contaminado por el exceso y la amenaza constante.

 

Detalle de página del «Informe de Brodeck».

En su versión francesa, este informe apareció primero en dos tomos, que en la versión al español de Norma se integran: El otro y lo indecible. Ambos capítulos, con títulos sugerentes y que —sin ser la intención explícita— podrían verse como el síntoma y las consecuencias de los próximos días en una aldea global que se siente amenazada por todo aquello que es diferente (El otro) y va censurando, borrando, quitando, suprimiendo a su paso todo aquello que no debe conocerse, lo que debe ser vetado, negado (Lo indecible). Ambos estados como metáfora dual de los últimos días.

En este trabajo de Larcenet, el intenso blanco sobre negro se vuelve opresivo a medida que la lectura se va dibujando, y la nieve rasga y el frío quema en medio de la belleza de los paisajes y los retratos de animales. Una intención que abruma, que mutila cualquier paso condescendiente respecto a lo contado por Brodeck, Larcenet, así, parece un heredero natural de Bresccia, depostiando intensidad y fuerza emocional a la página intervenida por la tinta. Además de esto, para crear este artefacto, pasado por la ocupación militar, las violaciones y las heridas que dejó la violencia, Manu Larcenet ha realizado un trabajo de documentación, ha dado un repaso por libros de anatomía, ha usado a Cézane, a Caravagio, a Rembrandt como base de su narración.

No ha sido esta adaptación una simple emulación anecdótica de la obra de Claudel. Ni si quiera Larcenet resume aspectos reconocibles: él ha tomado el relato original como punto de partida para continuar con sus obsesiones artísticas, las de un pintor, las del dibujante de cómic que retrata lo que el mundo trata de esconder en el vértigo y la aceleración que consume la pangea, que ha puesto sus ojos en todo lo que brilla y es filtrado en un lente de cámara, para hablar otra vez sobre las consecuencias que derivan de la oposición entre violencia e ignorancia, arte y cultura, y mostrarle al público las que trae esa ignorancia que desea quemarlo y borrar lo que no se quiere escuchar.

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Mario Cárdenas
Mario Cárdenas
Estudió literatura en la Universidad del Quindío. Ha escrito en diferentes medios sobre cómic y literatura. En sus ratos libres se dedica a tomarle fotos a "Caldera" su Bull terrier.
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