Últimamente se han popularizado las biografías de escritores de literatura en versión cómic. El trabajo del escritor y guionista Óscar Pantoja da buena muestra de ello con sus variadas adaptaciones biográficas de escritores latinoamericanos famosos. Uno de los primeros trabajos de Pantoja, en esta línea, fue Gabo: Memorias de una vida mágica, realizado junto a los ilustradores Miguel Bustos, Tatiana Córdoba, Felipe Camargo Rojas y Julián Naranjo, una “Novela Gráfica” que cuenta la vida del ilustre hijo de Aracataca narrada por tres voces, la voz del narrador, la voz narrativa de su novela más representativa Cien años de soledad y la voz de los personajes que rodean y pueblan la vida del Nobel. Esta obra, dividida en cuatro partes e hilada por el trazo de un ilustrador diferente por capítulo, poco aporta al universo macondiano y a su creador. Esta biografía gráfica es más cercana a una cartilla colegial con sus colores planos y poco atractivos, que a una obra llamativa del cómic. A este primer libro le siguió la vida en cómic del mexicano Juan Rulfo, autor de los legendarios libros Pedro Páramo y El Llano en llamas, en esta “Novela Gráfica”, Rulfo: una vida gráfica, realizada junto al ya citado ilustrador Felipe Camargo, Pantoja muestra un lado más oscuro e interesante que lo expuesto en Gabo, compenetrándose con el ilustrador, quien a través de los tonos sepia que recorren toda la obra, logra una expresividad y aridez espectral en la construcción de las viñetas y la caracterización de los personajes que van de la mano con el universo propuesto por Rulfo.
Representación de la escritura de Borges.
En otro de sus libros que completan esta serie de biografías gráficas, Pantoja bordea los laberintos del escritor argentino Jorge Luis Borges para firmar junto al ilustrador Nicolás Castell, Borges: El laberinto infinito. El libro dividido en diez pequeños capítulos, simula los relatos del autor, a modo de retazos breves relativamente entrelazados entre sí, donde Borges es retratado a través del tiempo con un juego narrativo donde los fragmentos de su vida se intercalan unos con otros-.Leyendo las primeras páginas de este cómic pasamos por los días de su juventud junto a su enamorada, la también escritora Norah Lange (quien será su Beatriz, su amor platónico, cuando se rinda de afecto por la Divina Comedia de Dante) quien terminará entregada a los brazos de otro escritor. En este caso la perfecta antítesis borgiana, el escritor Oliverio Girondo.
Secuencia de un sueño de Borges.
En el libro además apreciamos a Borges en su infancia fascinado ante la biblioteca de su padre, algo que lo marcará para toda la vida, todo esto narrado a través del dibujo de Nicolás Castell y una planificación de viñetas suave, cálida, sencilla pero efectiva en comunicar los sentimientos y las sensaciones. Todas las obsesiones borgianas están presentes a lo largo del cómic: Los libros, los espejos, los tigres, el doble, la pampa, el heroísmo gaucho o la ceguera como queda registrado en el episodio con fecha de 1954, Un singular atardecer, donde despierta ya sin poder ver y asistimos conmovidos a la ayuda que le presta su madre para salir a caminar.
La biblioteca de Borges.
Esta biografía gráfica nos muestra, además una versión posible del proceso que Borges usó para crear relatos como El Aleph, ( un punto desde el cual se puede ver todo el universo simultáneamente) y así mismo nos lleva a sumergirnos en experiencias oníricas como en el episodio “el sueño” de 1934 donde Borges se materializa en un espacio donde se encuentra con relatos como La casa de Asterión, El inmortal (atraviesa un desierto acompañado de un troglodita al que nombra Argos para luego darse cuenta que es el mismísimo Homero), Funes el memorioso (quien yace sentado ante la grandiosidad e infinitud de la biblioteca de babel) o La biblioteca de babel (donde lectores infatigables anhelan encontrar en libros apilados en los estantes, a Dios en una palabra) se conectan entre sí y crean todo un relato de surrealismo fantástico.
El Borges que se nos muestra en esta versión gráfica es un Borges vulnerable y humano que, incluso, perturbado por la idea de perder a su enamorada decide en cierto momento quitarse la vida en el capítulo El hotel en Adrogué, un momento quizás ignorado por la mayoría de lectores de la obra borgesiana.
Este es un cómic de fácil lectura, sin complejidad narrativa. Un libro sugestivo, evocador y agradable que estimula tanto por lo que muestra como por sus silencios. Es probable que al pasar sus páginas nos encontremos al venerable ciego argentino devorador de libros paseándose por los pasillos de su biblioteca infinita, su paraíso personal, con una sonrisa en los labios. Este cómic, como Rulfo y Gabo, funcionan sobre todo como una invitación, un abrebocas para adentrarnos en las obras literarias de estos escritores y conocerlos mejor. Son biografías cortas, obras didácticas para nada ambiciosas que podrían ser más atrevidas empleando la vasta capacidad expresiva y riqueza visual que tiene el cómic.
Borges, El Laberinto Infinito
Guion Óscar Pantoja
Dibujo Nicolás Castell
156 páginas
2017