¿Cuántas historias siguen allí existiendo entre los muros de cada casa, entre las “viseras” de cada ser? Soy fiel creyente que aquello que se lee cala en el interior del ser, consolidando creencias o generando unas nuevas y así al sumergirme en Diario en historietas de la pandemia de Revista Blast, mi cuerpo se llena de una satisfacción al releer, en la versión de alguien más, un día de mi vida; ver entre viñetas las dudas, inseguridades, miedos y tantas emociones que se fueron multiplicando con el pasar de los días, junto a posibles respuestas a preguntas jamás hechas, viajes y acuerdos internos o compromisos con uno mismo.
Siempre he tenido un gusto particular por el género de fantasía y ciencia ficción, buscando en aquellas tramas un poco de adrenalina o algo fuera de lo normal. Pero con el confinamiento más de uno fue invitado a observar aquello que se suele dejar de largo, uno mismo, estar tal vez en familia, en compañía solo o lleno de plantas. Esta nueva «normalidad» dejo ver que se nos olvidó convivir con todo lo que alguna vez fue el mundo y al crecer solo se volvieron recuerdos.

Cuando inició la contingencia, no creí que fuera tan real, aunque con las noticias, regulaciones y protocolos de bioseguridad poco a poco la imaginación empezó a hilar un argumento: Esta es la posible trama de una película de Hollywood, pero de una locación que está alejada de los sucesos más «explosivos» y aquí todo ocurre en cámara lenta, así sentí que este año fue sacado de la ficción de la pantalla grande. Ahora al leer la «historieta » me acuerdo de una frase «eres protagonista de tu propia historia » entonces ¿Por qué dejarla guardada? Creo que cada vez que leo un poco de historietas y demás formas gráficas de representar el mundo, más orientado a la vida diaria, repasar entre dibujos esas historias que a todos nos pasan pero no se cuentan con tanta frecuencia.

Como una lectora principiante en esto de la historieta, me fascinó conocer nuevas experiencias en unos cuantos metros cuadrados presentadas en una secuencia de historias desde la cotidianidad de una nueva modalidad de vida. Aunque no conozco los dibujantes y artistas de estas historias, desconozco su antes y lo que ahora es de ellos; aún así en tres hojas me invitaron a pasar a contemplar su versión de mundo, su casa en cuarentena, las preocupaciones y dramas que se vivían allí. Donde más allá de la historia se podría leer con el color, el trazo, la técnica o estilo gráfico, el humor, las viñetas, personajes y demás posibilidades que se contemplan en cada hoja.

Es así como: Hábitos, Plantas de sol y sombra, Acojonavirus, Diario de cuarentena, Afuera, adentro y más adentro, Muérete ya, Tránsito en confinamiento… son historias que en su manera de ser narradas atraparon mi atención, me llevaron a ver mi casa, mi rutina, el diario, los miedos, las reflexiones, el vacío, hasta mis proyecciones; porque la casa puede ser tan grande o tan pequeña como las posibilidades se presenten. Es así que al final, este Diario en historietas de la cuarentena me atrapó por lo humano, frágil y real de las historias.