El futuro no es más que un palimpsesto de Akira. Todas las transformaciones del manga, creado por Katsuhiro Otomo, tienen una razón de base: en las más de dos mil páginas que lo componen hay una visión estética profunda, contundente, llevada al límite en la primera pieza audiovisual.
Más allá de su argumento, al que vale la pena adentrarse, se puede trazar una clara radiografía sobre la gran influencia de Akira. Y es que el clásico japonés, además de recibir el reconocimiento en los primeros años de su producción, es la raíz de varias tendencias en el diseño, la arquitectura y la moda desde su adaptación al largometraje.
Arquitectura
Neo-Tokio es una ciudad pos apocalíptica. Se vive en un futuro distópico. Es la posguerra de la tercera guerra mundial. Hay crisis económica, sobrepoblación, corrupción. No hay espacio para un conflicto más. Después de que los rascacielos de Tokio arden con ira, una nueva ciudad se levanta con los valores destruidos. Hay espacio para pocos.
La Neo-Tokio es una isla que crece hacia arriba, sin límite. Llena de rascacielos que se compactan en una isla artificial, constantemente vigilada por los militares desde lo más profundo de la ciudad. Mientras tanto, arriba todo es cosmopolita. Leds de luces dibujan cada edificio. De la antigua Tokio no quedan sino las secuelas y rastros de los marginados que viven una vida precaria, al otro lado, cuando se cruzan los puentes que las unen.
Tanto en el comic como como en la película cada aspecto arquitectónico está desarrollado de manera excepcional. Cada trazo está llevado con el máximo detalle, logrando consolidarse como un modelo a seguir por la mayoría de dibujantes de comics, en la forma de hacer animación y, sobre todo, en la manera de imaginarse el urbanismo futurista.
Diseño
Un antes y un después se marcó en el diseño, cuando en medio de la oscuridad de una ciudad aparece un joven en una motocicleta. Casi que solo bastó esa imagen para generar todo un fenómeno de culto en el cual se inspirarían generaciones posteriores. Después de todo, si la estética de Akira cambió la manera en la que se contemplaba el género de ciencia ficción, revolucionó también la forma de hacer y de ver la animación. Nada nunca más fue igual en el diseño visual después de Akira.
No solo la moto roja de Kaneda trascendió hasta nuestros días desde Ghost in the Shell, Astro boy, pasando por Blade Runner, hasta Kill Bill y Matrix. El «rojo Akira» se estableció junto a otros 50 nuevos colores que se crearon después del nivel de detalle conseguido en cada fotograma.
Pero Akira también se nutre de los mejores para dar vida a la historia. Desde el sonido de la moto de Kaneda, que es una combinación del motor de una Harley-Davidson de 1929, hasta los rastros de Metropolis de Fritz Lang y 2001: una odisea en el espacio de Stanley Kubrick cuando Tetsuo viaja hasta el sátelite. Todo se contiene en Akira y se desprende de él.
Moda
En medio de todo el caos de la ciudad futurista que se retrata, los protagonistas de Akira pueden equipar sus motocicletas con alta tecnología y comprar ropa de moda producida por esa misma sociedad decadente. Shotaro Kaneda y Tetsuo Shima sobreviven a la explosión nuclear y buscan al niño que hace 30 años logró destruir Japón con sus poderes psíquicos.
Kaneda, líder de los moteros, viste una chaqueta roja, que posteriormente se hizo famosa y trascendió hasta nuestros días en el ámbito indumentario. Algunas marcas como Loewe se han inspirado en Akira para hacer algunas de sus colecciones de ropa. Supreme lanzó una colección de dibujos inspirados en el manga original y Undercover se decidió por vender la misma chaqueta de Kaneda.
La chaqueta roja de Kaneda sigue siendo un referente no solo en la indumentaria, sino también en el diseño de arte de varias películas, y es, incluso, la inspiración para varios dibujantes de cómic contemporáneos. Sin duda, después de tres décadas Akira, la obra maestra de Katsuhiro Otomo, sigue estando presente.